jueves, 30 de junio de 2011

Hessel lengua de serpiente


Dentro de los artículos que vengo realizando acerca de algunos de los libros que pasan por mis manos, nunca hasta hoy había podido añadir la etiqueta de actualidad. Pero en esta ocasión era inevitable hacerlo porque el libro del que me gustaría hablarles es ¡Indignaos!, escrito por el judío de origen alemán y nacionalizado francés Stéphane Hessel y que se ha convertido en la Biblia de las protestas de los conocidos como “indignados” del movimiento 15M.

Stéphane Hessel

Este breve libro publicado por el adinerado ex diplomático Stéphane Hessel, pretende, según él mismo nos cuenta, despertar la conciencia de los jóvenes (además de llenarle los bolsillos, recordemos que sólo en Francia ya ha vendido más de un millón y medio de copias y su traducción es un éxito de ventas en medio mundo). Esto último no nos lo cuenta Hessel sino que lo añado yo por que a él se le ha debido olvidar.

El libro es muy breve, si es que puede llamarse libro a una obra de tan solo 60 páginas a las que además habría que restar la introducción hecha por su amigo José Luis Sampedro (páginas de la 9 a la 15) y el postfacio del editor (que comienza en la 55). Así pues se pueden hacer ustedes una idea de que dicho "libro" en realidad no pasa de ser un pasquín.

No me resisto a escribir unas líneas dedicadas al amigo de Hessel y autor de la introducción, el señor José Luis Sampedro. Créanme, merece la pena conocer un poco más de él porque el señor Sampedro tiene un currículo nada convencional.

Comenzó la Guerra Civil luchando en el bando republicano, del que desertó, y la terminó luchando en el bando nacional. Una vez finalizada la guerra y con Franco en el poder, el señor Sampedro ejerció de catedrático en una de las facultades de economía del régimen, la Universidad Complutense de Madrid para más señas, actividad que compaginó con la mucho más lucrativa de banquero, llegando a alcanzar el puesto de Subdirector General del Banco Exterior de España, actividad profesional que sin duda le permitió sobrellevar con cierto desahogo económico "las penurias" del franquismo.

Ya en democracia su estrella no se eclipsó ¡todo lo contrario! En 1977 es nombrado senador por designación real en las primeras Cortes Democráticas, puesto que ocupará hasta 1979. Con posterioridad a esa fecha, y siempre gracias a su incomparable capacidad de adaptación, se convierte en miembro de la Real Academia Española y gurú ideológico… ¡de la izquierda!

En fin, José Luis Sampedro es un hombre que ha tenido la fortuna de que sus firmes principios siempre han cambiado a tiempo para apostar a caballo ganador. ¿Menuda suerte eh? Imagino que eso (sus firmes principios) y no otra cosa es lo que ha empujado a este ex banquero a prologar el folleto escrito por Hessel en el que, entre otras cosas, se demoniza a la banca.

Como diría Groucho Marx “ Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros..."

Pero empecemos con el texto de Hessel, porque es un ejercicio maestro de manipulación. Tan breve, seductor y ameno que si uno no tiene cierto sentido critico y sobre todo si uno no conoce algunos detalles del personaje que lo ha escrito, corre el riesgo de caer cautivado por estos envenenados cantos de sirena.

Al poco de empezar el señor Hessel nos dice: "Es nuestra obligación velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos, y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se ponen en cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social".

Precioso. ¿No se han emocionado ustedes? Lástima que el señor Hessel conozca el secreto que permitiría abrir las fronteras de Europa a unos cuantos cientos de millones de habitantes de los países del tercer mundo para que disfruten de nuestra Seguridad Social y demás coberturas sin provocar con esto y en un tiempo récord la quiebra y desaparición de dichas coberturas, que por cierto nos ha costado siglos conseguir. Doy por hecho que el señor Hessel conoce el sistema para obrar dicho milagro y lo guarda a buen recaudo, pues de lo contrario estaríamos ante un irresponsable, un cínico, o lo que seria más peligroso un manipulador.

Sólo unos párrafos después afirma lo siguiente en referencia a los logros conseguidos por la resistencia francesa de la que formó parte: "Una verdadera democracia necesita una prensa independiente; la Resistencia lo sabía, lo exigió: defendió la libertad de prensa, su honor y su independencia del estado, de los poderes, del dinero y de las influencias extranjeras. Esto es lo que, desde 1944 aún indican las ordenanzas en relación a la prensa. Ahora bien, esto es lo que está en peligro hoy en día".

