miércoles, 24 de febrero de 2010

U-Botte

"Wasserbomben". Richard Schreiber, 1944.

Narración del escritor, poeta y sobre todo amigo Juan Pablo Vitali, al que agradezco que me haya permitido su publicación en este blog. Es una emotiva historia que narra la llegada, al final de la Segunda Guerra Mundial, de unos submarinistas alemanes a la Argentina, como la definió Vitali en alguna ocasión "el Sur del Sur, en la patria de todos los exilios europeos".


U-Botte

El sol golpeaba las antiguas piedras.

Cuando desembarcaron ya no tenían Patria. Todo aquello por lo que habían luchado no existía. Pero eran jóvenes y estaban dispuestos a vivir.

Habituados a los mares nórdicos, el mar austral les pareció un hermoso reflejo de su origen.

Bajaron a tierra pensando en los camaradas caídos, en que nunca podrían olvidar aquellos rostros que al morir, llevaban impresa una ciega fe en la victoria. Sin embargo sobrevino la derrota. Una dura derrota.

Eran unos pocos hombres condenados, sin nombre, sin pasado, con documentos que los transformaban en ciudadanos de un país desconocido. Tenían miedo de abrir esos documentos, y de ver escrita esa verdad irreversible junto a sus fotos. Tan verdad como los muertos, que habían quedado encerrados para siempre en el cilindro metálico de la nave.

Estaban absortos ante la mutación negativa del mundo.

El submarino yacía en el fondo del mar. El lugar y la fecha del hecho no importan. Habían hecho lo posible y podían estar orgullosos.

Aquel continente inhóspito les resultaba un paraíso. Soplaban fuertes vientos. Paso a paso se internaron en la vastedad del Sur, mientras se avecinaba el duro invierno.

La nave que había sido una segunda piel de metal, desapareció rápidamente con la explosión, sin que hubieran podido abandonarla más que unos pocos afortunados. Ahora permanecería sumergida como un mojón secreto bajo las heladas aguas, señalando un punto eterno.

No habría ya misiones que cumplir. Faltaba la última acción de guerra que era rendirse, pero esa jamás sería cumplida.

Acaso había todavía una posibilidad de paz y dignidad en los confines.

Ninguno articulaba palabra. No había palabras que decir, fuera de las dichas en el contexto del combate. El silencio resultaba demasiado cruel extendido a través del viento, kilómetro a kilómetro.

La delgadez y las barbas crecidas, les imprimían un aspecto fantasmal.

Habían memorizado ciertos nombres y lugares. Llevaban sus brújulas. Pero siendo marinos la extensión terrestre los abrumaba, y la dirección que marcaban los instrumentos, parecía inútil en semejante inmensidad.

El punto de contacto era una estancia. Trataron de comprender qué significaba una estancia, porque no parecía posible que hubiera personas viviendo en tales páramos.

Supieron que el destino de otras naves y de otros hombres había sido peor: hundirse súbitamente con todos sus tripulantes, bajo el peso acuático del olvido.

El anonimato significaba al menos estar con vida. Esperaban que la conciencia, les permitiera perdonárselo.

Nombres ajenos, crecían dentro de los documentos. Otro idioma dominaba el espacio. El ambiente participaba sin embargo, de la naturaleza del silencio submarino. Crecía la ansiedad por saber, cómo sería ser otro.

La memoria de los navíos y de los muertos caminaba con ellos. Una sensación de final, acompañaba los rítmicos pasos.

En algún lugar de la meseta había un espíritu afín. Otro dios en el exilio, quizá evadido antiguamente de un continente sumergido. Silbaba fuertemente el viento, mientras esperaban la señal de contacto.

Añoraban el sol. Pero no este sol de piedra despiadado de la estepa, sino el que alumbraba a sus antepasados, en el centro de una Europa ahora inexistente.

Caminaban sonámbulos alrededor del comandante, un conductor de hombres hecho del más duro acero. Había crecido en él un halo de profeta, la expresión de quien lleva consigo más almas que la propia. Con él estaban seguros de llegar a destino, llevaba el rumbo, como si conociera el lugar desde un pasado remoto.

Los músculos ya no soportaban la tensión. Marcharon horas y horas por aquella ruta interminable sin detenerse.

La oscuridad crecía. Ya no se distinguían los uniformes grises ni las cruces de hierro. Sólo los rostros, como débiles reflejos luminosos todavía podían verse.

