viernes, 16 de septiembre de 2011

Pueblos sin tradición

Hoy les traigo un artículo firmado por Juan Manuel de Prada, uno de los pocos irreverentes que se atreven a cargar contra los dogmas cuasi religiosos del pensamiento único en el que nos hallamos inmersos.

Puede que en ocasiones no esté de acuerdo con su opinión, pero ésta no es una de esas ocasiones. De hecho creo que la siempre magnífica pluma del señor de Prada en esta ocasión ha dado a luz un texto digno de ser incluído en cualquier manual de formación de aquellos que creemos que, al margen de la actual decadencia, hay otra vía posible que conduce a un futuro mejor.

Espero que les guste tanto como a mi.

Pueblos sin tradición


Los romanos completaban la compraventa de una casa mediante el acto de la traditio, por el cual el vendedor entregaba al comprador la llave que le franqueaba la entrada a su nueva propiedad. Y a esa entrega de una llave de unas generaciones a otras, una llave que, encajada en la cerradura del mundo, nos franquea sus enigmas, es a lo que llamamos tradición. Todos los tiranos que en el mundo han sido, para imponer sus designios, han tratado de destruir los lazos de la tradición, pues saben que las personas desvinculadas se convierten en carne de ingeniería social; de ahí que siempre hayan combatido los lazos vivos que mantienen a los hombres unidos en su origen y orientados hacia su fin, empezando por los lazos familiares y religiosos.

Nuestra época ha logrado disminuir las causas del hambre, de la enfermedad y el dolor físico. Pero hay otro tipo de dolor, el más propio y exclusivo del hombre, que nace de la soledad espiritual, de la desesperación, de la falta de sentido de la propia existencia, que no sólo no se ha reducido, sino que se ha incrementado de forma alarmante en nuestra época. Y este dolor nace de la falta de lazos, de esa conciencia de desarraigo que vacía la vida de sentido humano, de objetivos y de esperanza. La tradición alberga al hombre en el tiempo, como su casa lo alberga en el espacio, y le otorga su bien más preciado: el sentido temporal de las cosas, que le permite no perder la vida en la incoherencia y el hastío, la incertidumbre y la dispersión.

Los nuevos tiranos nos venden la ruptura con la tradición como una suerte de liberación mesiánica. Absolutizando el presente, los hombres llegan a creerse dioses; y olvidan que las ideas nuevas que les rondan la cabeza (que, por supuesto, son ideas inducidas por el tirano de turno, que ha modelado a su gusto la esfera interior de sus conciencias) son repetición de los viejos errores de antaño, esos errores que sólo a la luz de la tradición se delatan. Porque la tradición nos conecta con un depósito de sabiduría acumulada que sirve para explicar el mundo, que ofrece soluciones a los problemas en apariencia irresolubles que el mundo nos propone; problemas que otros confrontaron y dilucidaron antes que nosotros. Y cuando los vínculos con ese depósito de sabiduría acumulada son destruidos, cualquier intento de comprender el mundo se hace añicos.

Es verdad que los hombres han deseado siempre cambiar: pero los hombres con tradición desean ese cambio para acercarse a aquello que no cambia; los que carecen de tradición, en cambio, quieren cambiar para adaptarse a lo que de continuo cambia.

Alexis de Tocqueville, en La democracia en América, imagina la sociedad futura con unos tintes que hoy adquieren una dimensión profética:

«Veo una multitud innumerable de hombres semejantes o iguales entre sí, que giran sin cesar sobre sí mismos para procurarse placeres ruines y vulgares con los que llenan su alma. Retirado cada uno aparte, vive como extraño al destino de todos los demás: se halla al lado de sus conciudadanos, pero no los ve; los toca y no los siente; no existe sino en sí mismo y para él sólo.

Sobre estos hombres se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga sólo de asegurar sus goces y vigilar su suerte. Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia y quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar.

Trabaja en su felicidad, mas pretende ser el único agente y el único árbitro de ella, provee a su seguridad y a sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir.

Después de haber tomado así entre sus poderosas manos a cada individuo y de haberlo formado a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie de un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más raros y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso y adelantarse a la muchedumbre:

no destruye las voluntades, pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, extingue, debilita y reduce, en fin, a cada nación a un rebaño de animales cuyo pastor es el Estado»
.

Convertirse en rebaño, ese es el destino de los pueblos sin tradición.


Texto original en Animales de Compañía, por Juan Manuel de Prada

lunes, 12 de septiembre de 2011

Por qué consumir productos españoles


Me permito invitar a todos los lectores de este blog a asistir a esta interesante conferencia en defensa de los intereses de la agricultura española. Aprovecho para recordar que todas las conferencias que se ofrecen en La Nave son gratuitas, están abiertas a todo el público y no es necesario estar afiliado para asistir.