Defender una prensa libre de influencias extranjeras es un discurso por el que un político que no fuera de la extrema izquierda habría sido crucificado por xenófobo. ¿Imaginan la reacción de la izquierda francesa y europea ante una declaración así hecha por ejemplo por Jean-Marie Le Pen? ¿se referirá el señor Hessel al lobby judío propietario de los mayores grupos de comunicación del mundo?... No sé, no sé, intuyo que no.

Pero continuemos analizando el párrafo porque una vez más el discurso del señor Hessel resulta embriagador, aunque lo cierto es que asociar libertad de prensa a la actuación de los resistentes en la postguerra es poco menos que una desfachatez. Es posible que dada su avanzada edad al señor Hessel empiece a fallarle la memoria pero afortunadamente para eso están los libros de Historia donde podemos encontrar cosas tan interesantes como éstas:

- Poco después de producirse el desembarco de Normandía, Francois Coulet, comisario de la República en Normandía, promulgó un decreto fechado el 17 de junio de 1944 por el que se suspendían todos los diarios y periódicos y sus bienes quedaban secuestrados, incluidas las prensas para escribir.

- El 22 de junio el general De Gaulle firmó un decreto que se haría publico el 8 de julio en el que se decretaba la suspensión de todos los diarios y periódicos que siguieron activos durante la ocupación, así como el secuestro judicial de sus bienes.

- El 30 de septiembre de 1944 se promulgó en París la prohibición de todos los periódicos nacidos durante la ocupación, así como todos aquellos que existían antes del armisticio de 1940 y que habían seguido apareciendo durante más de 15 días después de la entrada de los alemanes.

Es decir, la resistencia cerró por decreto todo periódico que defendiera posturas distintas a las suyas y se incautó de sus bienes.

Bien es cierto que esta actuación en un periodo de guerra puede estar justificada y seguramente cualquier contendiente en un conflicto habría tomado las mismas o muy similares medidas, ¡pero hombre! una cosa es que en circunstancias tan excepcionales se justifiquen la censura, el cierre de periódicos y la persecución de cientos de intelectuales, periodistas, escritores, editores etc. y otra muy distinta es vendernos esto como una defensa de la libertad de prensa.


De hecho la purga política llevada a cabo en mundo periodístico fue tan exhaustiva e intensa que Albert Camus declaraba en las columnas de Combat que "el periodismo es el único terreno donde la depuración ha sido total porque durante la insurrección hemos realizado una renovación completa del personal".

¿Ya no recuerda el señor Hessel a los inquisidores del Comité Nacional de Escritores (CNE)? Estos miembros de la resistencia fueron los encargados de redactar las listas de escritores que debían ser juzgados, encarcelados, y en ocasiones fusilados. Estas famosas listas fueron ampliamente difundidas y en ellas aparecían nombres de la talla de Robert Brasillach, Celine, Alphonse de Chateaubriant, Jacques Chardone, Drieu la Rochelle, Jean Giono, Marcel Jouhandeau, Henry de Montherland, Paul Morand y un larguísimo etcétera.

Estando el periodista y escritor Robert Brasillach encarcelado por estos defensores de la libertad de prensa y a la espera de ser fusilado por la incorrección de sus opiniones políticas redactó lo que es considerado su testamento literario "Poemas de Fresnes", en el que el joven autor escribió "No pierdas la sonrisa ni siquiera cuando te vayan a ejecutar. La vida es una broma de mal gusto; en vez de centrarte en el mal gusto céntrate en la broma".

Quiero pensar que la lección moral que el ex resistente Hessel nos pretende dar en referencia a la libertad de prensa es sólo una broma de mal gusto... Hagamos caso del malogrado genio de Brasillach, quedémonos con la broma y olvidemos del mal gusto del señor Hessel.

La obra de Hessel continúa de forma bastante persuasiva, atacando el excesivo poder de la banca, la pérdida de derechos de los trabajadores y los abusos de los poderes económicos, para proseguir con un alegato más que acertado contra la indiferencia. Hessel anima a los jóvenes a mirar a su alrededor y encontrar motivos para indignarse, algo que sin duda es la mejor cura contra la indiferencia.