En los duros rictus de inquietud, una luz se reflejó de pronto. Pero nada era seguro en semejante inmensidad. Brillaron los ojos de todos menos los del comandante, que permanecían siempre iguales a sí mismos.

La luz resultó ser cierta. En el confín del mundo había una luz brillando por ellos. Un símbolo de victoria en medio de la oscuridad de la muerte, de la gran muerte de todo lo que amaron.

Aquella luz les pareció el sol naciente, y quien la blandía, el dios tutelar del finis terrae.

Traspusieron una tranquera y otra más, hasta escuchar los pasos de unas personas que no pudieron ver. Kilómetros de camino los separaban todavía, de la austera belleza de una casa de madera. Descubrieron que la luz después de todo, no era más que un sencillo farol a querosén.

El hombre que los esperaba bajo la galería, semejaba un antiguo guerrero. La vestimenta tradicional aumentaba la dignidad de su figura, y una actitud de señorío parecía natural en él.

Estaban de pronto frente a un hermoso fuego. Allí repitieron la más antigua ceremonia de los hombres de su estirpe, y brindaron frente al calor de las llamas, abrumados por los recuerdos y la desazón de la derrota.

Al día siguiente, partieron hacia los distintos rumbos que les fueron señalados.

Hundieron sus raíces en la nueva tierra.

Ahora ya ancianos, suelen a veces historias de submarinos y desembarcos. Se ríen entonces, como quien escucha cosas descabelladas. Cosas que se suponen escondidas, en algún lugar remoto del Sur.

Pero ellos saben que es cierto, se vieron una vez submarinos en estas costas. Naves errantes que convirtieron sus hombres en otros hombres, con distinto nombre, oficio e idioma que los primeros, pero con igual lealtad en la paz de ultramar, que la demostrada en el mar durante la guerra.

Juan Pablo Vitali

sábado, 20 de febrero de 2010

Mi abuelo y yo -Marko Perkovic Thompson

Marko Perkovic Thompson es un popular cantante croata.

Marko Perkovic nace en octubre de 1966 en Čavoglave, República Socialista Yugoslava de Croacia (hoy República de Croacia). Sus canciones tratan de temas nacionalistas: Dios, Patria y Familia, pero también temas amorosos.

Perkovic ha levantado numerosas críticas por su pensamiento antiserbio, ultranacionalista, y nostálgico del Régimen Ustashi. Fuera de Europa ha actuado en los Estados Unidos, Canadá y Australia pero instituciones judías han tratado de impedir estas presentaciones del 2007 y 2008; su música esta prohibida en varios países europeos, entre ellos Austria y Suiza.

Durante la Eurocopa 2008 el entrenador croata Slaven Bilic, para celebrar la victoria contra el combinado austriaco, optó por poner a sus jugadores una canción de Perkovic ante las críticas de la prensa internacional.



Los Ustaše saludaban con un”Za dom” (Para la patria), a lo que se le respondía con un “Spremni” (¡Preparados!).

martes, 16 de febrero de 2010

Entre talantes y debates

Malos tiempos los que nos ha tocado vivir en esta España nuestra, presididos por un iluminado protagonista de actuaciones que, a mi juicio, oscilan entre la incompetencia más absoluta y la alta traición, como en el caso Faisán por el que algún día podríamos verle sentado ante el juez. Claro que en los últimos tiempos no descarto en absoluto que llegado el juicio se le pueda aplicar algún tipo de atenuante por no estar en pleno uso de sus facultades mentales.

La lógica tristeza y alarma que produce esta situación se convierte en desesperación cuando en el horizonte el único paladín que la mayoría de los medios de comunicación nos presentan para acudir al rescate de nuestro país parece ser don Mariano Rajoy.

Lo mejor que se puede decir del señor Rajoy es que es el tuerto en el país de los ciegos, personaje gris donde los haya que ha convertido el extraño don de hablar sin decir nada en un arte y una seña de su identidad. Dando un somero repaso a la actualidad de los últimos meses nos encontramos que don Mariano está a favor de abrir un debate sobre la cadena perpetua, está a favor de abrir un debate sobre el estado del bienestar, desde las pensiones a la sanidad. Don Mariano Rajoy aboga por abrir un debate nacional sobre la actual situación económica y abrir otro debate más sobre “la idea de España”... Este hombre está tan obsesionado con abrir un debate ante cualquier cuestión como Zapatero por afrontarla con talante.

Bien, pues hoy, señor Rajoy, propongo llevarle a usted a debate.

