La herencia humana no se continuaba porque uno se hiciera oir, sino por el hecho de permanecer cuerdo. Volvió a la mesa, mojó en tinta su pluma y escribió: Para el futuro o para el pasado, para la época en la que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios... Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho. George Orwell (1984)
miércoles, 25 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
Jean-Herold Paquis
Durante la primera mitad del siglo XX la radio se convirtió en la forma de periodismo más influyente en Europa. Cada vez más hogares contaban con un receptor de radio y por primera vez tanto los discursos de los políticos como las opiniones de los más afamados periodistas podían escucharse en los hogares europeos.
Los periodistas radiofónicos llegaron a gozar de una popularidad y unos índices de audiencia desconocidos hasta entonces, su capacidad para difundir y formar opinión era inmensa. Lógicamente esta forma de periodismo no estuvo exenta del compromiso político de sus protagonistas; cuando tras la contienda europea se produjo la depuración de los intelectuales los periodistas radiofónicos no se vieron exentos de persecución por la incorrección política de sus opiniones.
Hoy me gustaría hablar de uno de esos intelectuales y periodistas que escogieron las ondas para ejercer su oficio. Se trata de Jean-Herold Paquis, nacido en Arcos (Vosgos) el cuatro de febrero de 1912. Dio sus primeros pasos en el periodismo radiofónico como reportero de la emisora católica “Elegir” dejando claras desde el comienzo sus opiniones políticas. La popularidad y la madurez profesional le llegarán durante la Guerra Civil española. Abierto partidario del bando nacional se hará cargo de las retrasmisiones para Francia desde Radio Zaragoza, donde fundó la Asociación de Amigos de Radio Zaragoza que llegó a contar con dieciocho mil miembros.
Aunque no se suela recordar, la extrema derecha francesa apoyó activamente al bando nacional. Se formó una unidad que recibiría el nombre de Bandera Juana de Arco que acogería también a voluntarios francófonos de otras nacionalidades, como suizos y belgas. Además los partidarios del bando nacional en Francia informaban sobre los convoys de material y de voluntarios para la España republicana, contra los que a menudo atentaban -en 1937 se atribuyeron a la extrema derecha francesa unos veinte ataques, perpetrados principalmente en el sur de Francia, contra fuentes de avituallamiento destinadas a los republicanos españoles-. Además consiguieron que la Francia republicana terminara por aceptar el reconocimiento de la España nacionalista y sin duda ese fue su mayor triunfo.
Emblema de la Bandera Jeanne d'Arc
Estos franceses formaban parte de los miles de voluntarios internacionales que nadie parece recordar hoy. Se trata de aquellos voluntarios que eligieron luchar bajo las órdenes del General Franco, en la creencia de que tenía el deber de socorrer a una nación en peligro (España) y de defender la civilización occidental: irlandeses como los hombres de Eoin O’Duffy o portugueses (que serían conocidos en España como “los Viriatos”), rusos blancos, norteamericanos, rumanos, ingleses, también sudamericanos, nórdicos… hombres de multitud de nacionalidades que vinieron a luchar en lo que consideraron como “una cruzada anticomunista y católica”.
Es en esta contienda cuando Jean-Herold Paquis se encuentra por primera vez con el mariscal Pétain, que ejercía de Embajador de Francia en España. Unos años más tarde, cuando el mariscal sea jefe de Estado de la Francia de Vichy, Jean-Herold Paquis será uno de sus más duros críticos desde Radio París.
Y aquí se hace imprescindible hacer un pequeño repaso de la historia, esa parte de la historia que suele olvidarse con demasiada facilidad y que ayudará a entender la actuación y posiciones defendidas por Jean-Herold Paquis, de modo que puedan ustedes juzgar si mereció el final que el destino le tenía preparado.
Tras la derrota de 1940 y la firma del armisticio con Alemania su postura va haciéndose cada vez más anglófoba. Jean-Herold Paquis cree, en comunión con otros muchos franceses, que Inglaterra había arrastrado a Francia a una guerra que no deseaba, así lo expresaron entre otros los comunistas -que llegarán a ser ilegalizados por sus constantes y abiertos llamamientos a la deserción y al sabotaje de la defensa nacional, algo que, por cierto, no les impedirá ejecutar a miles de personas tras la contienda acusadas de traición y colaboración con el enemigo-.
