miércoles, 3 de marzo de 2010

Los alemanes deportados del este.


Acontecimientos de especial trascendencia y brutalidad han sido ocultados al gran público durante décadas con una eficacia que no deja de sorprender, teniendo en cuenta la magnitud de algunos de estos hechos históricos.

No, no han prohibido hablar de ello ni han aplicado una censura, al menos tal y como entendemos coloquialmente dicha expresión. El método es mucho más sutil pero se ha demostrado, al menos, tan eficaz y mucho más perverso que una censura al uso.

Porque el ciudadano que vive bajo un régimen en el que existe la censura es consciente de que se le está escamoteando la información, pero en las democracias occidentales no se tiene esa conciencia. Aún así, en mi opinión, sí se oculta información al gran público.

El sistema es el siguiente. Primero y fundamental: se evitará mencionarlo en los libros de texto. Segundo: no se rodarán películas que narren dichos acontecimientos o cuya acción se desarrolle en el transcurso de los mismos. Tercero: nada de televisión, no se emitirán documentales, no se harán monográficos sobre el tema etc. Cuarto: las grandes editoriales no publicarán libros sobre este hecho. Esta última es la que se ejerce de forma menos férrea, claro que apenas se lee y menos libros de historia. ¿Resultado?

En dos generaciones de estudiantes el acontecimiento histórico en cuestión sencillamente no existe en la conciencia colectiva, y el grueso de la población no habrá oído hablar de él; algunas raras excepciones tendrán una noción tan vaga e inexacta que seguramente nada tenga que ver con la realidad. ¿No me crees?

Busca un grupo de universitarios, no de operarios de la construcción ni de agricultores, sino universitarios, al fin y al cabo se les presupone la élite intelectual del país, y pregúntales cuál ha sido la más numerosa deportación forzada de población en la historia de Europa.

Si tú tampoco conoces la respuesta presta atención, porque hoy me gustaría hablarte de los deportados alemanes del este.

Los hechos son los siguientes:

Entre la segunda mitad de 1944 y 1947 se llevó a cabo una limpieza étnica sin precedentes en el corazón de Europa. Entre 12.000.000 y 16.000.000 de personas fueron expulsados de los territorios donde habían habitado históricamente por ser racialmente alemanes, sin atender a su nacionalidad ni a ninguna otra circunstancia, posiblemente la mayor deportación forzosa de la historia. Más de 2.000.000 de civiles, la mayoría mujeres, niños y ancianos, murieron a causa de las condiciones infrahumanas en que se procedió a expulsarlos o como consecuencia directa de actos criminales ejercidos contra ellos.



Aún a día de hoy es difícil establecer cifras fiables, pero creo que los siguientes datos pueden ser orientativos de la magnitud de lo ocurrido. Insisto son cifras orientativas y en mi opinión deberían ser revisadas a la baja. Aun así las cifras exactas, de conocerse, no creo que reflejaran grandes variaciones:

8.500.000 residentes en el Este de Alemania.
3.500.000 en los Sudetes.
250.000 en los Estados Bálticos y el distrito de Memel.
380.000 en Dantzig.
1.300.000 en la región de Posen.
623.000 en Hungría.
537.000 en Yugoslavia.
786.000 en Rumanía.
150.000 en Bulgaria.

Los supervivientes tuvieron que soportar un sinfín de sufrimientos, que se añadían a la pérdida de su tierra natal y casi todos sus bienes. Al tener que enfrentarse a las peores condiciones imaginables hambre, frío y maltrato durante el recorrido de larguísimas distancias, a veces a pie, antes de poder instalarse en algún lugar que los aceptara.

Dentro de las expulsiones podemos diferenciar tres fases, según una clasificación hecha por P. Ther:

Primera fase (finales de 1944 - primavera de 1945)

En un primer momento se pusieron en marcha medidas de evacuación tomadas por las autoridades alemanas. Se trató del traspaso de los alemanes étnicos habitantes de los Países Bálticos, Volhynia y Besarabia que decidieron adoptar la ciudadanía alemana y se trasladaron antes de que sus territorios cayeran en manos soviéticas.