No es que me parezca mal que quiera usted abrir debates a diestro y siniestro, es que como ciudadano creo que es razonable exigirle que me explique de forma clara y entendible qué postura es la que piensa defender en dicho debate.

Se dice en política (no sin cierta dosis de maldad y de realismo) que cuando se quiere enterrar algún asunto incomodo para que duerma el sueño de los justos, lo mejor que se puede hacer es crear una comisión para resolverlo y dilatar su actuación hasta que el público se haya olvidado de él. Bien, pues usted ha inventado una nueva versión de esta vieja argucia, y ante cualquier dilema nos dice a los ciudadanos que lo que quiere es abrir un debate y con esto nos debemos dar por satisfechos.

Pues mire usted por dónde yo no me siento satisfecho, y es que después de llevar usted la timorata de años en la política activa aún no me he enterado (y sospecho que no soy el único) de cuál es su postura en asuntos tan importantes como el aborto, el modelo de estado, la ley electoral, las competencias autonómicas, inmigración, política lingüística etc.

En estas condiciones, cuando usted me pide el voto sin aclarar sus posturas, lo que realmente me pide es un cheque en blanco. Y no se lo tome a mal, pero no están los tiempos como para dar cheques y menos en blanco.

Visto lo visto no es de extrañar que los ciudadanos empiecen a prestar atención a dirigentes de partidos modestos como Rosa Díez de Unión Progreso y Democracia o el presidente de Democracia Nacional, don Manuel Canduela. Y es que uno se sentirá más próximo de uno u otro según su ideología (yo que nunca he sido socialista, lógicamente me encuentro mucho más próximo a señor Canduela). Pero lo cierto es que por sorprendente que parezca ¡se les entiende todo!

Qué diferente sería el panorama político español si en lugar de andar perdidos entre talantes y debates, la vida política española se regenerara con una mayor presencia de estos nuevos partidos.


Manuel Canduela en Antena Huelva

lunes, 15 de febrero de 2010

Carta de Pérez Reverte a un lector vasco

Cortos de razones, largos de espada



ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 19 de agosto de 2007

Eres joven y guipuzcoano, según deduzco por tu carta y el remite. Escribes como lector reciente de la última aventura de nuestro amigo Alatriste, contándome que es el primer libro de la serie que cae en tus manos. Te ha gustado mucho, dices, excepto el hecho «poco riguroso» y «poco creíble» de que una galera española estuviera tripulada por soldados vizcaínos que combatían al grito de Cierra, España; en referencia a la Caridad Negra, que en los últimos capítulos combate a los turcos, en las bocas de Escanderlu, llevando a bordo a la compañía del capitán Machín de Gorostiola. Y añades, joven amigo –lo de joven es importante–, que eso no disminuye tu entusiasmo por la historia que has leído; pero que el episodio de los vizcaínos te chirría, pues parece forzado. «Metido con calzador –son tus palabras– para demostrar que los vascos (y no los vascongados, don Arturo) estábamos perfectamente integrados en las fuerzas armadas españolas, lo que no era del todo cierto.»

Son las siete últimas palabras del párrafo anterior las que me hacen, hoy, escribir sobre esto; la triste certeza de que realmente crees en lo que dices. Te gusta la novela, pero lamentas que el autor haga trampas con la Historia real; la auténtica Historia que –eso no lo cuentas, pero se deduce– te enseñaron en el colegio. Así que, con buena voluntad y con el deseo de que yo no cometa errores en futuras entregas, me corriges. Debería, a cambio, escribirte una carta con mi versión del asunto. El problema es que nunca contesto el correo. No tengo tiempo, y lo siento. Esta página, sin embargo, no es mala solución. La lee gente, y así quizá evite otras cartas como la tuya. De paso, extiendo mi respuesta a la cuadrilla de embusteros y sinvergüenzas de los sucesivos ministerios de Educación, de la consejería autonómica correspondiente, de los colegios o de donde sea, que son los verdaderos culpables de que a los diecisiete años, honrado lector, tengas –si me permites una expresión clásica– la picha histórica hecha un lío.