Recordemos que Francia había perdido en la Primera Guerra Mundial a 1.400.000 de sus hijos, el 10,5% de la población masculina adulta, mientras que los británicos habían tenido 600.000 bajas y los norteamericanos sólo 125.000. Por si esto fuera poco el territorio francés quedó totalmente devastado, especialmente en el norte, mientras que sus aliados mantenían sus territorios intactos; sin embargo el reparto de los despojos coloniales alemanes y otomanos benefició claramente a Inglaterra, mientras que Norteamérica hizo su agosto con la venta de materias primas, armamento y préstamos a sus aliados.
En definitiva el clima general en Francia era de total oposición a entrar en un nuevo conflicto. Los franceses creían que no podían perimirse otra victoria como aquella, y se preguntaban si había que volver a sacrificar a toda una generación para mantener un orden, el de Versalles, que era manifiestamente injusto.
A pesar de todo Inglaterra consiguió hábilmente enredar a Francia en la guerra contra Alemania. Para empeorar las cosas una vez comenzada la contienda, la noticia de que los británicos huían en estampida a través de Dunkerke provocó una ola de indignación entre muchos patriotas franceses que se sintieron burlados y traicionados (faltaban aun algunos años de tergiversación histórica y propaganda para que aquella cobarde y traicionera huida fuera elevada al nivel de heroica hazaña y genialidad estratégica).
Finalmente Francia, derrotada en una guerra que nunca quiso y abandonada a su suerte por el aliado que la animó a entrar en el conflicto, firmó el armisticio con Alemania en junio de 1940 y como recordaría el propio De Gaulle en sus memorias "ni una sola figura pública elevó su voz para condenar el armisticio".
Por si el clima anti británico no estaba suficientemente caldeado, entre el 4 y el 8 de julio en Mers el-Kebir, la armada francesa fue atacada y hundida por los británicos. Mil trescientos marinos franceses encontrarían la muerte en este acto de traición de sus ex aliados. Numerosas naves francesas situadas en puertos británicos fueron también asaltadas por comandos, causando algunas bajas y generando un indisimulado clima de odio antibritánico entre la población francesa.
No satisfechos aun, en septiembre los británicos atacan Dakar donde, por motivos estratégicos, se encuentran almacenadas las reservas de oro del Banco de Francia y del Gobierno de Polonia en el exilio. Pero en esta ocasión los soldados franceses no están desprevenidos, conocen lo ocurrido en Mers el-Kebir y el ataque es repelido con determinación tras una dura batalla. El número de bajas es desconocido pero sin duda fue elevado pues, a pesar de su victoria, las tropas fieles al mariscal perdieron un destructor y dos submarinos. A los marinos muertos en estas naves habría que añadir los muertos entre las tropas terrestres... La situación de facto era que había estallado una guerra entre Francia y su antigua aliada, Inglaterra, que tendría su continuidad en múltiples escenarios: África Ecuatorial Francesa entre septiembre y noviembre del mismo año, en Siria entre mayo y junio de 1941 y que continuaría hasta el final del conflicto, Madagascar, Túnez, etc.
Añadamos por último los bombardeos sobre objetivos civiles en territorio francés que comenzaron el tres de marzo de 1942. La Real Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force o RAF) bombardeó París masivamente matando a 623 franceses e hiriendo a otros 1.500. A partir de entonces la actividad aérea aumentó sobre suelo francés. En cuanto la población veía a Pétain visitando un lugar destruido por los aviones, las personas solían abuchear “muerte a los ingleses”.
El peor año en lo referente a bombardeos fue 1944, ya por esas fechas murieron millares de franceses por culpa de las bombas anglo norteamericanas. Los Estados Unidos y Gran Bretaña masacraron a 870 personas en Saint-Etienne, 850 en París, 850 en Rouen, 600 en Lyon, 550 en Lille, 480 en Cambrai, 380 en Aviñón, 345 en Nantes, 300 en Chambery, 275 en Orleans, 260 en Nimes, 220 en Angers y 133 en Tours. El total de tal masacre aérea en la primera mitad de 1944 fue de 7.000 muertos y 10.000 heridos; más de 120.000 personas se quedaron sin hogar y se destruyeron 12 iglesias, 11 hospitales y 35 escuelas y guarderías.
Murieron más civiles franceses bajo las bombas de sus "aliados" angloamericanos que ingleses por los bombardeos alemanes.
Frente a todos estos ataques la política del mariscal Pétain siempre fue la defensa, nuca tomo iniciativas para atacar a los británicos que estaban machacando a la Francia libre, salvo en un par de ocasiones.
- Tras la batalla de Mers el-Kebir, Pétain ordenó el bombardeo de la base inglesa de Gibraltar. El 18 de Julio de 1940 una escuadrilla de 74 aviones franceses bombardeó Gibraltar provocando algunos incendios y daños menores.
