“¡Maten! ¡Maten!. En la raza alemana no hay más que mal, ¡ni uno entre los vivos, ni uno entre los aun no nacidos, nada más que mal! Sigan los preceptos del camarada Stalin. Aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guarida. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! ¡Tómenlas como su botín de guerra! A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejercito rojo.”
Comisario judío soviético Llya Ehrenburg
He escogido esta cita para mostrarte otro de esos acontecimientos que seguramente nunca te contaron en clase de Historia; se trata de la brutalidad sistemática y sin precedentes ejercida sobre las mujeres alemanas tras la Segunda Guerra Mundial por las tropas vencedoras mientras sus maridos e hijos permanecían recluídos como prisioneros de guerra. Esta es una parte de la historia de una población compuesta por mujeres, ancianos y niños a manos de los héroes que los liberaron.
Sin lugar a dudas el premio a la brutalidad se lo llevan las hordas asiáticas del ejército rojo, pero los aliados occidentales, como veremos, tienen mucho de que avergonzarse. No permita el destino que nuestra tierra sea nunca liberada por unos ejércitos de buenos como estos.
El artículo que viene a continuacion ha sido extraído del blog Nación y Raza. He dado con él casualmente mientras recopilaba información sobre las violaciones de mujeres alemanas y lo he encontrado tan interesante y bien documentado como para transcribirlo en su totalidad.
Botín de Guerra
Uno de los mayores crímenes del siglo XX, y probablemente el mayor crimen contra las mujeres en toda la historia, fueron la violaciones en masa que tuvieron que sufrir las mujeres europeas durante los últimos meses de la guerra y los primeros de la "paz". La mayoría de los violadores fueron soldados del Ejército Rojo y sobre todo las tropas procedentes de las repúblicas asiáticas de la U.R.S.S. Pero hubo violaciones en todos los frentes, y también hubo violadores entre americanos, ingleses y franceses. Todos ellos fueron unos criminales, sin lugar a dudas, pero su comportamiento estuvo permitido e incluso alentado por las políticas oficiales de los Aliados que buscaban crear un odio absoluto tanto contra Alemania y los alemanes, como contra todas las naciones de Europa que hubieran apoyado al Nacionalsocialismo o que simplemente se hubieran enfrentado al Comunismo.
No se puede contemplar toda la depravación y vicio que se abalanzó sobre las inocentes mujeres y niñas de Europa sin sentir auténtico asco y repulsión. He aquí un crimen sobre el cual hasta las "políticamente correctas" feministas guardan un extraño silencio.
La primera documentación y recuento de este horrible crimen, perpetrado en la mayoría de los casos por esos a los que Franklin D. Roosevelt denominó "nuestro noble aliado soviético" se la debemos al Dr. Austin J. App, profesor y experto en literatura inglesa de la Universidad de Scranton y del LaSalle College, entre otros, y quien arriesgó su carrera para que la verdad pudiera ver la luz. En Abril de 1946, cuando publicó su trabajo "Ravishing the Women of Conquered Europe", su voz clamaba en el desierto de unos EE.UU. todavía borrachos de alegría y de "victoria". Aunque poco después, con el inicio de la "Guerra Fría", pudieran ver claramente que la derrota no había sido sólo de Alemania sino de toda Europa y de la Civilización Occidental en su conjunto.
Mientras el Ejercito Rojo avanzaba hacia ella, a principios de 1945, Berlín era una ciudad prácticamente sin hombres. De una población de 2.700.000 habitantes, en aquellos momentos, 2.000.000 eran mujeres. No resulta extraño que el temor a sufrir una agresión sexual recorriera la ciudad como una plaga. Los doctores eran continuamente asediados por pacientes en busca de información sobre la forma mas rápida de suicidarse y la demanda de todo tipo de venenos se disparó.
En Berlín se encontraba la Haus Dehlam, una institución de beneficencia que trabajaba como orfanato, maternidad y casa de acogida. Los soldados soviéticos entraron allí y violaron repetidamente a mujeres embarazadas y a otras que acababan de dar a luz. Y no fue un incidente aislado. Nadie puede saber con exactitud cuántas mujeres fueron violadas, pero las estimaciones de los médicos hablan de aproximadamente 1.000.000, solo en Berlín, con rangos de edad que van desde los 10 años a los 70.
El 24 de Marzo de 1945, "nuestros nobles aliados soviéticos" entraron en Danzig. Una profesora de la ciudad de 50 años vio como una sobrina suya de 15 años era violada siete veces y otra de 22 años lo era en quince ocasiones. Los oficiales soviéticos les dijeron a muchas mujeres que podrían estar a salvo en la bombardeada catedral de la ciudad. Una vez en la catedral, los soldados entraron allí, tocaron las campanas, hicieron sonar el órgano y convirtieron el lugar en un infierno en el cual alguna mujer llego a ser violada hasta por treinta de aquellas bestias. Un sacerdote católico de Danzig declaro: "Violaron a muchachas y dispararon contra muchachos que trataban de defender a sus madres".
