martes, 13 de octubre de 2015

LA RUTA DEL NORTE: UNA RUTA NAVAL QUE DETERMINARÁ EL FUTURO.



 Las rutas comerciales han marcado profundamente la geoestrategia a lo largo de la historia con todo lo que eso conlleva, guerras, desarrollo económico etc. Curiosamente éste es un hecho que muchas veces parecemos olvidar en nuestros análisis de política internacional.

Las Cruzadas, la caída de Constantinopla, el descubrimiento de América… son acontecimientos íntimamente relacionados con las rutas de comercio de sus respectivas épocas, la ruta de las caravanas del desierto, la ruta de la seda o las rutas de navegación abiertas por los portugueses.

En épocas más recientes, la apertura del canal de la Mancha, en clara competencia con el ferrocarril de Bagdad que se construía para conectar Berlín con la ciudad del entonces imperio otomano, es señalada por muchos historiadores como la principal causa de la Primera Guerra Mundial.

¿Pero qué ocurre hoy en día? ¿Siguen siendo las rutas marítimas tan importantes en la geoestrategia mundial y la economía? Veamos las cifras.

El transporte marítimo aglutina más del 90% del comercio internacional de mercancías y más del 50% del comercio de petróleo en el mundo.


Como se puede observar en el mapa, la densidad de flujos marítimos es mucho mayor en el hemisferio norte gracias a la existencia de dos pasos estratégicos, el canal de Panamá y el canal de Suez, que evitan a los buques tener que rodear los continentes sudamericano y africano; estos dos cuellos de botella son, junto con el estrecho de Gibraltar, los puntos más estratégicos para el ochenta por ciento del comercio mundial.

Los países a los que beneficia una ruta marítima tienen interés en que por ella se transite con libertad y seguridad, por ello controlar esos puntos neurálgicos del comercio mundial es de una importancia geoestratégica difícilmente igualable.

En opinión de Jean-Paul Rodríguez, profesor de la Universidad de Hofstra (Nueva York, EEUU) y autor del libro “Geografía del transporte marítimo”, las rutas marítimas "… son los cimientos de la globalización. Es el sostén del comercio internacional y toda la industria global está influida, de alguna manera, por este sector". Curiosamente la visibilidad de la industria del transporte marítimo es mucho más reducida que su importancia. La verdad es que a la gente, por norma general, no le interesa saber cómo vienen las cosas.

Pero, a pesar de su escasa visibilidad, la importancia de las rutas de comercio marítimo es tan determinante en la geopolítica mundial que cualquier acontecimiento relevante que las hiciera cambiar variaría el equilibrio de fuerzas y transformaría profundamente el panorama económico y político del mundo.

El motivo por el que hoy me decidido a escribir sobre esto es porque ese cambio que trastocaría el panorama económico y geopolítico podría estar a punto de suceder.

La ruta marítima del norte, que une el Atlántico y el Pacífico a lo largo de las costas de Rusia, podría estar próxima a abrirse y sería una alternativa al canal de Suez y al de Panamá, lo que la convertiría en un futuro próximo en uno de los corredores comerciales más importantes del mundo. Esta ruta marítima posibilitaría una reducción notable en la duración del trayecto de los envíos de mercancías desde el Pacífico hasta las costas atlánticas de Europa y América del Norte (pasaría de las 21.600 millas náuticas actuales a 14.600 para unir Hamburgo y Yokohama).

Tradicionalmente el sector naviero tiene bajos márgenes de beneficio, los presupuestos de los portes por vía marítima están tan ajustados que quien no tuviera acceso a esa nueva ruta quedaría totalmente fuera de los precios de mercado y quien la controle controlaría el grueso del tráfico marítimo de mercancías. Dicho de otro modo, quien controle la nueva ruta comercial, controlará el comercio mundial.


Mucho se ha discutido sobre el calentamiento global, yo personalmente discrepo con los ecologistas acerca de que dicho calentamiento se esté produciendo por la acción de la mano del hombre, pero lo realmente importante es que sea una u otra la causa, la tierra ciertamente se está calentando y la ruta se ha hecho más fácilmente navegable. Ya en 2013 el primer gran mercante chino la llevó a cabo y desde entonces el número de buques que la transitan va en aumento así como los esfuerzos rusos por conseguir que la ruta sea transitable y segura.