Por si esto fuera poco, después de la conferencia tendremos la oportunidad de probar un magnífico pisto y gachas manchegas, regadas con vino de la tierra.

domingo, 11 de septiembre de 2011

11S: En Honor a la Verdad

Hoy se cumplen diez años del mayor atentado de la historia. Pero este Pearl Harbor del siglo XXI, que cambió totalmente el panorama internacional, aún encierra demasiadas dudas y demasiadas preguntas.

Si usted cree que la busqueda de la verdad es más que un derecho una obligación, hoy le animo a que vea el siguiente documental.

ZERO - EE.UU. ha ocultado los verdaderos acontecimientos del 11-S from TRUKINY2 on Vimeo.


Existirá la verdad aunque el mundo perezca.

San Agustín

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿La prensa no se entera?


Hay días en que no puedo evitar quedarme atónito. El motivo de mi desconcierto no es otro que el goteo de noticias que en los últimos días apuntan a que la revolución libia está siendo protagonizada por radicales islámicos. O dicho de otro modo, que la OTAN ha prestado y aun prestará un indispensable apoyo militar a Al Qaeda para derrocar al régimen libio que, todo sea dicho de paso, se había mostrado en los últimos años como un firme aliado de Occidente frente al radicalismo islámico.

No, no se engañen. La sorpresa no es porque los insurgentes sean afines a Al Qaeda, sino porque esto se presente como notición inesperado y nuestros periodistas nos lo narren en un tono que oscila entre la sorpresa y la preocupación.

Que los insurgentes son unos radicales islámicos partidarios de Al Qaeda es desde el primer momento algo tan evidente que sólo dos cosas pueden justificar ese tono de preocupación y asombro con el que ahora se nos esta narrando:

- O bien nuestros periodistas son unos absolutos incompetentes que no tienen a su alcance no ya un contacto en el CNI o en la CIA que les explique la realidad de la situación, ¡sino que no deben tener ni Internet!

- O bien son unos manipuladores natos que siguen al pie de la letra instrucciones de no desvelar quién se encontraba detrás de la tan elogiada revolución libia hasta que ya fuera inevitable la victoria de los insurgentes gracias al apoyo militar económico y logística de las potencias occidentales.

Permítanme que les muestre sólo algunas de las noticias que en escasos minutos cualquiera, sea periodista o no, puede encontrar en Internet si realmente hubiera deseado documentarse y contar algo que se aproximara a la verdad.

Empecemos por los explícitos mensajes emitidos por dirigentes de Al Qaeda y el radicalismo islámico a favor de la sublevación contra Gadafi:

El 14 de abril de 2011 el número dos de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, llamó a los musulmanes a levantarse contra el régimen de Muamar Gadafi.

¡En cuatro meses y medio nuestros periodistas no se han enterado!

El 21 de febrero de 2011 el influyente clérigo musulmán Yusuf al-Qaradawi,líder de los Hermanos Musulmanes de Egipto ha emitido desde Al Jazeera una fatua por la que cualquier soldado libio que pueda disparar mate al acosado líder Muamar Gadafi, para así ayudar a Libia a deshacerse de él.



¡En más de seis meses nuestros periodistas no se han enterado!

El 12 de marzo de 1011 se emite un mensaje en vídeo, en el que el libio Abu Yahya al Libi, un importante líder de Al Qaeda, instaba a sus compatriotas a continuar e intensificar la lucha contra Gadafi.

¡En cinco meses y medio nuestros periodistas no se han enterado!

El 25 de marzo de 2011 Abdel-Hakim al-Hasidi, el líder rebelde de Libia, ha dicho que los yihadistas que lucharon contra las tropas aliadas en Irak están en el frente de la batalla contra el régimen de Muammar Gaddafi.

¡En cinco meses nuestros periodistas no se han enterado!

El 23 de febrero de 2011 el viceministro libio de Relaciones Exteriores, Jaled Kaim, afirmó durante una reunión con embajadores de los países de la Unión Europea que Al Qaeda estableció un emirato islámico en la zona de Derna, gobernado por un ex detenido de Guantánamo.

“Ahora tienen a su disposición una emisora de radio y están empezando a imponer el burka (el velo integral islámico)", afirmó, añadiendo que estos islamistas "ejecutaron a personas porque se negaban a cooperar".

¡En ocho meses y medio nuestros periodistas no se han enterado!

Pues bien, todas estas declaraciones al parecer no sirvieron de nada, pues nuestros periodistas siguieron sin darse por enterados.

Tampoco ha debido despertar las sospechas de nuestros intrépidos chicos de la prensa la presencia de miembros de Al Qaeda dirigiendo las unidades militares rebeldes

- Abdelhakim Belhadj a quien las autoridades rebeldes han confiado el mando militar de la capital del país. Belhadj es el antiguo emir del Grupo Islámico Libio de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés), incluido en la lista de organizaciones terroristas tras los atentados del 11-S en Nueva York.

- Abu Laith al-Libi dirigente de los primeros pasos de esta organización, responsable de campos de entrenamiento de terroristas y enlace entre Al Qaeda y el movimiento talibán, según el diario Asharq Alawsat.