Pero por si algún joven despistado no encuentra por sí solo motivos para indignarse, el señor Hessel ya se encarga de señalárselos: "A los jóvenes, les digo: mirad alrededor de vosotros, encontraréis temas que justifiquen vuestra indignación el trato que se da a los inmigrantes, a los indocumentados, a los gitanos... “.

¡Menos mal que ya se encarga él de decir a nuestros jóvenes qué debe indignarles!

De lo contrario algún despistado podría haber pensado que encontrarse en paro en su propio país, donde se da trabajo a centenares de miles de extranjeros, podría ser motivo de indignación. O alguna joven pareja que observa impotente cómo se entregan pisos de protección oficial a extranjeros mientras a ellos se los niegan, también podrían sentirse indignados. O los muchos trabajadores de sectores como la hostelería, limpieza etc. que han visto cómo los grandes empresarios a los que dice atacar el señor Hessel han usado la mano de obra inmigrante para tirar los sueldos por el suelo e incrementar las diferencias entre ricos y pobres que tanto dice que le preocupan...

Afortunadamente ahora sabemos gracias a Hessel que lo que debe indignar a los jóvenes europeos es el bienestar de los inmigrantes.

¡Bien señor Hessel, bien! Si el motivo de su libro es indignar a la población para que reaccione, enhorabuena, está usted indignándome más y más con cada página.


Pero el punto álgido del cinismo del autor de ¡Indignaos! llega con el capítulo titulado "Mi indignación a propósito de Palestina".

Y en este punto se hace necesario recurrir una vez más a la Historia.


El 3 de septiembre, UNSCOP emitió un informe a la Asamblea General de la ONU según el cual la población de Palestina hacia finales de 1946 se estimaba en casi 1.846.000 personas, de las cuales 1.203.000 eran árabes (el 65 por ciento) y 608.000 judíos (el 33 por ciento). El crecimiento de la población judía se debió principalmente a la inmigración, mientras que el crecimiento de la población árabe había sido "casi en su totalidad" debido al crecimiento natural.

El mismo informe añadía que "no hay una clara separación territorial de las poblaciones judías y árabes en las grandes áreas contiguas", e incluso en el distrito de Jaffa, que incluía Tel Aviv, los árabes constituían la mayoría.

Y por último, las estadísticas de los propietarios de la tierra desde 1945 demostraron que los árabes poseían más tierra que los judíos en todos los distritos de Palestina. El distrito con mayor porcentaje de propiedad judía era Jaffa, donde el 39 por ciento de la tierra estaba en manos de los judíos, comparado con el 47 por ciento de propiedad árabe. En el conjunto de Palestina en ese momento y según el informe de la NSCOP, los árabes eran propietarios del 85 por ciento de la tierra, mientras que los judíos tenían menos del 7 por ciento.

A pesar de estos hechos, la propuesta de la UNSCOP fue ¡que el Estado árabe se constituyera solamente en el 45,5 por ciento de la totalidad de Palestina, mientras que a los judíos se les otorgaría el 55,5 por ciento de la superficie total para su Estado!

La UNSCOP reconoció en su informe que "De acuerdo con el principio de la libre determinación, aunque el derecho internacional reconoció este principio al final de la Primera Guerra Mundial y se ha respetado en lo que respecta a los territorios árabes, en el momento de la creación de los mandatos clase ‘A’ no se aplicó a Palestina, obviamente debido a la intención de posibilitar la creación del hogar nacional judío allí. En realidad bien podría decirse que el hogar nacional judío y el sui generis Mandato para Palestina van contra este principio”.

En otras palabras, el informe reconoce explícitamente que la negación de la independencia Palestina con el fin de lograr el objetivo de establecer un Estado judío constituía una negación del derecho de la mayoría árabe a la libre determinación. Y sin embargo, a pesar de este reconocimiento, la UNSCOP aceptó esa negación de los derechos árabes dentro del marco legítimo que debía otorgar una solución razonable al conflicto.

Bien, creo que entenderán ustedes que comparto la indignación del señor Hessel en lo referente al tema palestino. Entenderán ustedes que desapruebe que Naciones Unidas, en contra de sus propios criterios, negara los derechos de los árabes para crear de forma artificial y contra el derecho internacional una nación judía, Israel.