Moscú aspira a mantener abierta todo el año la ruta marítima del norte, cuya importancia no sólo tiene dimensiones económicas, sino también estratégicas para Rusia. Las autoridades rusas se han puesto el objetivo de aumentar la capacidad anual de la ruta marítima del norte desde los cuatro millones de toneladas de carga actuales hasta los ochenta millones de toneladas a medio plazo.

Para lograrlo, Rusia ha desarrollado el diseño del nuevo 'superrompehielos' que permitirá operar a todo tipo de naves en el Ártico durante todo el año y consolidará el liderazgo de Rusia en la región; Rusia utiliza actualmente seis rompehielos de propulsión nuclear y más de una docena de propulsión convencional. Al mismo tiempo la Armada rusa sigue aumentando el número de buques que pueden operar en aguas del Ártico.

La Armada de EEUU, por su parte, dispone de sólo dos grandes rompehielos, uno de los cuales está desde hace varios años en reparación. EEUU ha quedado muy rezagado en la carrera por el Ártico y se muestra incapaz de competir con Rusia, que ha elaborado una sólida estrategia en la zona.

Cabe destacar el aumento de la presencia militar de Rusia que, según un comunicado del Ejército ruso, ya ha empezado a patrullar la ruta marítima del Ártico con sus aviones no tripulados. Estos aparatos van a vigilar la zona ártica del país y observar la situación de la formación de hielos en su tramo de la Ruta Marítima del Norte.

La ruta por el Atlántico norte no sólo tendría importancia comercial como alternativa al canal de Suez, también tendría gran importancia militar; prueba de ello es que cerca de cuarenta buques de guerra la Marina de EEUU atraviesan mensualmente el canal de Suez y no podrían hacerlo con la misma libertad en una ruta controlada por Rusia.

Con su creciente presencia militar en el Ártico, Rusia también pretende afianzar sus reclamaciones sobre las enormes reservas de petróleo y gas que se supone alberga esta región. Rusia sostiene que su plataforma continental penetra tanto en el Polo Norte que puede reclamar la soberanía sobre esta región. Los otros países limítrofes (Dinamarca, Canadá, Noruega y EEUU) también están reclamando sus derechos. A principios de agosto, Moscú reivindicó ante la ONU, con pruebas científicas de apoyo, la soberanía de 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el Ártico.

En medio de la disputa con sus competidores, Rusia no sólo ha tomado la delantera a los demás países con sus reclamaciones territoriales y de jurisdicción en la zona. El Ejército de Rusia ha estacionado ya en el Ártico sistemas antimisiles del tipo Panzir, según informó el teniente general Kirill Makarov. Además Rusia realizó en mayo maniobras militares de gran escala en el Ártico y, según el comandante de la Flota del Norte que dirigió los ejercicios, "estas maniobras tienen como objetivo aumentar la seguridad del Ártico ruso y garantizar la libertad económica de nuestro Estado en esta región". El Ejército ruso también ha fortalecido la aviación naval y las unidades de misiles antiaéreos emplazadas en esta región

Después de lo visto, no deberían sorprendernos las siguientes declaraciones del comandante de la Guardia Costera de EEUU, almirante Paul Zukunft, a la revista Newsweek: "No jugamos con Rusia en la misma categoría. Ni siquiera participamos en el juego".

En los últimos tiempos, Rusia ha iniciado obras masivas de construcción en la región. Está levantando diez estaciones polares, dieciséis puertos, trece aeródromos e incluso diez estaciones de defensa antiaérea. Y lo que puede inquietar más a los EEUU es que China respalda estas políticas, tal y como recordaban las declaraciones del canciller ruso Serguéi Lavrov que declaró “China es un socio prioritario de Rusia para cooperar en la zona del Ártico”.

Conclusión: la ruta marítima del Atlántico norte, gracias al calentamiento global y al desarrollo de superrompehielos nucleares, podría quedar abierta y cambiar el comercio marítimo; quien controle la nueva ruta controlará el comercio mundial y Rusia parece haber arrasado a sus competidores.

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