Machín de Gorostiola es un personaje ficticio, como su compañía de infantería vizcaína. En efecto. Pero uno y otros deben mucho al capitán Machín de Munguía y a los soldados de su compañía, «la mayor parte vascongados», que, según una relación del siglo XVI conservada en el Museo Naval de Madrid, pelearon como fieras durante todo un día contra tres galeras turcas, en La Prevesa. En cuanto a lo de Cierra, España, ni es consigna franquista ni del Capitán Trueno. Quien conoce los textos de la época sabe que, durante siglos, ése fue usual grito de ataque de la infantería española –en su tiempo la más fiel, sufrida y temible de Europa–, que en gran número, además de soldados castellanos y de otras regiones, estaba formada por vizcaínos; pues así, vizcaínos, solía llamarse entonces a los vascos en general, «a veces cortos de razones pero siempre largos de bolsa y espada». Y guste o no a quien manipuló tus libros escolares, amigo mío, con sus nombres están hechas las viejas relaciones militares, de Flandes a Berbería, de las Indias a la costa turca. Los oprimidos vascos fuisteis –extraño síndrome de Estocolmo, el vuestro– protagonistas de todas las empresas españolas por tierra y mar desde el siglo XV en adelante. Ése fue, entre otros muchos, el caso de los capitanes de galeras Iñigo de Urquiza, Juan Lezcano y Felipe Martínez de Echevarría, del almirante Antonio de Oquendo, su padre y su hijo Miguel, o de tantos otros embarcados en las galeras del Mediterráneo o en la empresa de Inglaterra. Las relaciones de Ibarra, Bentivoglio, Benavides, Villalobos o Coloma sobre las guerras del Palatinado y Flandes, los asedios, los asaltos con el agua por la cintura, las matanzas y las hazañas, las victorias y las derrotas, hasta Rocroi y más allá incluso, están salpicadas de tales apellidos, sin olvidar las guerras de Italia: en Pavía, por ejemplo, un rey francés fue capturado por un humilde soldado de Hernani, en el curso de una acción sostenida por tenaces arcabuceros vascos. Y te doy mi palabra de honor de que aquel día todos gritaron, hasta enronquecer, Cierra, España: voz que, en realidad, no tenía significado ideológico alguno. Sólo era un modo de animarse unos a otros –eran tiempos duros– diciéndole al enemigo de entonces, fuera el que fuera: Cuidado, que ataca España.

Así que ya ves, amigo mío. No inventé nada. El único invento es el negocio perverso de quienes te niegan y escamotean la verdadera Historia: la de tu patria vasca –«La gente más antigua, noble y limpia de toda España», escribía en 1606 el malagueño Bernardo de Alderete– y la de la otra, la grande y vieja. La común. La tuya y la mía.

domingo, 14 de febrero de 2010

Trabajos forzados


La actual legislación española prohibe los trabajos forzados para los reclusos. ¿Es esto razonable? Yo opino que no.

Empezaré por decir lo que entiendo por trabajos forzados: no hablo de esclavos con las espaldas laceradas por los latigazos, ni de malos tratos físicos ni psicológicos, ni de mandar a nadie a galeras.

Hablo de trabajo sin más, hacer matrículas, plantar árboles etc. Pero forzados porque entiendo que no debe ser algo opcional para el recluso, ni tampoco meritorio como ocurre a día de hoy que al recluso se le reduce condena solo con solicitar dicho trabajo. Creo que el recluso tiene la obligación, y la sociedad el derecho, de que al menos en parte, los gastos generados por su estancia en la cárcel sean cubiertos por el fruto de su trabajo.

Sí, lo sé, se me dirá que los gastos que genera un recluso son tan elevados que resulta imposible que los cubra con su trabajo en prisión, y esto es cierto pero creo que más que una cuestión económica es una cuestión de orden moral: no es importante si cubre el cien por cien de los gastos o sólo un cinco por ciento.

Lo verdaderamente importante es que si la sociedad se ve obligada a hacer un esfuerzo para mantenerlo, él corresponda en la medida de sus posibilidades. ¿Por qué un buen ciudadano debe trabajar, entre otras cosas, para costear vía impuestos las prisiones, mientras los reclusos, sin obligaciones para con la sociedad a la que dañaron, se dedican a la lectura y a la vida contemplativa entre actividades deportivas, culturales y de ocio?

Lo siento pero el trabajo no es indigno, y no creo que un recluso obligado a trabajar una jornada de ocho horas diarias en condiciones de seguridad y salubridad similares a las de cualquier español pueda sentirse vejado ni maltratado, porque entonces, ¿cómo sentirnos los españoles que costeamos su estancia en prisión?