El arzobispo británico Bernard Griffin, realizó un viaje por Europa para observar por sí mismo lo que allí sucedía y dijo: "Solo en Viena violaron a 100.000 mujeres y no una vez sino varias, incluso a niñas y ancianas". Un sacerdote luterano alemán escribía en una carta al obispo de Chichester en Inglaterra el 7 de Agosto de 1945 describiéndole como "las dos hijas y la nieta (de tan solo diez años) de otro compañero sacerdote sufren gonorrea a causa de las violaciones" y que "a la señora "N." la habían asesinado por resistirse a una violación" mientras que su hija "fue violada y después deportada a Siberia, supuestamente a Omsk, para adoctrinamiento".
El día después que "nuestros nobles aliados" entraran en Niesse, en Silesia, 182 monjas fueron violadas y en la diócesis de Katowice se contaron 66 monjas embarazadas a consecuencia de violaciones. Otro cura informaba en el numero del 1 de Noviembre de 1945 de la revista "Nord Amerika": "en varios pueblos todas las mujeres, desde las ancianas a niñas de solo once años, fueron violadas diariamente durante semanas por los rusos".
Pero no todos los violadores lucían la estrella roja. El novelista John Dos Passos, escribía en la revista "Life" del 7 de Enero de 1945: "Lujuria, licor y saqueo, son la paga del soldado". Un soldado escribió a la revista "Time" el 12 de Noviembre de 1945: "Muchas familias americanas se horrorizarían si supieran cómo se están comportando "sus chicos" por aquí". Un sargento escribiría: "Nuestro propio ejército y el ejército inglés... también han tenido su parte en los saqueos y violaciones... estos terribles actos no son algo generalizado entre nuestras tropas, pero el porcentaje es lo bastante alto como para darle a nuestro ejército mala fama... a nosotros también se nos considera un ejercito de violadores".
De acuerdo con un despacho de la AP del 12 de Septiembre de 1945 titulado "Prohibición de matrimonios entre americanos y alemanas", el gobierno del Presidente Roosevelt prohibió tajantemente el matrimonio con mujeres alemanas, reduciéndolas a ser únicamente "amantes" cuando no directamente prostitutas. En la revista "Time" del 17 de Septiembre de 1945 se informaba que las necesidades de condones del ejercito habían aumentado hasta los 50.000.000 de unidades POR MES. Cada condón iba acompañado de instrucciones gráficas para su uso. Es muy normal que entre los soldados se extendieran comentarios del tipo "Dales una lección a estas alemanas, ¡y pásatelo bien!". Estos fueron los "cruzados" que trajeron "la verdadera democracia" a Europa.
Para americanos y británicos las violaciones, aunque tácitamente permitidas por muchos oficiales, no eran una auténtica consigna de guerra, como en el caso de los soviéticos. Los soviéticos violaban a prácticamente toda mujer que tenía la desgracia de cruzarse en su camino, independientemente de su edad, condición e incluso nacionalidad. Pero para la mayoría de los americanos y británicos "pasarlo bien" dependía en gran medida de la "cooperación" de las mujeres alemanas y austriacas. Pero claro, cuando alguien está hambriento y sin casa, la "cooperación" se puede comprar por un poco de comida o unas monedas. El "Christian Century" del 5 de Diciembre de 1945 informaba que el "Teniente Coronel Gerald F. Beane nos ha asegurado que las violaciones no suelen ser un problema para la policía militar porque un poco de comida, una barra de chocolate o algo así... hacen la violación innecesaria. Piensen sobre eso, si quieren entender la situación en la que se encuentra Alemania". El "Weeckly Review of London" del 25 de Octubre de 1945, lo describe así: "Muchachas jóvenes, solas, vagan por las calles ofreciéndose a si mismas por comida o un lugar donde dormir... es muy sencillo, sólo tienen una cosa para vender y la venden... como forma de muerte seguramente sea aún peor que la propia hambre".
Evidentemente todo esto es lo que las feministas denominan "esclavitud sexual". La política oficial de los Aliados creó las condiciones para que las madres alemanas que quisieran impedir que sus hijos murieran de hambre, tuvieran que acabar convirtiéndose en "señoritas de compañía" para las tropas de ocupación. El propio alto mando Aliado admitió que las raciones de comida que se les estaban entregando a los alemanes para todo un día, tenían menos calorías que un simple desayuno de un soldado.
En Stuttgar los "cruzados" del general Eisenhower violaron en una sola semana a más mujeres de las que los soldados alemanes violaron en toda Francia durante cuatro años de ocupación. De hecho, de todos los ejércitos beligerantes, fue el alemán el que tuvo menos casos de violaciones y saqueos. De hecho, el porcentaje de violaciones cometidas por los soldados alemanes en todos los territorios ocupados por Alemania durante la guerra, era menor que el de las cometidas por los soldados americanos estacionados EN SU PROPIO PAIS.