En octubre de 1944 el avance de las tropas del ejército soviético alcanza las regiones alemanas de Prusia oriental, tomado las primeras poblaciones pero en dos semanas tuvieron que retroceder. Es entonces cuando las tropas alemanas descubren lo que se conoció a partir de entonces como la Masacre de Nemmersdorf.


En esta pequeña localidad alemana las fuerzas soviéticas dejaron claro a la aterrorizada población germana que se enfrentaban a una guerra étnica. La escena es dantesca, tal y como recoge un documental alemán de la época:



"En la granja había un carro, al que más mujeres desnudas fueron clavadas atravesando sus manos en una posición cruciforme... Cerca de una posada grande, el "Roter Krug", había un granero: en cada una de sus dos puertas había una mujer desnuda con las manos clavadas, en una posición cruciforme.... En las viviendas se encontró un total de 72 mujeres y niños junto a un hombre de 74 edad, todos los muertos.... Algunos bebés tenían sus cabezas golpeadas."

Solo era una muestra, pero confirmaba los peores temores de la población civil. El pánico se apoderó de los habitantes de Prusia que empezaron a ser evacuados por todos los medios posibles. Muchos pudieron ser evacuados por vía marítima. Entre 2 y 3 millones de personas fueron evacuadas por la Kriegsmarine y la Marina Mercante alemana. Pero no fue una operación fácil, porque además de su carácter masivo, los soviéticos interfirieron cuanto pudieron para dañar lo más posible (Para más información ver El hundimiento del Wilhelm Gustloff).

No obstante al grueso de la población no le dio tiempo a escapar y las hordas del este cayeron sobre ellos en Prusia, Polonia, Checoslovaquia etc. Es entonces cuando empezó la parte más brutal de las expulsiones masivas y las carnicerías.

Segunda fase (marzo - julio de 1945). El llamado exilio salvaje.

La política de limpieza étnica que tuvo comienzo desde el primer momento recibió un respaldo inestimable en la conferencia de Yalta, celebrada el 11 de febrero de 1945 entre Stalin, Churchill y Roosevelt como jefes de gobierno de la URSS, Reino Unido y Estados Unidos.

Los acuerdos de Yalta fueron polémicos incluso antes del encuentro final en Posdam. Tras la muerte de Roosevelt, Churchill y él fueron acusados de no haber aceptado un control internacional sobre los países liberados por la URSS. Más aún, ningún otro gobierno fue consultado o le fueron notificadas las decisiones tomadas allí.

De esta forma los tres grandes se repartían el mundo a placer, dejando las manos libres a la URSS para actuar libremente en sus territorios ocupados. La limpieza étnica, que estaba en marcha a una escala nunca antes vista, obtuvo el visto bueno de las potencias occidentales de forma explícita en la conferencia de Potsdam, celebrada entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945, aunque ciertamente no se denominó proceso de limpieza étnica sino reasentamiento, y bajo este eufemismo el genocidio cometido sobre los alemanes étnicos adquiría carta de legalidad internacional, criterio que se mantiene a día de hoy, motivo por el que nadie ha sido nunca acusado ni procesado por estos acontecimientos.

Las expulsiones realizadas por polacos, checos, yugoslavos... fueron brutales y contaron en todo momento con la colaboración activa de los soviéticos y con la cómplice pasividad de los aliados occidentales. Se desalojaban poblaciones enteras y a sus habitantes se les daba un plazo de un par de horas para recoger lo que pudieran portar. Todo cuanto no llevaran consigo (es decir, poco más de lo que cabe en una maleta) lo perderían para siempre. Millones de personas, en su inmensa mayoría ancianos, niños, mujeres y enfermos eran enviados en vagones descubiertos o en interminables marchas a pie, en medio del crudo invierno centroeuropeo, sin comida y sin asistencia sanitaria de ningún tipo.

Pronto los cadáveres de cientos de miles de personas muertas de hambre, de frío, por epidemias y por brutalidades, jalonaron el paso de las columnas y trenes de expulsados.