Un recluso genera unos 2.000 euros de gastos mensuales y creo que el fruto de su trabajo debería servir para los siguientes fines:
  1. Cotizar a la seguridad social y de esta forma sufragar sus gastos sanitarios.
  2. Una parte de los beneficios iría destinada a instituciones penitenciarias para ayudar a costear su estancia en prisión.
  3. Una segunda parte iría a pagar indemnizaciones a sus víctimas si fuera el caso, dado que la insolvencia de muchos de ellos deja en gran número de ocasiones sin pagar las indemnizaciones fijadas por los jueces. ¿Cuánto dinero ha pagado el insolvente de Juana a sus víctimas?
  4. Una tercera parte iría al propio recluso para que pudiera acceder a comprar en los economatos que el centro penitenciario pone a su disposición.
  5. El cumplimiento de su condena se consideraría una finalización de contrato y de esta forma podrá acceder a un subsidio de desempleo que le facilite como resultado de su esfuerzo y no del parasitismo una mejor integración.
  6. Creo que este trabajo puede resultar positivo, proporcionándole un oficio y una experiencia laboral que en muchos casos no tienen, adquiriendo el hábito y la disciplina del trabajo diario y facilitando la posterior reinserción del recluso en la sociedad.

El 60% de los presos encarcelados en España en la última década son extranjeros

Recortes en mantenimiento y despilfarro en tv de plasma en las cárceles españolas

Mantener un preso en España es un 46% más caro que en EEUU

sábado, 13 de febrero de 2010

Rubalcaba dixit



Veo todo lo que haces y escucho todo lo que dices.
Rubalcaba dixit.


Fue foto destacada en este blog hasta el 18 de octubre de 2009. Agradezco a joe2005 por permitirme ilustrar este blog con la imagen.

jueves, 11 de febrero de 2010

¿Ha perdido el juicio?


Definitivamente las decisiones y declaraciones del señor Zapatero merecerían un blog para él sólo. Desde luego, este blog en ningún momento se creó con la intención de dedicárselo a tan infame personaje. Pero hoy, una vez más, no he podido resistirme a la tentación de hacerme eco de las últimas declaraciones del desgraciadamente Presidente del Estado Español.

Zapatero dice que España es 'solvente' e incluso puede ayudar a rescatar a Grecia

Podría comentar esta noticia desde muchísimos ángulos, incluso podría dejarme llevar por mis instintos y dedicarme simple y llanamente a descalificar de la forma más soez y merecida a tan siniestro personaje, pero me faltan adjetivos y todo lo que se pueda decir acerca de su incompetencia e irresponsabilidad lo han dicho ya personas muchísimo más preparadas que yo, tanto en la prensa nacional como en la internacional.

Hoy sólo diré una cosa, y no es una broma, ni es una crítica, ni es un ataque. Lo digo totalmente en serio ¿Existe el mecanismo para poder inhabilitar a un Presidente del Gobierno en funciones por haber perdido sus facultades mentales? Si existe ¿quién debe ponerlo en marcha y a qué está esperando? Si no existe, sería un buen momento para abrir el debate y habilitar dicho mecanismo.

Después de todo lo ocurrido y hecho durante su mandato, si este hombre realmente sigue en pleno uso de sus facultades mentales, lo único que puedo pensar es que su logia le ha ordenado la destrucción de España.

Desempleo y riqueza

En ocasiones, ver una situación desde un ángulo distinto cambia radicalmente la percepción del conjunto. Y cuando esto se hace con un problema, la propia naturaleza del problema parece cambiar, y la forma de afrontarlo lógicamente también.

De hecho creo que en política, por encima de los programas y de las bases ideológicas, lo que realmente marca la diferencia entre las distintas corrientes sociales es ese ángulo de visión desde el que se observa la realidad y se afrontan los problemas.

Como diría Goebbels: “La visión del mundo significa observar a los seres humanos y a sus circunstancias con respecto al mundo, al Estado, a la economía, a la cultura y a la religión siempre desde el mismo ángulo visual.”

Es mi intención echar un vistazo al acuciante y grave problema del paro desde un ángulo muy distinto al que estamos acostumbrados por la plutocracia de los países occidentales. Intentaré presentarlo desde mi forma de ver el mundo y para ello partiré de dos ideas básicas.

La primera: es el material humano lo que ha hecho de los países occidentales los más desarrollados del mundo. No han sido ni las riquezas naturales ni el clima... No, han sido sencillamente las gentes que componían dichos pueblos, su capacidad y actitud.

La segunda: es una idea que leí expresada por Ángel, un camarada y amigo: En una nación, en un país de verdad, los parados no son un problema, sino una capacidad inutilizada de crear riqueza.