La "International News Service" de Londres, informaba el 31 de Enero de 1946 que las esposas de los soldados americanos que visitaran Alemania estaban autorizadas a vestir uniforme militar ya que "los soldados no quieren que sus esposas sean confundidas con "fraeuleins" por las otras tropas de ocupación". Un periodista del "New York World Telegraph" escribía el 21 de Enero de 1945: "Los soldados americanos ven a las mujeres alemanas como un botín, igual que las cámaras o las pistolas". El Dr. G. Stewart, del comité sanitario del general Eisenhower, informaba que en tan sólo seis meses de presencia americana en Alemania, las enfermedades venéreas se habían incrementado veinte veces respecto a los niveles de preguerra. Puede alguien imaginar algo parecido a esto ocurriendo en su país, en su ciudad, a su familia, a su esposa, a su hermana, a su hija.
Puede alguien imaginar lo que se siente cuando se es totalmente incapaz de parar ese horror, cuando ni siquiera se tiene la más mínima esperanza de que el crimen pueda llegar a ser castigado. Y esto nos lleva a una pregunta, ¿Para cuándo un juicio por "crímenes de guerra" contra estos carniceros y violadores y contra los que incitaron la carnicería y la violación?.
Pocos recuerdan que en los años 40, los Aliados, seguían una política de "rendición incondicional", lo que significaba que Alemania estaba obligada a aceptar un gobierno de ocupación cuyas intenciones eran, en base al infame Plan Morgenthau, devolver a Alemania a las condiciones de vida de la Edad Media y reducir su población mediante el hambre. Vaya a una biblioteca y trate de conseguir un ejemplar del libro que escribió el secretario Morgenthau en 1945, "Germany is our problem" (Alemania es nuestro problema), editado por Harper and Brothers. En 1941, Theodore Kaufman escribió un libro titulado "Germany must perish" (Alemania debe perecer) que abogaba por la exterminación de toda la nación alemana mediante un programa de esterilización. Este libro, y sus teorías, fue recibido con gran aceptación por la prensa de los EE.UU. Otros libros, como el de Louis Nizer "¿What to do with Germany?" (¿Que hacer con Alemania?), también contribuyeron a crear una atmósfera de estridente odio anti-alemán.
La propaganda de guerra y la política oficial se combinaron para crear la imagen del alemán como un sub-humano que merecía sufrir un castigo eterno, cuando no la total aniquilacion. Churchill les diría a los alemanes en Enero de 1945: "Los Aliados no somos monstruos. Y se lo puedo decir, al menos, en nombre de las "Naciones Unidas", a Alemania... La paz, a través de la una rendición incondicional, traerá a Alemania y a Japón un inmenso e inmediato alivio a su sufrimiento y agonía".
En contra de estas mentiras, el Dr. Austin App nos muestra la verdad. Los Aliados, que no eran unos "monstruos", literalmente violaron a más mujeres europeas que cualquier otro ejército en toda la historia. Sometieron a Alemania al hambre. Bajo ordenes directas del general Eisenhower, fueron asesinados más de un millón de prisioneros de guerra alemanes. Obligaron a más de doce millones de personas a abandonar sus hogares, quitándoles sus tierras y todos sus bienes materiales. Arrebataron más de una cuarta parte de todas las tierras agrícolas de Alemania, se llevaron fábricas enteras. Incluso se llevaron el ganado y los aperos de labranza. Y después les dijeron que vivieran del campo. Mataron de hambre a más niños alemanes que judíos había en Alemania. Violaron y abusaron de millones de mujeres y niñas alemanas, austríacas, húngaras, etc...desde los 7 años a los 70. Consiguieron que murieran cinco veces más alemanes en un año de paz que en cinco años de guerra.
Pero sí, es verdad, ellos no eran unos "monstruos".
Más allá de cualquier consideración étnica o ideológica, la 2ª Guerra Mundial fue una guerra entre, por un lado, las élites que habían creado el Comunismo como una especie de "estación de paso" hacia un "Nuevo Orden Mundial" y aquellos que tuvieron el valor de enfrentarse a ese "Nuevo Orden Mundial". Fue una tragedia de proporciones inmensas, el que los Estados Unidos e Inglaterra fueron inducidos a pelear del lado del Comunismo y de sus amos.
Para consultar más información acerca de estos hechos recomiendo la lectura de dos libros.
"Una mujer en Berlín", cuya autora ha deseado permanecer en el anonimato, se tradujo pronto a varias lenguas, entre ellas el español, pero tardó cinco años en ver la luz en alemán, en su país y lengua de origen, y a través de una pequeña editorial suiza. La acogida fue fría. Las heridas estaban frescas, nadie quería recordar y la autora se mostraba despiadada en sus observaciones, muy alejada del tentador consuelo de la autocompasión.
Es el diario de una mujer que escribe para no volverse loca ante la enormidad del desastre que la rodea, un caos en el que las violaciones contínuas, que ella misma sufrió varias veces, son sólo un capítulo más del bíblico desplome y agonía de la ciudad que albergaba a los dirigentes del Tercer Reich.