Lo que puede que no terminen de entender es por qué les cuento todo esto en relación a la indignación del señor Hessel. Pues muy sencillo, porque el señor Hessel fue un alto funcionario en Naciones Unidas durante el periodo en el que todo esto ocurría y, desde luego, no he sido capaz de encontrar una sola evidencia ni indicio de que este diplomático francés (uno de los pocos países con derecho de veto) de origen judío expresara en aquel entonces la más mínima duda o desacuerdo en relación a la injusta y más que posible ilegal creación del estado de Israel.

Pero no se vayan, todavía hay más. El señor Hessel hace un encendido alegato para que las protestas de los palestinos (protestas que el comparte y entiende, ¡faltaría más!) sean pacificas y no utilicen la violencia contra Israel.

Él, que presume durante todo el libro de forma insistente en su heroico pasado como resistente contra la ocupación alemana, viene y les dice a los palestinos que usen la protesta pacífica contra el pueblo elegido, es decir, el suyo, el judío y no, no crean que es porque con los años el señor Hessel se ha vuelto un amante de la paz y que ya no justifica el uso de la fuerza en ninguna situación, pues sin ir más lejos recientemente se ha mostrado partidario de una intervención militar extranjera en Libia.

¿Qué pasa con el señor Hessel? ¿Es que le parece bien el uso de la violencia siempre que ésta esté dirigida contra cualquiera que no sea Israel? ¿Estará el señor Hessel de acuerdo con que se use la fuerza para hacer cumplir a Israel alguna de las muchas resoluciones de Naciones Unidas que ha incumplido desde su creación?.

¡No! El señor Hessel nunca ha defendido que se tomen medidas de fuerza contra el estado que posiblemente más resoluciones de Naciones Unidas ha incumplido: Israel. El señor Hessel estaba demasiado ocupado defendiendo los bombardeos contra Libia... y ahora viene y escribe un pasquín en el que dice a nuestros jóvenes ¡que se encuentra indignado por lo que ocurre en Palestina! En fin, juzguen ustedes mismos.

En definitiva, nos encontramos ante una obra de fácil lectura que envuelve al lector con hermosas palabras contradicciones y desfachateces que sólo persiguen manipular la opinión de los jóvenes utilizando para ellos la desastrosa situación político-económica en que estamos inmersos.

Hessel, lengua de serpiente.

En fin nada nuevo bajo el sol, sólo otro apóstol del marxismo. Pero tengan cuidado, éste posee una brillante lengua de serpiente con la que hechizar a los más desprevenidos.

Nota 1: Stéphane Hessel suele ser presentado por sus admiradores como "uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948" pero hasta esto es falso, me temo que de nuevo los años y la memoria vuelven a jugarle una mala pasada al señor Hessel y a sus defensores, pues en una entrevista realizada en 2008 el propio Hessel aun era capaz de recordar que fue un mero espectador de dicho acontecimiento y no uno de sus protagonistas "yo no escribí la Declaración. Fui testigo de esta época extraordinaria" afirma Hessel.

Nota 2: Martin Varsavsky multimillonario argentino de origen judío y formado académicamente en las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos, miembro del clan Rockefeller, haciendo gala de un espíritu filantrópico, impropio de una persona que ha amasado toda una colosal fortuna dejándose guiar por la más abyecta codicia, facilitó a los "acampados" del 15-M, en España, la posibilidad de conectarse gratuitamente a Internet, vía wifi, para ello ordenó la instalación de sus famosas foneras (router wifi de la compañía Fon, propiedad de Martin Varsavsky), en todas las acampadas más importantes del 15M.

Las famosas "foneras".

“En la política, nada sucede por accidente. Si sucede, usted puede apostar que así se planeó”.

Franklin Delano Roosevelt.

martes, 28 de junio de 2011

Pon un criminal en tu familia


Hoy, entre la sorpresa y la indignación, los españoles nos hemos desayunado con la siguiente noticia de la que se hace eco casi toda la prensa nacional.

La juez del 'caso Tous' obliga a indemnizar con 310.000 euros a la familia del ladrón fallecido por un disparo del yerno de la familia de joyeros catalanes.

La magistrada presidenta del tribunal popular que juzgó a Corominas suscribe en su fallo los argumentos esgrimidos por la acusación particular ejercida por la familia de la víctima, al considerar que el yerno de los Tous está obligado a pagar una indemnización, dado que sería "injusto" que los perjudicados se vieran privados de un resarcimiento por una conducta errónea del acusado.

