Encender el televisor, abrir las páginas de un periódico o leer las últimas noticias en Internet son actos cotidianos para gran parte de los ciudadanos. Lo que por desgracia no es tan cotidiano es hacerlo con una mínima capacidad de análisis critico e intentar que nuestro cerebro no sea un mero vertedero de datos, que no siempre son tratados con seriedad y a menudo están abiertamente manipulados.
Esta visión crítica que consiste simplemente en intentar filtrar las noticias a través del menos común de los sentidos, el sentido común, puede darnos tres resultados básicos.
1) Los acontecimientos ofrecidos por los medios de información nos parecen ciertos y la interpretación que se hace de los mismos nos parece correcta.
2) A la luz de los acontecimientos las conclusiones que se nos ofrecen sencillamente no terminan de encajar, con lo que podemos deducir que o bien se nos están omitiendo datos o bien se están falseando las conclusiones (posiblemente ambas cosas). No terminamos de ser capaces de acertar con lo que verdaderamente está pasando, pero sí sabemos algo: no conocemos toda la verdad.
3) Es muy similar a la numero dos, pero en este caso sí somos capaces de intuir lo que verdaderamente ocurre y podemos elaborar una teoría que explica los acontecimientos de forma bastante más plausible que la versión que ofrecen los medios de comunicación.
En lo referente a los recientes acontecimientos acaecidos en el Túnez y Egipto tengo que confesar que me encuentro en el supuesto numero dos. No, no sé lo que está pasando, pero la versión oficial chirría por todas partes, permítanme que me explique.
Hasta hace dos días como quien dice, se nos vendía que Túnez y Egipto eran los dos países mas prooccidentales y más estables de la región. Eran dos de los pocos aliados mínimamente fiables que los países occidentales teníamos en la zona.
Túnez se nos presentaba como un país muy seguro y sin duda lo era. Se nos animaba a hacer turismo en él y no pocos europeos lo hemos visitado. Su gobierno se nos describía como cuasi occidental, un gobierno laico a pesar de ser un país mayoritariamente musulmán. La integración de la mujer en todos los campos era más que respetable (recordemos que en las Universidades de Túnez había más mujeres que hombres) y como anécdota les contaré que a mi llegada a Túnez al mando de los policías de aduanas que revisaban la documentación se encontraba una mujer.
Veamos un par de datos más que sin ser trascendentes nos darán una idea de la tolerancia de Túnez, máxime si la comparamos con otros países islámicos, ¿Sabía usted que en Túnez se celebra la fiesta de la vendimia y tiene una producción de vino nada despreciable? Vino que lógicamente los tunecinos consumen con cierta normalidad. Lo mismo ocurre con la cerveza, existen varias marcas locales que se pueden encontrar en cualquier bar o restaurante tunecino y todo esto en un país mayoritariamente islámico, religión que restringe el consumo de alcohol y supedita la mujer al hombre.
En definitiva, el recién derrocado gobierno tunecino habrá cometido errores económicos (sinceramente lo desconozco) pero es indiscutible que durante décadas ha ayudado a alumbrar una sociedad infinitamente más tolerante, liberal y de pensamiento más prooccidental que la existente en la mayoría de los países de su entorno.
¿Cómo es posible pues que los medios de comunicación estén jaleando el derrumbamiento de los dos gobiernos que durante décadas han sido los más estables, los más moderados y nuestros mejores aliados en la toda esta zona del mundo?
Reconocerán que lanzar las campanas al vuelo por la pérdida de nuestros principales aliados es cuando menos extraño, y que la caída de los dos gobiernos que más estabilidad ofrecen en una zona que es un auténtico polvorín lo es todavía más.
No acabo de ver la jugada, pero algo huele mal en todo esto, da la impresión de que alguien se está tomando la molestia de desestabilizar la zona y no termino de ver claro la finalidad.
Pero la caída del gobierno tunecino y los intentos que se están haciendo para que le siga el gobierno egipcio, lejos de despertar la alegría con que las televisiones nos lo están presentando, me parece altamente preocupante.
En Túnez el occidental era bien recibido, en Túnez la mujer goza de mejor situación que en cualquier país árabe, Túnez tiene un gobierno laico en un entorno de fanatismo religioso, Túnez limita a tres el número de hijos y no supone una bomba demográfica que amenace Europa. Los tunecinos tienen el nivel de educación más alto de toda África, el cuarenta por ciento de los abogados y jueces de Túnez son mujeres, Túnez tiene abolida la poligamia, entonces...
¡Alguien puede explicarme qué alimenta la sonrisa idiota de las presentadoras del telediario cuando cuentan alborozadas que su gobierno ha caído!
Para colmo de males y para terminar de intranquilizarme hoy me encuentro en la red una noticia que parece no interesar a la mayoría de los medios de comunicación.
Libia acusa al Mossad y a Marruecos de estar detrás de las revueltas de Túnez. (Gaddafi advirtió al pueblo tunecino de no dejarse “manipular” por iniciativas occidentales).