El libro se convirtió en la película “Anónima: una mujer en Berlin".
"Berlín: La caída, 1945" del profesor Antony Beevor. El autor ha utilizado una gran cantidad de fuentes documentales, tanto oficiales como privadas para poder explicar una serie de cuestiones como son los padecimientos de la población civil alemana, sobre todo en Pomerania y Prusia Oriental, donde se dio un gran éxodo humano y donde las tropas soviéticas cometieron todo tipo de desmanes, totalmente condenables e injustificables.
De las mujeres violadas en Berlín, un 10% murió, la mayoría por suicidios. La tasa de mortalidad del casi millón y medio de mujeres violadas en el este de Prusia, Pomerania y Silesia, dice, es más elevada. En el caso de las embarazadas, se estima que el 90% abortó. Las que optaron por seguir con el embarazo, dieron al bebé en adopción porque no soportaban la vergüenza. En 1946, el 3,7% de los niños nacidos en Berlín eran hijos de rusos.
Se cree que unos dos millones de mujeres fueron violadas, agredidas o asesinadas por los soldados del Ejército Rojo en su avance sobre Alemania, pero el libro de Beevor revelará horrores aún mayores. "Cuando el Ejército Rojo llegó a Berlín, los soldados ya consideraban a las mujeres una especie de botín carnal", afirma. "Creían que podían hacer lo que quisieran, ya que estaban liberando Europa". En algunos casos las mujeres de una calle entera fueron violadas: abuelas, embarazadas, incluso mujeres que se encontraban en su lecho de muerte. Según el representante del Vaticano en Berlín, en octubre de 1945, seis meses después del final de la guerra, miles de mujeres permanecieron semanas escondidas en los tejados para eludir los saqueos y registros de los escuadrones del Ejército Rojo quienes, cuando se emborrachaban, avivaban su apetito sexual.
Muchos han intentado ocultar lo ocurrido. Cornelius Ryan, autor de The Last Battle, donde narra la caída de Berlín, descubrió que tras publicarse el libro en 1966 algunos editores lo presionaron para que eliminara pasajes como el siguiente: "Mientras continuaba la batalla, se producía otra ofensiva salvaje. Era encarnizada, personal. Las hordas rusas que llegaban tras los disciplinados veteranos del frente exigían el derecho de los conquistadores: las mujeres de los conquistados". "Úrsula Roester dormía en el sótano de una casa de Zehlendorf junto con sus padres, sus hijas gemelas de seis años, y Bernard, su hijo de siete meses, cuando cuatro soldados rusos golpearon la puerta con la culata de sus fusiles. Registraron el refugio. Un soldado ruso encontró un frasco de perfume francés. Lo destapó, lo olió y lo derramó sobre su uniforme. Otro encañonó a los padres e hijos de Úrsula y los encerró en el sótano. A continuación, los cuatro se turnaron para violarla".
Este es sólo uno de esos acontecimientos que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.
Comisario judío soviético Llya Ehrenburg
He escogido esta cita para mostrarte otro de esos acontecimientos que seguramente nunca te contaron en clase de Historia; se trata de la brutalidad sistemática y sin precedentes ejercida sobre las mujeres alemanas tras la Segunda Guerra Mundial por las tropas vencedoras mientras sus maridos e hijos permanecían recluídos como prisioneros de guerra. Esta es una parte de la historia de una población compuesta por mujeres, ancianos y niños a manos de los héroes que los liberaron.
Sin lugar a dudas el premio a la brutalidad se lo llevan las hordas asiáticas del ejército rojo, pero los aliados occidentales, como veremos, tienen mucho de que avergonzarse. No permita el destino que nuestra tierra sea nunca liberada por unos ejércitos de buenos como estos.
El artículo que viene a continuacion ha sido extraído del blog Nación y Raza. He dado con él casualmente mientras recopilaba información sobre las violaciones de mujeres alemanas y lo he encontrado tan interesante y bien documentado como para transcribirlo en su totalidad.
Botín de Guerra
Uno de los mayores crímenes del siglo XX, y probablemente el mayor crimen contra las mujeres en toda la historia, fueron la violaciones en masa que tuvieron que sufrir las mujeres europeas durante los últimos meses de la guerra y los primeros de la "paz". La mayoría de los violadores fueron soldados del Ejército Rojo y sobre todo las tropas procedentes de las repúblicas asiáticas de la U.R.S.S. Pero hubo violaciones en todos los frentes, y también hubo violadores entre americanos, ingleses y franceses. Todos ellos fueron unos criminales, sin lugar a dudas, pero su comportamiento estuvo permitido e incluso alentado por las políticas oficiales de los Aliados que buscaban crear un odio absoluto tanto contra Alemania y los alemanes, como contra todas las naciones de Europa que hubieran apoyado al Nacionalsocialismo o que simplemente se hubieran enfrentado al Comunismo.