No deseo ningún mal a la familia del delincuente fallecido, pero me resulta increíble que reciban una indemnización y máxime de dicho importe. Seamos claros, el fallecido no era precisamente uno de los ciento cincuenta y ocho honrados trabajadores que fallecieron en España durante el año pasado sólo en el sector de la construcción, cuyas familias seguramente no han recibido tal cantidad de dinero.

Disculpen por la crudeza, pero al margen de lo que pueda decir la ley, a mi humilde entender cuando un asaltador muere en el transcurso de un atraco no es un accidente laboral ni nada que se le parezca, como mucho serán gajes del oficio.

Confío en que la ley al menos obligue a la viuda a destinar ese dinero a indemnizar a las anteriores víctimas de su marido. Claro que eso es como confiar en que lluevan gominolas, seguramente la juez de la que depende el caso no considera injusto que esas víctimas de la carrera delictiva del difunto se vean privadas de sus bienes por "errores pasados cometidos por el mismo".

En resumen, que la familia del delincuente trincará un más que generosa suma de dinero que sale del bolsillo de su última víctima mientras que las familias de sus anteriores víctimas se quedarán a dos velas viendo a la viuda del causante de su ruina entregada a la “dolce vita”.

Gazmend Sinani, el albanokosovar fallecido por los disparos efectuados por Lluís Corominas, era un viejo conocido de la policía belga.Y a pesar de sus antecedentes, obtuvo el permiso de residencia, gracias a lo cual vivía en un barrio periférico de la capital catalana junto con su mujer y su hijo, pudiendo viajar con facilidad por la Unión Europea.

Y yo me pregunto ¿No debería el señor Corominas y las demás victimas de este delincuente pedir una indemnización al funcionario que, a pesar de los peligrosos antecedentes de este individuo, le concedió el permiso de residencia? Porque si yo suelto un tigre en un parque infantil, además de pagar, como es lógico, terminaría en la cárcel.

¿Entonces? ¿Por qué los funcionarios y la administración sueltan a estas alimañas entre nosotros y al final no son responsables de nada?

Visto lo visto es indudable que el sistema protege mejor el bienestar de la familia de un delincuente muerto durante un atraco que a la de un trabajador que deja su vida en el tajo.

sábado, 18 de junio de 2011

Niños o enemigos


Hoy me gustaría darles a conocer una de esas historias de la Historia que casi nadie conoce, uno de esos desagradables episodios que se esconde al gran público y sobre el que Hollywood nunca hará una película. Uno de esos acontecimientos que nadie incluye en los libros de texto de nuestros estudiantes, porque hoy les traigo un artículo publicado por la doctora Kirsten Lylloff que nos narra la muerte de diez mil civiles inocentes. Siete mil de ellos eran niños.

Un nuevo estudio sobre la muerte de mas de 10.000 refugiados alemanes en Dinamarca durante los últimos meses de la guerra e incluso después, ha sorprendido a los ciudadanos de este país escandinavo.

El descubrimiento que los refugiados muertos entre 1945 y 1949 incluían a más de 7.000 bebés y niños pequeños, a los que se negó la adecuada alimentación y asistencia médica, ha sido calificada por el periódico de Copenhague "Politiken" como "sorprendente e inhumano".

Igualmente malo, dice el periódico, es la "represión de los sentimientos" en el asunto de los refugiados. Hasta la fecha, para los daneses, era algo de común conocimiento y también un motivo de orgullo el que entre 200.000 y 250.000 personas, que huían del avance soviético, fueran recibidas en su país y tratadas correctamente.

La doctora Kirsten Lylloff ha estudiado más de cerca este mito. El estudio de la historia es su hobby, y siempre le había resultado curiosa la gran cantidad de tumbas de niños y bebés alemanes que había en el cementerio de su ciudad, Aalborg. Dedicó seis meses a reunir información y consiguió que se le permitiera el acceso a archivos muy relevantes.

Para esta historiadora amateur fue una auténtica sorpresa encontrarse con estadísticas e informes oficiales que jamás habían sido mencionados por la historiografía oficial de su país hasta esa fecha. Y eso a pesar del hecho de que el periodo de la ocupación alemana, desde Abril de 1940 hasta Mayo de 1945, es el periodo histórico de ese país estudiado con mas profundidad.