- Tras el ataque a Dakar el mariscal Pétain solicitó a la Fuerza Aérea de de Vichy (Armée de l’Air de Vichy) efectuar un bombardeo a lo grande contra Gibraltar empleando grandes concentraciones de aviones. La noche del 24 de Septiembre de 1940 una gran fuerza aérea de 83 aviones, todos ellos bombarderos Lioré-el-Olivier Leo 45, despegó de las bases de Mediouna, Meknes y Port-Lyautey en Marruecos, y Orán y Tafaroui en Argelia. Una vez sobre el peñón soltaron sus bombas, algunas de 1.568 kilogramos, provocando desperfectos en infraestructuras como el muelle meridional que quedó destrozado y causando numerosos incendios.
Bomabardeo de Gibraltar
Nunca más la Francia de Vichy volvió a realizar bombardeos sobre Gibraltar con la esperanza de que Gran Bretaña aceptara una neutralidad que nunca aprobaría.
Puede que tras leer todo cuanto he expuesto anteriormente la frase más famosa de Jean-Herold Paquis "Inglaterra, como Cartago, será destruida", con la que solía terminar sus intervenciones radiofónicas, les resulte menos sorprendente.
En 1940 Jean-Herold Paquis fue nombrado por las autoridades de Vichy Delegado de Propaganda en departamento de los Hautes-Alpes. A partir de 1942 se dedicó a transmitir las noticias diarias en Radio París y es en este puesto donde alcanzaría una gran relevancia con sus calurosas intervenciones en las que regularmente llama a la "destrucción" del Reino Unido.
Tampoco escatimó nunca sus críticas al gobierno de Vichy al que consideraba demasiado suave en su política de colaboración y en sus respuestas a las constantes agresiones británicas, siempre defendiendo una alianza militar con Alemania frente Inglaterra a quien consideraba el verdadero enemigo de Francia; más adelante abogó por una mayor participación francesa en la cruzada contra el comunismo y en defensa de Occidente en el frente ruso, formó parte del “Comité de Apoyo para la Creación de la LVF” (legión de voluntarios franceses contra el Bolchevismo) y militó en el PPF (Partido Popular Francés de Jacques Doriot).
Tampoco escatimó nunca sus críticas al gobierno de Vichy al que consideraba demasiado suave en su política de colaboración y en sus respuestas a las constantes agresiones británicas, siempre defendiendo una alianza militar con Alemania frente Inglaterra a quien consideraba el verdadero enemigo de Francia; más adelante abogó por una mayor participación francesa en la cruzada contra el comunismo y en defensa de Occidente en el frente ruso, formó parte del “Comité de Apoyo para la Creación de la LVF” (legión de voluntarios franceses contra el Bolchevismo) y militó en el PPF (Partido Popular Francés de Jacques Doriot).
En agosto de 1944 huyó de París y se refugió en Alemania. Continuó emitiendo sus columnas por antena desde Radio Patrie, que retransmitía desde territorio alemán, pero, como Celine, nunca llegó a Sigmaringen.
Cuando Alemania es derrotada, cede generosamente su asiento en el avión que Pierre Laval tiene preparado para huir a España al hermano de Abel Bonnard, perdiendo así su última posibilidad de escapar de la persecución a la que los comunistas de la resistencia estaban sometiendo, no solo en Francia sino en toda Europa, a miles de intelectuales.
Finalmente fue arrestado el 8 de julio de 1945 y encarcelado en la prisión de Fresnes. La fiscalía no llamó a ningún testigo, simplemente hizo escuchar al tribunal las grabaciones de sus alocuciones radiofónicas. Tras el juicio fue condenado a muerte el 17 de septiembre 1945. Durante su estancia en prisión escribió un libro de memorias que fue publicado póstumamente con el título Des Illusions... La desilusión! que sigue siendo uno de los mejores ejemplos de la atmósfera de los últimos días de la colaboración en Paris.
Y así, acusado de traicionar a Francia por los mismos resistentes comunistas que llamaban a la deserción durante el conflicto franco-alemán de 1940 y por los mismos gaullistas que apoyaron a las tropas británicas que no cesaron de matar civiles y militares franceses durante toda la guerra,
Jean-Herold Paquis fue fusilado en Fort de Chatillon en 11 octubre 1945. Tenía 33 años, 8 meses y 7 días de edad cuando murió.
Está enterrado en el cementerio de Thiais, Paris.
Descanse en paz.
Descanse en paz.
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