No se puede contemplar toda la depravación y vicio que se abalanzó sobre las inocentes mujeres y niñas de Europa sin sentir auténtico asco y repulsión. He aquí un crimen sobre el cual hasta las "políticamente correctas" feministas guardan un extraño silencio.
La primera documentación y recuento de este horrible crimen, perpetrado en la mayoría de los casos por esos a los que Franklin D. Roosevelt denominó "nuestro noble aliado soviético" se la debemos al Dr. Austin J. App, profesor y experto en literatura inglesa de la Universidad de Scranton y del LaSalle College, entre otros, y quien arriesgó su carrera para que la verdad pudiera ver la luz. En Abril de 1946, cuando publicó su trabajo "Ravishing the Women of Conquered Europe", su voz clamaba en el desierto de unos EE.UU. todavía borrachos de alegría y de "victoria". Aunque poco después, con el inicio de la "Guerra Fría", pudieran ver claramente que la derrota no había sido sólo de Alemania sino de toda Europa y de la Civilización Occidental en su conjunto.
Mientras el Ejercito Rojo avanzaba hacia ella, a principios de 1945, Berlín era una ciudad prácticamente sin hombres. De una población de 2.700.000 habitantes, en aquellos momentos, 2.000.000 eran mujeres. No resulta extraño que el temor a sufrir una agresión sexual recorriera la ciudad como una plaga. Los doctores eran continuamente asediados por pacientes en busca de información sobre la forma mas rápida de suicidarse y la demanda de todo tipo de venenos se disparó.
En Berlín se encontraba la Haus Dehlam, una institución de beneficencia que trabajaba como orfanato, maternidad y casa de acogida. Los soldados soviéticos entraron allí y violaron repetidamente a mujeres embarazadas y a otras que acababan de dar a luz. Y no fue un incidente aislado. Nadie puede saber con exactitud cuántas mujeres fueron violadas, pero las estimaciones de los médicos hablan de aproximadamente 1.000.000, solo en Berlín, con rangos de edad que van desde los 10 años a los 70.
El 24 de Marzo de 1945, "nuestros nobles aliados soviéticos" entraron en Danzig. Una profesora de la ciudad de 50 años vio como una sobrina suya de 15 años era violada siete veces y otra de 22 años lo era en quince ocasiones. Los oficiales soviéticos les dijeron a muchas mujeres que podrían estar a salvo en la bombardeada catedral de la ciudad. Una vez en la catedral, los soldados entraron allí, tocaron las campanas, hicieron sonar el órgano y convirtieron el lugar en un infierno en el cual alguna mujer llego a ser violada hasta por treinta de aquellas bestias. Un sacerdote católico de Danzig declaro: "Violaron a muchachas y dispararon contra muchachos que trataban de defender a sus madres".
El arzobispo británico Bernard Griffin, realizó un viaje por Europa para observar por sí mismo lo que allí sucedía y dijo: "Solo en Viena violaron a 100.000 mujeres y no una vez sino varias, incluso a niñas y ancianas". Un sacerdote luterano alemán escribía en una carta al obispo de Chichester en Inglaterra el 7 de Agosto de 1945 describiéndole como "las dos hijas y la nieta (de tan solo diez años) de otro compañero sacerdote sufren gonorrea a causa de las violaciones" y que "a la señora "N." la habían asesinado por resistirse a una violación" mientras que su hija "fue violada y después deportada a Siberia, supuestamente a Omsk, para adoctrinamiento".
El día después que "nuestros nobles aliados" entraran en Niesse, en Silesia, 182 monjas fueron violadas y en la diócesis de Katowice se contaron 66 monjas embarazadas a consecuencia de violaciones. Otro cura informaba en el numero del 1 de Noviembre de 1945 de la revista "Nord Amerika": "en varios pueblos todas las mujeres, desde las ancianas a niñas de solo once años, fueron violadas diariamente durante semanas por los rusos".
Pero no todos los violadores lucían la estrella roja. El novelista John Dos Passos, escribía en la revista "Life" del 7 de Enero de 1945: "Lujuria, licor y saqueo, son la paga del soldado". Un soldado escribió a la revista "Time" el 12 de Noviembre de 1945: "Muchas familias americanas se horrorizarían si supieran cómo se están comportando "sus chicos" por aquí". Un sargento escribiría: "Nuestro propio ejército y el ejército inglés... también han tenido su parte en los saqueos y violaciones... estos terribles actos no son algo generalizado entre nuestras tropas, pero el porcentaje es lo bastante alto como para darle a nuestro ejército mala fama... a nosotros también se nos considera un ejercito de violadores".
De acuerdo con un despacho de la AP del 12 de Septiembre de 1945 titulado "Prohibición de matrimonios entre americanos y alemanas", el gobierno del Presidente Roosevelt prohibió tajantemente el matrimonio con mujeres alemanas, reduciéndolas a ser únicamente "amantes" cuando no directamente prostitutas. En la revista "Time" del 17 de Septiembre de 1945 se informaba que las necesidades de condones del ejercito habían aumentado hasta los 50.000.000 de unidades POR MES. Cada condón iba acompañado de instrucciones gráficas para su uso. Es muy normal que entre los soldados se extendieran comentarios del tipo "Dales una lección a estas alemanas, ¡y pásatelo bien!". Estos fueron los "cruzados" que trajeron "la verdadera democracia" a Europa.