Al principio, los refugiados (el 85% de los cuales, eran mujeres y niños) fueron instalados en escuelas y casas de acogida, hasta que en 1945 se construyeron 142 campos para alojarlos. A los civiles daneses les estaba "estrictamente prohibido" cualquier contacto con los refugiados alemanes.

La investigación de la doctora Lylloff ha demostrado que sólo en 1945, 13.492 refugiados alemanes fallecieron en los campos daneses. Más de 7.000 eran niños por debajo de los 5 años de edad; la mayoría murieron por malnutrición, deshidratación y enfermedades perfectamente curables como infecciones estomacales e intestinales o la escarlatina. Hasta el año 1949 los servicios sanitarios daneses, así como la Cruz Roja, negaron cualquier asistencia medica a los refugiados.

"¿Cómo puede alguien considerar enemigos a niños y bebes?" Kirsten Lylloff hace mención a lo que fue un argumento común por toda Europa al final de la guerra, los alemanes eran el enemigo independientemente de su edad. Jörgen Poulsen, el actual director de la Cruz Roja danesa ha dicho sobre el estudio: "Me ha dolido leerlo. Espero que ahora seamos algo mejores". La Asociación Medica de Copenhague, la cual también negó su ayuda a los refugiados en aquellos negros días, ha dicho: "No se puede justificar, no importa lo buenas que sean las excusas".

Torben Pedersen, portavoz de la Asociación Médica Danesa, ha dicho que los historiadores tampoco deben sacar conclusiones precipitadas sobre lo ocurrido con los refugiados. Ha dicho que los cinco años de ocupación alemana y las noticias que llegaban sobre los campos de concentración, crearon el ambiente político ideal para que se dieran ese tipo de actitudes hacia los refugiados.

Sin embargo, y de acuerdo con los descubrimientos de la doctora Lylloff, hay también una consideración pragmática en la implacable actitud del gobierno danés hacia los refugiados alemanes: "La Asociación Médica declaró oficialmente que ayudar a los refugiados, empeoraría las relaciones con los aliados".De hecho, al final de la guerra, al gobierno danés le resultó bastante complicado convencer a los aliados de que ellos no habían colaborado con el Tercer Reich. En lugar de iniciar una resistencia armada, como sucedió en otros países ocupados, el gobierno de Copenhague se rindió sin lucha a los ejércitos alemanes y convirtió a su país en uno de los principales proveedores de alimentos para la Wehrmacht. A cambio, Dinamarca, fue tratada con "mucha suavidad" por los ocupantes y se libró de toda participación directa en la guerra.


Nadie juzgará a los responsables de Cruz Roja, ni a las autoridades sanitarias de Dinamarca, ni a los gobernantes bajo cuya responsabilidad se administraron estos campos mal llamados “de refugiados” puesto que no ofrecieron refugio sino sufrimiento y muerte a sus ocupantes. Nadie perseguirá a sus nonagenarios centinelas. Nadie recordará el nombre, ni la historia, ni la muerte de estos miles de niños. No, para ellos no se encargará a un escritor la biografía novelada de su muerte como se ha hecho con Ana Frank y ninguna fundación llevará sus nombres. Eso es lo malo que tiene ser una víctima de “los buenos”.

La doctora Lylloff escribió un libro narrando estos hechos. Lamentablemente creo que no se encuentra traducido al español. Su título "Niños o enemigos"


Siete mil niños anónimos murieron en los campos para "refugiados" de Dinamarca entre 1945 y 1949. Su único crimen fue ser alemanes y ningún monumento recuerda su sufrimiento ni los llantos desesperados y desgarradores de sus madres cuando exhalaban el ultimo aliento aún en sus brazos. Ningún acto oficial les rendirá homenaje.

Vaya desde aquí mi humilde recuerdo para todos y cada uno de ellos y quede esta entrada en mi blog como un humilde homenaje.

Descansen en paz.

jueves, 2 de junio de 2011

Mentiras de ayer y de hoy

No son pocas las ocasiones en las que una lógica simple, pero aplastante, se convierte en el mejor argumento frente a una compleja maraña de mentiras y escabrosos argumentos políticos. Un delicioso ejemplo literario de esto es la novela "El disputado voto del señor Cayo" escrita por el siempre genial Miguel Delibes.