Si unimos estas dos ideas, el resultado es sorprendente: si es nuestro material humano nuestra principal riqueza y cada parado es una capacidad desaprovechada, todo cambia radicalmente, la cuestión ya no es que sobren trabajadores ¡¡eso sería como decir que sobra riqueza!! Sería como oír al gobierno sudafricano decir que tienen un problema por que les sobra oro o a Arabia Saudí lamentarse por tener demasiado petróleo en su subsuelo.

Nos rasgamos las vestiduras escandalizados con la ineficacia y corrupción de gobiernos del tercer mundo, en donde la gente muere de hambre a pesar de la indiscutible riqueza de esas tierras que sus clases dirigentes son incapaces de aprovechar salvo para su enriquecimiento personal.

Pues nuestra riqueza es nuestro capital humano, muy superior al de cualquier otro pueblo. Tenemos varios millones de los mejores trabajadores del planeta mano sobre mano, y en medio de la fortuna tirada que esto representa, encontramos una clase dirigente absolutamente ineficaz que nos dice que no hay dinero.

Y a mí lo que me parece es que su forma de ver el mundo es una gran estafa y que no es que no haya dinero, lo que no hay es vergüenza.

En la crisis de Alemania de 1930 había millones de desocupados y la miseria se apoderaba de los hogares de los alemanes. Pocos años más tarde existía en Alemania empleo pleno, es más, faltaba mano de obra para poder afrontar todos los grandes proyectos que estaban convirtiendo a Alemania en la primera potencia mundial y en el país donde sus ciudadanos disfrutaban de un mejor nivel de vida.

Nos han contado que es necesario tener riqueza para crear trabajo, pero es justo al contrario: es el trabajo el que crea la riqueza y la existencia de paro es solo una muestra de la incompetencia del estado que desaprovecha nuestra principal materia prima, sumiendo nuestros hogares en la miseria.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La Rochelle, el "dandy" del fascismo.


El Dr. Lawrence Britt, que gusta de autodefinirse como politólogo, escribió un artículo acerca del fascismo para la revista “Free Inquiry” en el que daba catorce puntos que, a su juicio, son las características que identifican al fascismo. En la numero once aparece “Desprecio por los intelectuales y las artes”.

Seguramente el señor Lawrence Britt desconoce que una buena parte de los intelectuales y de los artistas más destacados de la Europa de primera mitad del siglo XX (de algunos ya he hablado en este blog) se identificaron con el fascismo, aunque tampoco descartaría la posibilidad de que sabiéndolo prefiriera ignorarlo, porque esto le facilita enormemente dar del fascismo una imagen que, si bien no es real, se ajusta mucho mejor a sus intenciones y a lo políticamente correcto.

Para las democracias occidentales siempre ha sido problemático explicar tanta genialidad “equivocada”, y como descalificarlos desde un punto de vista artístico o intelectual era una misión imposible se optó por condenarles al ostracismo, ocultándolos para el gran público. Esta tarea ha sido llevada a cabo con tal eficacia, que alguien como el señor Lawrence Britt (es solo un ejemplo, hay muchos más) podría perfectamente negar la existencia de este elevadísimo número de intelectuales y artistas de primer orden en el transcurso de una conferencia en cualquier universidad del mundo, sin que una afirmación tan descabellada provocara la carcajada que se merece entre su auditorio.

Por eso hoy me gustaría hablarte de otro de esos grandes artistas que no gozan del reconocimiento y la popularidad que sin duda su obra merece. Hoy me gustaría hablarte brevemente de Pierre Drieu la Rochelle.

Pierre Drieu la Rochelle fue uno de los mejores escritores franceses del siglo XX. Nació el 3 de enero de 1893 en el seno de una familia pequeño burguesa del distrito 17 de Paris. De aquellos primeros años escribió “Yo era débil, profundamente débil. Hijo de pequeños burgueses atemorizados, pusilánimes. En mi infancia soñaba con una vida sosegada, confinada. He tenido siempre miedo de todo”.

Siempre mostró un profundo desprecio por la burguesía: “Hay una inmensa burguesía que lo absorbe todo y que engulle a los aristócratas, los campesinos, los obreros: la burguesía, instrumento de la democracia, ese inmenso pantano pútrido fuera del cual ya no se encuentra nada”, le disgustan su discurso hipócrita, las absurdas luchas entre partidos que no llevan a ningún sitio, la corrupción generalizada y la ineficacia de la democracia y del socialismo parlamentario.