Para americanos y británicos las violaciones, aunque tácitamente permitidas por muchos oficiales, no eran una auténtica consigna de guerra, como en el caso de los soviéticos. Los soviéticos violaban a prácticamente toda mujer que tenía la desgracia de cruzarse en su camino, independientemente de su edad, condición e incluso nacionalidad. Pero para la mayoría de los americanos y británicos "pasarlo bien" dependía en gran medida de la "cooperación" de las mujeres alemanas y austriacas. Pero claro, cuando alguien está hambriento y sin casa, la "cooperación" se puede comprar por un poco de comida o unas monedas. El "Christian Century" del 5 de Diciembre de 1945 informaba que el "Teniente Coronel Gerald F. Beane nos ha asegurado que las violaciones no suelen ser un problema para la policía militar porque un poco de comida, una barra de chocolate o algo así... hacen la violación innecesaria. Piensen sobre eso, si quieren entender la situación en la que se encuentra Alemania". El "Weeckly Review of London" del 25 de Octubre de 1945, lo describe así: "Muchachas jóvenes, solas, vagan por las calles ofreciéndose a si mismas por comida o un lugar donde dormir... es muy sencillo, sólo tienen una cosa para vender y la venden... como forma de muerte seguramente sea aún peor que la propia hambre".
Evidentemente todo esto es lo que las feministas denominan "esclavitud sexual". La política oficial de los Aliados creó las condiciones para que las madres alemanas que quisieran impedir que sus hijos murieran de hambre, tuvieran que acabar convirtiéndose en "señoritas de compañía" para las tropas de ocupación. El propio alto mando Aliado admitió que las raciones de comida que se les estaban entregando a los alemanes para todo un día, tenían menos calorías que un simple desayuno de un soldado.
En Stuttgar los "cruzados" del general Eisenhower violaron en una sola semana a más mujeres de las que los soldados alemanes violaron en toda Francia durante cuatro años de ocupación. De hecho, de todos los ejércitos beligerantes, fue el alemán el que tuvo menos casos de violaciones y saqueos. De hecho, el porcentaje de violaciones cometidas por los soldados alemanes en todos los territorios ocupados por Alemania durante la guerra, era menor que el de las cometidas por los soldados americanos estacionados EN SU PROPIO PAIS.
La "International News Service" de Londres, informaba el 31 de Enero de 1946 que las esposas de los soldados americanos que visitaran Alemania estaban autorizadas a vestir uniforme militar ya que "los soldados no quieren que sus esposas sean confundidas con "fraeuleins" por las otras tropas de ocupación". Un periodista del "New York World Telegraph" escribía el 21 de Enero de 1945: "Los soldados americanos ven a las mujeres alemanas como un botín, igual que las cámaras o las pistolas". El Dr. G. Stewart, del comité sanitario del general Eisenhower, informaba que en tan sólo seis meses de presencia americana en Alemania, las enfermedades venéreas se habían incrementado veinte veces respecto a los niveles de preguerra. Puede alguien imaginar algo parecido a esto ocurriendo en su país, en su ciudad, a su familia, a su esposa, a su hermana, a su hija.
Puede alguien imaginar lo que se siente cuando se es totalmente incapaz de parar ese horror, cuando ni siquiera se tiene la más mínima esperanza de que el crimen pueda llegar a ser castigado. Y esto nos lleva a una pregunta, ¿Para cuándo un juicio por "crímenes de guerra" contra estos carniceros y violadores y contra los que incitaron la carnicería y la violación?.
Pocos recuerdan que en los años 40, los Aliados, seguían una política de "rendición incondicional", lo que significaba que Alemania estaba obligada a aceptar un gobierno de ocupación cuyas intenciones eran, en base al infame Plan Morgenthau, devolver a Alemania a las condiciones de vida de la Edad Media y reducir su población mediante el hambre. Vaya a una biblioteca y trate de conseguir un ejemplar del libro que escribió el secretario Morgenthau en 1945, "Germany is our problem" (Alemania es nuestro problema), editado por Harper and Brothers. En 1941, Theodore Kaufman escribió un libro titulado "Germany must perish" (Alemania debe perecer) que abogaba por la exterminación de toda la nación alemana mediante un programa de esterilización. Este libro, y sus teorías, fue recibido con gran aceptación por la prensa de los EE.UU. Otros libros, como el de Louis Nizer "¿What to do with Germany?" (¿Que hacer con Alemania?), también contribuyeron a crear una atmósfera de estridente odio anti-alemán.