Bertrand Russell escribía en el Times del 19 de octubre de 1945: “En Europa Oriental se están produciendo ahora deportaciones en masa por parte de nuestros aliados en un intento aparentemente deliberado de exterminar a millones de alemanes”.

Y el 8 de diciembre de ese año, el mismo Russell escribiría en el New Leader: “Se acordó en Postdam que la expulsión sería ‘ordenada y humana’, pero esta previsión no se ha cumplido en absoluto. Por las noticias que tenemos hasta ahora, mujeres y niños son amontonados en trenes, con apenas una maleta, que a menudo les es robada durante el viaje. El viaje hasta Berlín dura varios días, en los cuales no se les da comida. Muchos mueren antes de llegar a Berlín. (...) Una gran proporción de los expulsados de sus casas no son colocados en trenes, sino enviados hacia el oeste a pie”.

En Yugoslavia, por ejemplo, los alemanes fueron oficialmente declarados "fuera de la ley". En noviembre de 1.944 la "Liga antifascista para la liberación nacional" declaró lo siguiente:

1) Todas las personas que viviesen en Yugoslavia y fuesen de origen alemán, perdían automáticamente la ciudadanía yugoslava y todos los derechos civiles.

2) Todas las propiedades de las personas de origen alemán, pasaban a ser propiedad del estado.

3) Las personas de origen alemán no tienen ningún derecho ni pueden dirigirse a ningún tribunal para pedir protección. O sea, que cualquier alemán podía ser robado, encarcelado, maltratado y asesinado. Esta decisión fue dada a conocer por el comisario político de Tito, Moshe Pijade.

A día de hoy se desconoce con exactitud el destino de decenas de miles de alemanes residentes en Yugoslavia, pero conociendo los métodos de Tito y sus partisanos no es aventurado suponer lo peor.

En Trieste los partisanos de Tito practicaron una cruel y sangrienta venganza. En unas semanas desaparecieron unos 7.000 italianos y alemanes, la mayoría víctimas de la venganza ciega de los partisanos de Tito. Según investigaciones recientes mas de 1.100 prisioneros de guerra alemanes fueron bestialmente masacrados y arrojados a unas cuevas-agujeros que hay a unos kilómetros de Trieste. En "Foiba Miniera" debería haber los restos mortales de unos 3.800 prisioneros de guerra italianos y de unos 800 alemanes. Así estaba Yugoslavia en muchos lugares tras la "liberación".

Matanzas en Trieste por los partisanos de Tito

En Checoslovaquia el gran maestro de ajedrez Ludek Pachmann cuenta lo siguiente sobre lo que ocurrió a los alemanes en Praga: "Si hay un infierno en la tierra, estaba en Praga el 5 de mayo de 1.945. En las farolas de mi amada ciudad había colgados de los pies y como antorchas vivientes, hombres de las SS (...). Bandas armadas que se llamaban partisanos expulsaba gente de sus casas. En la desembocadura del Wassergasse colgaban tres cadáveres desnudos, con amputaciones que los hacían irreconocibles, les habían sacado todos los dientes, la boca era un agujero sangrante. Otros alemanes eran obligados a arrastrar a sus muertos en Stefangasse. Ancianos, mujeres, niños eran torturados, castigados hasta la muerte. Violaciones, bárbaras atrocidades (...). Yo no cuento estas barbaridades para difamar a mis compatriotas sino porque estoy convencido de que solo habrá entendimiento entre los pueblos cuando todos reconozcan cómo ocurrieron los hechos".

Las matanzas son innumerables y se repiten por todo el territorio, como por ejemplo la Matanza de Postoloprty.

Otro ejemplo de lo que sucedía con frecuencia es el de Aussig, el 31 de julio de 1945, cuando unos 2.700 alemanes fueron exterminados por los checos. Los casos eran tan frecuentes que llegaron a oídos occidentales y la prensa protestó por estos hechos, aún a pesar del espíritu antialemán imperante después de la guerra. El “The Economist” de Londres del 15 de septiembre de 1945, escribiría: “Los alemanes, sin duda, merecen castigo, pero no mediante torturas de este tipo”.