Cuando estalla la guerra de 1914 sirve en la Infantería y es herido en tres ocasiones; su experiencia en el frente lo marcará para siempre y determinará su obra posterior, tal como les ocurriría a muchos intelectuales de su época como Celine o Jünger.

En 1922 publica “Medida de Francia”, un libro profético en donde anuncia la desaparición de su país como gran potencia y, al mismo tiempo, denuncia el aterrador declive de la natalidad en Francia. Entrevé que el futuro pertenece a las naciones más pobladas (Estados Unidos, Rusia, India, China) mientras que Francia solo puede aspirar a desempeñar un papel de relevancia internacional si se integra a una gran federación europea, a la cual La Rochelle considera posible sólo si se impone la igualdad entre los pueblos, sin exclusiones ni hegemonías. Sobre Europa profetiza y denuncia: “Europa se federará, o se devorará o será devorada (...) Ya no hay más que categorías económicas, sin distinciones espirituales, sin diferencias en las costumbres (...) Ya no hay más que «modernos», gentes en los negocios, gentes con beneficio o con salario, que solo piensan en eso y que no discuten más que de eso. Todos carecen de pasiones, son presa de los vicios correspondientes (…). Se pasean satisfechos por el universo de baratija en que se ha convertido el mundo moderno, donde muy pronto no penetrará ningún brillo espiritual”.

En 1933 visitó Argentina, donde dio conferencias en el aristocrático Jockey Club, conoció a Jorge Luis Borges (otro escritor contradictorio y torturado) y se convirtió en uno de los primeros críticos en reconocer su talento. En agosto de ese año publicó un elogioso comentario sobre la erudición del escritor argentino, que entonces tenía 33 años, en la revista “Megáfono”, en el que declara “Borges vale el viaje”.

Pero el encuentro con Borges no fue el que más le marcaría de su viaje a Argentina, pues allí conoció a una de sus amantes, Victoria Ocampo, directora durante cuarenta años de la revista cultural “Sur” y embajadora virtual e intelectual de la Argentina. Por su residencia, Villa Ocampo, pasaron los intelectuales y artistas más importantes que visitaron Argentina, desde Rabindranath Tagore a Igor Stravinsky.

De regreso a París se produce su ruptura con el reformismo. El detonante fueron las manifestaciones del 6 de febrero del 34, en las que las ligas patrióticas y el Partido Comunista salieron a la calle en protesta contra los escándalos gubernamentales, especialmente por el famoso escándalo Stavisky. Tras los distubios escribió: “Comunistas, patriotas, no es lo mismo... Y, sin embargo, estaban muy cerca los unos de los otros. En determinado momento, a eso de las diez del martes, en la calle Royale, la multitud que se precipitaba hacia la plaza de la Concordia para sufrir la gran descarga de las once cantaba lo mismo la Marsellesa que la Internacional. Me habría gustado que aquel momento durara siempre (…) Ahora me juntaré con cualquiera que eche este régimen al suelo, con cualquiera, con cualquier condición”.

Después de los disturbios del 6 de febrero, colaboró con la revista “La Lutte des Jeunes” y se reinventa a sí mismo como fascista. Escribió su libro titulado “Socialismo fascista", que en opinión de Paul Nizan es "el libro más brutal y clarividente sobre el nacimiento ideológico del fascismo". En él escribió “Hace falta un tercer partido que siendo social sepa también ser nacional, y que siendo nacional sepa también ser social y ese tercer partido no debe predicar la concordia, debe imponerla. No debe yuxtaponer elementos tomados de la derecha y de la izquierda, sino imponerlas a éstas que se fusionen en su seno”.

En 1935 asiste, como parte de una delegación de intelectuales franceses invitado al Congreso del Partido Nacional-Socialista. Drieu escribirá a su amiga Beloukia desde Nüremberg: "Lo que he visto sobrepasa todo que esperaba. Es maravilloso y terrible. Me parece cada vez más cierto que de una manera o de otra el futuro no permanecerá tranquilo. En todo caso, es imposible que Francia continúe viviendo inmóvil junto a una Europa igual... El desfile de las tropas de élite todo en negro fue grandioso. No había visto cosa igual en cuanto a emoción artística desde los ballets rusos. Todo este pueblo está ebrio de música y de danza". Luego, en carta a otro amigo en idéntica época, podemos leer: "Hay una especie de voluptuosidad viril que flota por todas partes y que no es sexual sino muy embriagadora".