La propaganda de guerra y la política oficial se combinaron para crear la imagen del alemán como un sub-humano que merecía sufrir un castigo eterno, cuando no la total aniquilacion. Churchill les diría a los alemanes en Enero de 1945: "Los Aliados no somos monstruos. Y se lo puedo decir, al menos, en nombre de las "Naciones Unidas", a Alemania... La paz, a través de la una rendición incondicional, traerá a Alemania y a Japón un inmenso e inmediato alivio a su sufrimiento y agonía".
En contra de estas mentiras, el Dr. Austin App nos muestra la verdad. Los Aliados, que no eran unos "monstruos", literalmente violaron a más mujeres europeas que cualquier otro ejército en toda la historia. Sometieron a Alemania al hambre. Bajo ordenes directas del general Eisenhower, fueron asesinados más de un millón de prisioneros de guerra alemanes. Obligaron a más de doce millones de personas a abandonar sus hogares, quitándoles sus tierras y todos sus bienes materiales. Arrebataron más de una cuarta parte de todas las tierras agrícolas de Alemania, se llevaron fábricas enteras. Incluso se llevaron el ganado y los aperos de labranza. Y después les dijeron que vivieran del campo. Mataron de hambre a más niños alemanes que judíos había en Alemania. Violaron y abusaron de millones de mujeres y niñas alemanas, austríacas, húngaras, etc...desde los 7 años a los 70. Consiguieron que murieran cinco veces más alemanes en un año de paz que en cinco años de guerra.
Pero sí, es verdad, ellos no eran unos "monstruos".
Más allá de cualquier consideración étnica o ideológica, la 2ª Guerra Mundial fue una guerra entre, por un lado, las élites que habían creado el Comunismo como una especie de "estación de paso" hacia un "Nuevo Orden Mundial" y aquellos que tuvieron el valor de enfrentarse a ese "Nuevo Orden Mundial". Fue una tragedia de proporciones inmensas, el que los Estados Unidos e Inglaterra fueron inducidos a pelear del lado del Comunismo y de sus amos.
Para consultar más información acerca de estos hechos recomiendo la lectura de dos libros.
"Una mujer en Berlín", cuya autora ha deseado permanecer en el anonimato, se tradujo pronto a varias lenguas, entre ellas el español, pero tardó cinco años en ver la luz en alemán, en su país y lengua de origen, y a través de una pequeña editorial suiza. La acogida fue fría. Las heridas estaban frescas, nadie quería recordar y la autora se mostraba despiadada en sus observaciones, muy alejada del tentador consuelo de la autocompasión.
Es el diario de una mujer que escribe para no volverse loca ante la enormidad del desastre que la rodea, un caos en el que las violaciones contínuas, que ella misma sufrió varias veces, son sólo un capítulo más del bíblico desplome y agonía de la ciudad que albergaba a los dirigentes del Tercer Reich.
El libro se convirtió en la película “Anónima: una mujer en Berlin".
"Berlín: La caída, 1945" del profesor Antony Beevor. El autor ha utilizado una gran cantidad de fuentes documentales, tanto oficiales como privadas para poder explicar una serie de cuestiones como son los padecimientos de la población civil alemana, sobre todo en Pomerania y Prusia Oriental, donde se dio un gran éxodo humano y donde las tropas soviéticas cometieron todo tipo de desmanes, totalmente condenables e injustificables.
De las mujeres violadas en Berlín, un 10% murió, la mayoría por suicidios. La tasa de mortalidad del casi millón y medio de mujeres violadas en el este de Prusia, Pomerania y Silesia, dice, es más elevada. En el caso de las embarazadas, se estima que el 90% abortó. Las que optaron por seguir con el embarazo, dieron al bebé en adopción porque no soportaban la vergüenza. En 1946, el 3,7% de los niños nacidos en Berlín eran hijos de rusos.
Se cree que unos dos millones de mujeres fueron violadas, agredidas o asesinadas por los soldados del Ejército Rojo en su avance sobre Alemania, pero el libro de Beevor revelará horrores aún mayores. "Cuando el Ejército Rojo llegó a Berlín, los soldados ya consideraban a las mujeres una especie de botín carnal", afirma. "Creían que podían hacer lo que quisieran, ya que estaban liberando Europa". En algunos casos las mujeres de una calle entera fueron violadas: abuelas, embarazadas, incluso mujeres que se encontraban en su lecho de muerte. Según el representante del Vaticano en Berlín, en octubre de 1945, seis meses después del final de la guerra, miles de mujeres permanecieron semanas escondidas en los tejados para eludir los saqueos y registros de los escuadrones del Ejército Rojo quienes, cuando se emborrachaban, avivaban su apetito sexual.