Las autoridades de las tropas de ocupación norteamericanas, asentadas entre otras regiones en la frontera con Checoslovaquia, tuvieron que tomar medidas para disminuir el creciente “estado de ánimo anticheco” que se registraba en sus tropas, que podían ver a diario las monstruosidades que cometían los checos comunistas contra las personas inocentes de etnia alemana.

Como escribía Víctor Gollancz en su libro “Nuestros valores amenazados” (1946): “Los alemanes fueron expulsados, no ya con una total ausencia de cualquier consideración, sino con un máximo de brutalidad”.

Recomiendo leer algunos testimonios. No se trata de excepciones. En todos los territorios de donde son expulsados los alemanes étnicos se repiten las mismas escenas de brutalidad.

Al este del Oder se evacuaron 700.000 personas, pero en la localidad de Striegau, a 50 kilómetros al suroeste de Breslau, 15.000 personas no pudieron huir y sufrieron toda la furia del Ejército Rojo. Cuando la Wehrmacht recuperó Striegau en marzo de 1945, encontró una ciudad adoquinada de cadáveres.

A día de hoy siguen apareciendo fosas comunes como ésta con más de 1.800 cuerpos encontrada en Marlbork (Polonia).

Churchill, que había sido uno de los principales defensores de la política de expulsiones, declaraba en la Cámara de los Comunes el 16 de Agosto de 1945: “Estoy particularmente afectado, en este momento, con las noticias sobre las condiciones de expulsión, y éxodo de los alemanes de la nueva Polonia....Escasas narraciones de los sucedido y de lo que está sucediendo se están filtrando, pero no es imposible que se esté produciendo una tragedia de escala prodigiosa detrás del telón de acero que en este momento divide Europa.”


Tercera fase mediados de 1945-1955.

Esta tercera fase es menos desorganizada. Por decirlo de alguna manera la limpieza étnica empieza a burocratizarse. Esto no supone que el ritmo de las expulsiones disminuyese o que cesaran las brutalidades y asesinatos, sino que estos empiezan a efectuarse con mayor orden. Aunque sí es cierto que en el transporte de los expulsados el número de muertes descendió sensiblemente, es también en esta fase en la que surgen los campos de concentración y los esclavos.

Campos de concentración.

El año 1.993, apareció en Nueva York el libro del periodista John Sack "An Eye for an Eye”. El libro está basado en el resultado de siete años de investigación intensiva en la Polonia de posguerra y los territorios de donde fueron expulsados los alemanes. Sack estudió montañas de documentos y entrevistó a numerosos testigos.

Sack escribe: "En estos enormes territorios (los que Polonia anexionó en 1.945) tenia la Oficina Estatal (organización encargada de perseguir a "nazis") 1.255 campamentos para alemanes, y en todos murieron del 20 al 50% de los prisioneros. Esto no se pudo mantener en secreto. Muchas personas tomaron el tren a Berlín y lo denunciaron a las embajadas de EEUU y Gran Bretaña, que informaron a Washington y Londres en enormes sobres”.

Alguien debió leerlos. En el diario de sesiones del día 2 de agosto de 1945 está escrito lo que un senador de EEUU dijo: "Tras los horrores de los campos de concentración nazis habría que esperar que algo así nunca mas volviese a ocurrir. Pero lo siento…". El senador informó de "orgías" de castigos, fusilamientos, torturas con agua, venas abiertas, destrozo de cráneos contra el techo… en los campos de concentración de las Oficinas del Estado (Sack, p. 111).

Según informaciones oficiales estos campos existieron de 1945 a 1948, y según los archivos alemanes murieron, o fueron asesinados, unos 80.000 alemanes, la mayoría ancianos y niños.

La Oficina, que tenia 1.255 campos de concentración, estaba dirigida por Jacob Berman. Entre sus ayudantes estaban Lola Potok Ackerfeld, Itzak Klein, Adela Glickman, Moshe Grossman, Shimon Nunberg, Salek Zucker, David Feuerstein, Ayzer Maka, Aaron Lehman, Jadzia Gutman Sapirstein, Shlomo Singer, Chaim Studniberg, Hanka Tinkpulver, Shlomo Morel, Efrain Lewin, Moshe Maka, Barek Einsenstein, Major Frydman, Jacobowitz, Mordecai Kac, Moshe Kalmewicki, Josef Kluger, Nachum Solowitz, Moshe Szajnwald y Schmuel Kleinhaut (Sack, p. 182-183).