Algunos medios de comunicación (por supuesto no los españoles) también han destacado la Preocupación en Túnez por posibles injerencias de Estados Unidos.
Sin duda algo huele a podrido en esta historia.
Esta visión crítica que consiste simplemente en intentar filtrar las noticias a través del menos común de los sentidos, el sentido común, puede darnos tres resultados básicos.
1) Los acontecimientos ofrecidos por los medios de información nos parecen ciertos y la interpretación que se hace de los mismos nos parece correcta.
2) A la luz de los acontecimientos las conclusiones que se nos ofrecen sencillamente no terminan de encajar, con lo que podemos deducir que o bien se nos están omitiendo datos o bien se están falseando las conclusiones (posiblemente ambas cosas). No terminamos de ser capaces de acertar con lo que verdaderamente está pasando, pero sí sabemos algo: no conocemos toda la verdad.
3) Es muy similar a la numero dos, pero en este caso sí somos capaces de intuir lo que verdaderamente ocurre y podemos elaborar una teoría que explica los acontecimientos de forma bastante más plausible que la versión que ofrecen los medios de comunicación.
En lo referente a los recientes acontecimientos acaecidos en el Túnez y Egipto tengo que confesar que me encuentro en el supuesto numero dos. No, no sé lo que está pasando, pero la versión oficial chirría por todas partes, permítanme que me explique.
Hasta hace dos días como quien dice, se nos vendía que Túnez y Egipto eran los dos países mas prooccidentales y más estables de la región. Eran dos de los pocos aliados mínimamente fiables que los países occidentales teníamos en la zona.
Túnez se nos presentaba como un país muy seguro y sin duda lo era. Se nos animaba a hacer turismo en él y no pocos europeos lo hemos visitado. Su gobierno se nos describía como cuasi occidental, un gobierno laico a pesar de ser un país mayoritariamente musulmán. La integración de la mujer en todos los campos era más que respetable (recordemos que en las Universidades de Túnez había más mujeres que hombres) y como anécdota les contaré que a mi llegada a Túnez al mando de los policías de aduanas que revisaban la documentación se encontraba una mujer.
Veamos un par de datos más que sin ser trascendentes nos darán una idea de la tolerancia de Túnez, máxime si la comparamos con otros países islámicos, ¿Sabía usted que en Túnez se celebra la fiesta de la vendimia y tiene una producción de vino nada despreciable? Vino que lógicamente los tunecinos consumen con cierta normalidad. Lo mismo ocurre con la cerveza, existen varias marcas locales que se pueden encontrar en cualquier bar o restaurante tunecino y todo esto en un país mayoritariamente islámico, religión que restringe el consumo de alcohol y supedita la mujer al hombre.
En definitiva, el recién derrocado gobierno tunecino habrá cometido errores económicos (sinceramente lo desconozco) pero es indiscutible que durante décadas ha ayudado a alumbrar una sociedad infinitamente más tolerante, liberal y de pensamiento más prooccidental que la existente en la mayoría de los países de su entorno.
¿Cómo es posible pues que los medios de comunicación estén jaleando el derrumbamiento de los dos gobiernos que durante décadas han sido los más estables, los más moderados y nuestros mejores aliados en la toda esta zona del mundo?
Reconocerán que lanzar las campanas al vuelo por la pérdida de nuestros principales aliados es cuando menos extraño, y que la caída de los dos gobiernos que más estabilidad ofrecen en una zona que es un auténtico polvorín lo es todavía más.
No acabo de ver la jugada, pero algo huele mal en todo esto, da la impresión de que alguien se está tomando la molestia de desestabilizar la zona y no termino de ver claro la finalidad.
Pero la caída del gobierno tunecino y los intentos que se están haciendo para que le siga el gobierno egipcio, lejos de despertar la alegría con que las televisiones nos lo están presentando, me parece altamente preocupante.
En Túnez el occidental era bien recibido, en Túnez la mujer goza de mejor situación que en cualquier país árabe, Túnez tiene un gobierno laico en un entorno de fanatismo religioso, Túnez limita a tres el número de hijos y no supone una bomba demográfica que amenace Europa. Los tunecinos tienen el nivel de educación más alto de toda África, el cuarenta por ciento de los abogados y jueces de Túnez son mujeres, Túnez tiene abolida la poligamia, entonces...
¡Alguien puede explicarme qué alimenta la sonrisa idiota de las presentadoras del telediario cuando cuentan alborozadas que su gobierno ha caído!
Para colmo de males y para terminar de intranquilizarme hoy me encuentro en la red una noticia que parece no interesar a la mayoría de los medios de comunicación.
Libia acusa al Mossad y a Marruecos de estar detrás de las revueltas de Túnez. (Gaddafi advirtió al pueblo tunecino de no dejarse “manipular” por iniciativas occidentales).
Algunos medios de comunicación (por supuesto no los españoles) también han destacado la Preocupación en Túnez por posibles injerencias de Estados Unidos.
Sin duda algo huele a podrido en esta historia.