Es muy posible que alguno de los lectores mas jóvenes de este blog no lo recuerde, pero en la década de los 70 y los 80, antes de la caída del muro de Berlín, era frecuente encontrar a algún marxista hablando sobre las excelencias de los países soviéticos. Estos tipos eran capaces de hablar durante horas acerca de las ventajas de los países del este y sobre lo bien que se vivía en ellos; era realmente delicioso dejarles hablar y hablar hasta que al final uno les decía:

“Está bien la URRS, es el paraíso terrenal, pero hay algo que no entiendo. ¿Por qué no hay grandes movimientos de población para emigrar a esos paraísos? Y lo que es más desconcertante, ¿por qué las alambradas de las bien resguardadas fronteras de las Repúblicas Soviéticas se hacen para impedir que la gente escape del paraíso en lugar de hacerlas para contener a las masas que, en buena lógica, deberían desear entrar a cualquier precio?”


A la intelectualidad de la izquierda europea no pareció sorprenderle que la gente arriesgara su vida para huir del paraíso soviético.

Era un placer ver sus caras, un placer que no olvidaré fácilmente.

Por supuesto que de entre todos los marxistas que proclamaban a los cuatro vientos las grandes ventajas de vivir en la URSS nunca supe de ninguno que tuviera la maleta hecha y el billete de avión en el bolsillo para escapar rumbo al paraíso.

La misma sencilla lógica se puede aplicar a día de hoy, claro que en otros terrenos y con otros interlocutores. Corrijo, en otros terrenos y con los mismos interlocutores, porque los mismos lumbreras que nos vendían las ventajas de vivir en la URSS son los que nos venden las ventajas de la inmigración, los papeles para todos etc. Claro que ahora cuentan con el inestimable apoyo de los neoliberales del PP como Doña Esperanza Aguirre. Sus motivaciones son bien distintas, por supuesto, pero la conclusión curiosamente es la misma: la inmigración es beneficiosa económicamente y enriquecedora en lo cultural.

Tan beneficiosa es su presencia que la Doña Esperanza Aguirre ha declarado recientemente “no hay inmigrantes porque avanzamos, sino que avanzamos porque hay inmigrantes”. ¡¡Bien!! ¡¡Fascinante!! Por una vez marxistas y neoliberales están de acuerdo en algo, la inmigración es beneficiosa.

Tan beneficiosa es la inmigración que en este reino de taifas en que se ha convertido la España de las autonomías, los gobiernos autonómicos se pelean entre ellos por ver quién acoge un mayor numero de inmigrantes y, por supuesto, en el plano internacional son conocidas las agrias disputas entre los países socios de la Comunidad Económica Europea por ver quién consigue una mayor cuota de inmigrantes. ¿No?

¡Pues no! Lo cierto es que es fácil recordar las quejas de la señora Aguirre por el numero de subsaharianos que eran enviados a Madrid desde Canarias, en una proporción mucho mayor que a otras regiones como Cataluña, y cómo la propia Cataluña se quejaba y exigía al Gobierno un comportamiento más estricto en cuanto a la distribución de los inmigrantes. Pero ojo, las quejas eran por que ambas comunidades consideraban que les tocaban demasiados. Paradójicamente no hay ninguna comunidad autónoma que haya alzado la voz para protestar por no tener tantos inmigrantes como le gustaría, ni siquiera la comunidad autónoma canaria se quejó de que este maná que le llegaba en pateras le fuera usurpado por la península.

¿Por qué nadie reclama una porción mayor de tan apetecible pastel?

En el plano internacional vemos atónitos a Francia enojada con Italia porque ésta le manda sus inmigrantes, motivo por el que ha estado a punto de hacer saltar los acuerdos de Schengen que permiten la libre circulación de personas. Y Dinamarca, firmante también del Tratado de Schengen, ha decidido instaurar controles fronterizos permanentes con Alemania y Suecia con el objetivo de luchar contra la inmigración ilegal... Podríamos seguir sumando noticias pero creo que, como muestra, con éstas es suficiente.