- Abdelkarim al-Hasadi y Abu Sufian bin Qumu, ex prisioneros de Guantánamo y actualmente importantes comandantes de los sublevados.

Por cierto puede que la presencia en los principales puestos del nuevo ejército libio de fundamentalistas islámicos sea una explicación razonable del por qué se decidió eliminar al general Abdel Fatah Yunis, una pieza tan importante como molesta que no terminaba de encajar en el fanatismo religioso de esa nueva libia que esta germinando al calor de las bombas de la OTAN.

Yunis fue muerto a tiros por una banda en su hotel después de que fuera convocado desde el frente por el Consejo Nacional de Transición "para ser interrogado sobre los asuntos militares”.

Claro que el atentado que le costo la vida sigue envuelto en el misterio... al menos para nuestros periódicos.

Soy consciente de que auto citarse es algo que no debe hacerse pero en esta ocasión espero que me disculpen por hacerlo, pero es que hasta yo, un modesto bloguero que no tiene a su alcance otro medio que Internet y una sana curiosidad, escribí en una fecha tan temprana como el 25 de marzo de 2011 lo siguiente:

“Sin duda es un espectáculo bochornoso ver a nuestro ejército, del brazo de las fuerzas qataríes, involucrado en una guerra en defensa de "la libertad y la democracia" que según nos dicen se encuentra encarnada en los extremistas islámicos que forman el grueso de los rebeldes libios, los mismos extremistas musulmanes que siempre han encarnado la oposición al régimen de Gadafi, no en vano Bengasi se ha convertido en el núcleo y capital de los rebeldes.

No olvidemos que en el 2006 en esa ciudad se produjeron algunos de los más violentos disturbios por las caricaturas de Mahoma, produciéndose incluso once muertos cuando la policía de Gadafi tuvo que disparar contra una multitud de extremistas que pretendían tomar al asalto el consulado de Italia. Claro que en aquel entonces el que la policía de Gadafi disparara contra fundamentalistas islámicos a nadie parecía importarle.”


¿Cómo pueden entonces nuestros siempre bien informados periodistas expresar sorpresa o preocupación por noticias como estas?

El Islam será el eje sobre el que girará el nuevo Estado Libio donde la Sharía (código de ley islámico) será “la fuente de jurisprudencia”.

Nombran jefe militar de Trípoli a un emir vinculado a Al Qaeda.

¿Realmente están sorprendidos y preocupados? ¿O sencillamente se ríen de nosotros? La cosa es realmente grave pues estos acontecimientos o similares eran tan sumamente predecibles viendo quiénes protagonizaban la revolución contra Gadafi que si están sorprendidos son unos absolutos ingenuos. ¿Qué necesitaban para enterarse? ¿Una visita a sus redacciones del extrañamente difunto Bin Laden para contárselo?

Pero si sabían que estabamos ayudando al fundamentalismo islámico a hacerse con el poder en Libia y lo ocultaron la cosa es casi peor, porque estos profesionales de la información habrán demostrado ser auténticos profesionales de la desinformación y la manipulación. Unas personas, en definitiva, poco de fiar.

Me gustaría contarles una anécdota que puede que les resulte interesante: eEl gran periodista John Swinton, fue durante varios años redactor gerente del New York Times. Cuando se jubiló sus colegas americanos le dedicaron un banquete.

He aquí unos fragmentos de su discurso al responder al brindis propuesto por un comensal en honor de la prensa independiente:

“No existe la prensa independiente; si acaso podría existir en una pequeña ciudad rural. Vosotros lo sabéis y yo lo sé. No hay entre todos vosotros uno sólo que ose escribir su honrada opinión, y si lo hicierais, sabéis de sobras que vuestro escrito no sería nunca impreso.

Me pagan 150 dólares semanales por no publicar mi opinión en el periódico en que trabajo. Otros, entre vosotros, reciben salarios similares por un trabajo igual al mío... y si uno solo de entre vosotros fuera lo bastante loco para escribir lo que piensa, para decir la verdad, se encontraría de inmediato en medio de la calle buscando un empleo.

El oficio de periodista en Nueva York, y yo creo que en todas partes, consiste en destruir la verdad, en mentir abiertamente, en pervertir, en envilecer, en reptar a los pies de Mammon, y en vender a su raza y a su patria por su pan cotidiano.

Vosotros lo sabéis. Yo lo sé. Por eso digo que es una locura beber a la salud de una prensa independiente. Somos unas simples herramientas. Somos los lacayos de unos hombres ricos que están tras los bastidores. Somos unos polichinelas. Ellos mueven los hilos y nosotros bailamos. Nuestros pobres talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas son propiedad de otros hombres. Somos unos prostitutos intelectuales.”


Saquen ustedes sus conclusiones, pero ante la falsa sorpresa y preocupación con la que recogen los periódicos las noticias que nos llegan de la nueva Libia a mi me parece que a los pobres polichinelas del periodismo esta vez les a tocado bailar con la más fea.