En Junio de 1936, Jacques Doriot, alcalde de Saint Denis y antiguo diputado comunista, funda el Partido Popular Francés. La Rochelle se convierte en miembro del Comité Central y escribirá más de cien artículos en su periódico “L'Émancipation Nationale”. No obstante, con el tiempo, su militancia se debilita. Su personalidad no es la de un hombre de partido. Cuestiona demasiado, interroga demasiado, duda demasiado. En 1939 abandona el PPF y logra la primera edición, muy recortada por la censura, de su obra más importante: “Gilles”. Pero, aun así, el libro es un éxito. Volverá a ser editado, esta vez sin mutilaciones, en 1942.

Hacia el otoño de 1941, sus esperanzas respecto de los alemanes se están enfriando. Los ve cada vez más nacionalistas y cada vez menos socialistas. De hecho, Berlín está ocupada en un juego mucho más peligroso que el de hacer reformas políticas: desde el 22 de Junio el Tercer Reich está comprometido en una guerra con Rusia. En ese momento, en 1941, los alemanes todavía creen que pueden ganarla.

La Rochelle regresa a las filas del Partido Popular Francés. En 1942 se reencuentra en París con Malraux y acepta ser el padrino del segundo hijo de éste. En 1943 publica “Crónica Política” y “El Hombre a Caballo”. El 8 de Mayo aparece su primer artículo en “La Révoluction Nationale” que dirige Lucien Combelle. Los restantes 34 artículos le traerán serios problemas con los alemanes.

En Mayo de 1944 termina “Los Perros de Paja” que es su balance de la colaboración con los alemanes. El 12 de Agosto, después de escribir su “Carta a un Amigo Gaullista” intenta suicidarse. Gabriela, su ama de llaves, le salva la vida en el último momento, aunque él insiste tratando de cortarse las venas estando todavía en su cama en el hospital. Recuperado a medias, termina “Relato Secreto”, que editará póstumamente su hermano Jean en 1951. Allí expresa: "No soy un patriota común, un nacionalista cerrado. No soy más que un francés, un europeo."

“Siempre he hablado libremente a los alemanes con dureza. Les expliqué que no habían comprendido en absoluto la revolución socialista europea que habría podido justificar y transfigurar sus agresiones y sus conquistas”.

La verdad es que los alemanes se acordaron tarde de Europa. En el caso específico de Francia, la Legión de Voluntarios Franceses que combatió junto a las tropas alemanas se formó el 8 de Julio de 1941, cuando los alemanes ya estaban en guerra contra Rusia. Tardaron tres años más en formar la Brigada SS Carlomagno y en febrero de 1945 ésta se convirtió en División. Es cierto que hacia el final de la guerra aproximadamente el 60% de las SS estaba constituido por europeos no alemanes. Pero la idea de hacer de la Segunda Guerra Mundial una guerra por Europa llegó demasiado tarde.

Después de sus intentos de suicidio La Rochelle permanece escondido durante un tiempo en París, para mudarse primero a Orgeval, luego a Chartrettes, en pleno campo francés, donde halla cierto reposo y comienza a escribir su última novela, “Memorias de Dirk Raspe”, inspirada en la vida de Vincent Van Gogh. En marzo de 1945 regresará a la ciudad, al mismo apartamento de la calle Saint Ferdinand en el que había intentado quitarse la vida por primera vez.

Mientras tanto, ha seguido atentamente la creación de una famosa lista de "escritores indeseables" para quienes los vencedores exigían la prisión o la pena de muerte: Paul Morand, Louis-Ferdinand Céline, Charles Maurras… Céline ha huido de Francia, Georges Suarez es condenado a la pena capital, al igual que Robert Brasillach tras un polémico y mediatizado juicio. Otros están presos. Personas como André Malraux y Drieu La Rochelle supieron ser amigos hasta el final, a pesar de las diferencias y a pesar de los desencuentros. Otros sólo pensaron en venganzas y revanchas.

El 15 de marzo de 1945, al enterarse por los diarios que se había emitido una orden de captura en su contra, Drieu La Rochelle se traga el contenido de tres tubos de somníferos y deja abierta la llave de gas de la cocina. Sobre la mesa encuentran una nota dirigida a su ama de llaves: “Gabriela, esta vez déjeme dormir”.

Pierre Drieu la Rochelle. París 3 de enero de 1893 - París 15 marzo de 1945. Descanse en paz

“No se es víctima cuando se es héroe”

Pierre Drieu la Rochelle