En los años ochenta los marxistas que ahora nos venden las bondades de la multiculturalidad nos vendían las bondades de la URSS, y de la misma forma que entonces no encontré a ninguno con la maleta y el pasaporte preparado para disfrutar del paraíso terrenal, aún no he encontrado a ninguno que a la hora de buscar colegio para su hijo busque premeditadamente aquel de la zona en el que estudian un mayor numero de inmigrantes con la esperanza de que su hijo disfrute de un envidiable enriquecimiento multicultural.

Del mismo modo los neoliberales nos dicen que debemos dar las gracias a la inmigración por nuestro desarrollo económico, pero luego se tiran los trastos a la cabeza para que el país vecino no le mande más inmigrantes.

Son ustedes muy libres de creer en lo que les plazca, pero en lo que a mí respecta:

Empezaré a creer en las bondades de la inmigración y su enriquecimiento cultural el día que vea a los marxistas pelear por conseguir una plaza para sus hijos en los colegios con mayor presencia de inmigrantes.

Empezaré a creer en lo fantástico del enriquecimiento cultural el día que vea cómo en una zona en la que se está produciendo un fuerte asentamiento de inmigrantes el precio de la vivienda se dispare porque los españoles en masa deseamos vivir a cualquier precio en dichos barrios, y no al contrario como ha venido sucediendo hasta ahora.

Empezaré a creer en la inmigración el día que vea al presidente de Extremadura quejándose amargamente porque la Comunidad de Madrid tiene más inmigrantes de los que la corresponden en detrimento suyo, tal y como ocurre con presupuestos subvenciones etc.

Empezaré a creer en los beneficios económicos de la inmigración cuando los países nórdicos exijan a Italia que haga un reparto equitativo a nivel comunitario de los inmigrantes que llegan a sus costas, para que ellos también puedan disfrutar de las ventajas económicas y sociales que conlleva la llegada masiva de inmigrantes.

Empezaré a creer en la multiculturalidad el día que las familias de clase media se quejen de la escasa presencia de inmigrantes residiendo en sus barrios y en los colegios de sus hijos.

Empezaré a creer en la multiculturalidad cuando nuestros empresarios cojan el coche para llevar a sus hijos a jugar a parques tomados por inmigrantes para que no se pierdan tan deseado enriquecimiento del que ya disfrutan los hijos de sus empleados.

Empezaré a creer en la multiculturalidad el día que vea a una señora del PP, luciendo melenita a lo Espe, recriminando enojada con su hija por salir con un chico español ¡habiendo tantos chicos marroquíes y dominicanos con los que podría estar saliendo!

Empezaré a creer en los beneficios económicos de la inmigración el día que empecemos a mandar inmigrantes al tercer mundo como parte de proyectos de ayuda al desarrollo.

Pero como no he visto nada de esto, me tendrán que disculpar, pero yo seguiré sin creer.

Porque la última vez que comprobé que no existía una relación coherente entre lo que nos contaban y lo que hacían, la caída del muro de Berlín vino a darme la razón. Al otro lado del muro y de las alambradas no estaba el cielo, sino el infierno, la miseria y la represión. Puede que esta vez no sea la caída de un muro sino la caída de Occidente lo que corrobore mis temores, y al otro lado de la caída de Occidente no encontraremos el paraíso multicultural que nos venden, al otro lado sólo encontraremos nuestra extinción.

Merecido descanso


Ya han pasado las elecciones tras las cuales, como habrán podido comprobar los visitantes habituales de este blog, me he tomado unos días para descansar y desconectar del mundo de la política.

Los esfuerzos realizados durante la campaña electoral se han visto recompensados con un crecimiento en número de votantes en todos los municipios en donde nos hemos presentado.

Lamentablemente, como somos ambiciosos, esperábamos más y los resultados han sabido a poco. No cabe duda de que nos habíamos puesto unas metas difíciles de alcanzar y aunque la mejora en los resultados ha sido palpable, las urnas nos han dejado un cierto regusto a decepción.

Es importante señalar que no puede ni debe confundirse la decepción con el desánimo. Después de disfrutar de unos días de merecido descanso me encuentro de regreso en el ruedo político junto con todas las personas que forman Democracia Nacional para seguir en la brecha y conseguir un futuro mejor para nuestro pueblo.

Quiero mandar un saludo y mi reconocimiento a las decenas de militantes de Democracia Nacional que en toda la geografía española han luchado en estas elecciones con una endémica carencia de medios y frente a un todopoderoso sistema sin dejar que tan desigual combate hiciera mella en su ánimo.