Muchos han intentado ocultar lo ocurrido. Cornelius Ryan, autor de The Last Battle, donde narra la caída de Berlín, descubrió que tras publicarse el libro en 1966 algunos editores lo presionaron para que eliminara pasajes como el siguiente: "Mientras continuaba la batalla, se producía otra ofensiva salvaje. Era encarnizada, personal. Las hordas rusas que llegaban tras los disciplinados veteranos del frente exigían el derecho de los conquistadores: las mujeres de los conquistados". "Úrsula Roester dormía en el sótano de una casa de Zehlendorf junto con sus padres, sus hijas gemelas de seis años, y Bernard, su hijo de siete meses, cuando cuatro soldados rusos golpearon la puerta con la culata de sus fusiles. Registraron el refugio. Un soldado ruso encontró un frasco de perfume francés. Lo destapó, lo olió y lo derramó sobre su uniforme. Otro encañonó a los padres e hijos de Úrsula y los encerró en el sótano. A continuación, los cuatro se turnaron para violarla".
Este es sólo uno de esos acontecimientos que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.
Magnífico reportaje
ResponderEliminarHay una maxima en el mundo de hoy, a mas te machaquen con algo, menos confies en lo que te cuentan, a mas difaman y exageran, menos confies en su veracidad.
ResponderEliminarEsta idea apliquemosla al tema de "los buenos y los malos"
Buen material Winston.
ResponderEliminarNo sé si aquí se dice o no pero Ehrenburg es judío. Resulta sorprendente, y da la medida de la maldad y el cinismo de este sombrío personaje, que tras haber escrito que "en la raza alemana no hay más que mal" e instado a las violaciones de mujeres alemanas tenga el cinismo de "denunciar" el, a su juicio, racismo norteamericano: http://www.filosofia.org/hem/dep/lah/ora0104.htm
Respecto a la raza de los violadores soviéticos, ¿conocéis documentación que acredite fehacientemente que fueron soviéticos de raza turca y otras y no rusos? El artista nacionalista Herbert Smagon suscribe esta tesis de la racialidad oriental de los violadores, como se refleja aquí:
http://www.art-smagon.com/art008.htm
Sí, comisario político Llya Ehrenburg, nada de extrañar teniendo en cuenta que más del 80% de los componentes de los altos estamentos comunistas eran judíos, porcentaje sorprendente respecto a la proporción natural de judíos rusos.
ResponderEliminarNo conocía el enlace de denuncia del racismo norteamericano, gracias, me ha parecido enormemente demostrativo de lo que a estas alturas no resulta sorpendente: el doble rasero racial del sionismo.
No tengo datos fiables sobre el orígen racial de los violadores, aunque tengo pendiente de lectura un libro al respecto, Martirio y heroismo de la mujer alemana del Este, del Dr. Johannes Kaps, que quizás aporte algo al respecto.
Impresionantes las ilustraciones de Herbert Smagon.
Alguien tiene informacion sobre el ejercito aleman y el castigo de aquellos que eran acusados de violacion?. O los casos de violacion perpetrados por los alemanes. Dicen que fueron menos que los cometidos en una sola semana en sttutgart, de donde sale esa informacion?. Gracias.
ResponderEliminarOtro libro que refleja el genocidio de los alemanes en la postguerra es "Hellstorm", de Thomas Goodrich. Dudo que esté traducido al castellano, pero ahí queda por si os interesa.
ResponderEliminaramericanos, rusos, ingles. todos eran la misma mierda(ladrones y cerdos violadores). el ejercito aleman era el mas disciplinado y organizado, y asi hablan mal de los alemanes. pero nunca mencionan los crimenes de los aliados. y todavia siguen siendo asi en el medio oriente lo puttos yankees.
ResponderEliminarAntes de comenzar una guerra (incluída eliminación de razas) hay que tener en cuenta la posibilidad de que ante una derrota se pueda recibir tamaña respuesta. Iniciaron una guerra con el fin de aniquilar a todos los odiados, a todos los que no eran arios....hay que aguantar la respuesta. Respuesta que no fué ni la décima parte de lo otroz y cobarde que fué el avance de los ¿dioses germanos!
ResponderEliminarAhora viene la Eurasia, que es La Federación de la Rusia Católica con Europa Católica.-
ResponderEliminarMuy interesante Los Diarios de Winston
ResponderEliminarInteresante reportaje pero claramente sesgado (se nota el origen), nadie niega la dimensión del horror de la guerra y la posguerra por parte de los aliados, pero no puede contraponerse a ello una imagen edulcorada y falsa del Ejército aleman y de la ocupación germana. Los insto a publicar un reportaje que aborde con objetividad y profundidad ese tema, y que documente -por ejemplo- las violaciones a mujeres rusas y el asesinato de prisioneros de guerra soviéticos.
ResponderEliminarA efectos de contraste: http://guiademoscu.blogspot.com/2013/01/como-violamos-15-millones-de-alemanas.html?m=1
ResponderEliminarMe pregunto cual es el problema que tienen los hombres con las mujeres...¿acaso nosotras no tenemos apetito sexual? todos tenemos ganas de sexo pero los hombres tienen un gran problema en la cabeza,¿ como es posible que un ser con capacidad racional ,intelectual y moral sea capaz de destruir a una mujer de tal manera? desgraciadamente a día de de hoy 2016 estos crímenes se siguen produciendo.
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