John Sack, de origen judío, subraya que la Oficina estaba dominada por judíos: "Barek Einsenstein calculó que un 90% de los judíos de la Oficina de Kattowitz ‘polaquizaron’ sus nombres (…)”

Pinek Maka, secretario de seguridad del estado por Schlesien (Silesia), calculaba que entre un 70 y un 75% de los oficiales en Schlesien era judíos.

Barek Einsenstein calculaba al menos el 75%.

Moshe Makas "tal vez" entre el 70 y el 75%.

El año 1990 dijo el viceministro de justicia de Polonia: "No me gusta hablar de esto, pero la inmensa mayoría de los oficiales de la Oficina en toda Polonia eran judíos (…)"

“Entre los comandantes judíos estaban Major Frydman en Beuthen, Jacobowitz en un campo sin identificar, Shmuel Kleinhaut en Myslowitz, Efrain Lewin en Neisse, Shlomo Morel en Schwientochlowitz, Oppeln en Kattowitz y Lola Potok Ackerfeld en Gleiwitz. Czeslaw Geborsky, comandante en Lamsdorf era católico, pero de algún otro comandante (no judío) de campo de concentración, nunca he escuchado hablar.” (Sack, p.183).

Veamos alguno de estos campos de estos campos:

La situación en Schwientochlowitz

“Los guardias usaban garrotes, maderas, pértigas y las muletas de los alemanes para pegarles los 15 golpes cada uno. A veces cambiaban la paliza por la pena de muerte, para lo cual tomaban al alemán de pies y manos y como un espolón con la cabeza por delante lo golpeaban contra la pared (...) Los guardias violaron a las mujeres, por lo que una joven de 13 años quedó en estado (…) Enseñaron a sus perros a atacar a los alemanes mordiéndoles en los testículos. Pero aún quedaban 3.000 prisioneros, y Shlomo los odiaba aún mas que en febrero, ya que se resistían a morir (...) Al final los piojos llegaron para ayudar a Shlomo: un hombre enfermó de tifus y él y el otro hombre de su cama murieron, y al poco la fiebre se había extendido por todo el campamento de Shlomo (...).”

Al poco tiempo tres cuartas partes de los alemanes habían muerto en el campo de Shlomo, y éste dijo: "Lo que los alemanes no habían conseguido en cinco años en Auschwitz, lo he conseguido yo en Schwientochlowitz en sólo cinco meses" (Sack, p. 106).

Durante siete meses consiguió Shlomo Morel acabar con la vida de 2.500 civiles alemanes.

¿Qué fue de Shlomo Morel, director del campo?

En Polonia, en el año 1992, quisieron procesarlo por esta masacre. Morel huyó a Israel, que se niega a extraditarlo a Polonia.

Este solo es un somero resumen de una limpieza racial que expulsó de sus hogares a entre 12 y 15 millones de alemanes étnicos y que costó la vida a más de dos millones de ellos. ¿Venían reflejados estos hechos en tus libros de texto? ¿Has visto alguna película que los narre o que esté ambientada en el transcurso de estos acontecimientos? Pregunta a algunas de las personas que tienes a tu alrededor cuántos han oído hablar de estos sucesos. ¡Cómo es posible que una limpieza étnica en el corazón de Europa, que afectó a millones y millones de personas, apenas sea conocida fuera de Alemania!



Empecé escribiendo: "El ciudadano que vive bajo un régimen en el que existe la censura es consciente de que se le está escamoteando la información, pero en las democracias occidentales no se tiene esa conciencia. Aún así, en mi opinión, sí se oculta información al gran público."

¿Y tú? ¿Crees que se te está ocultando información? ¿Sabes que hay muchas más cosas que no te han contado?

18 comentarios:

  1. Mi felicitación por este artículo. Sin duda son hechos desconocidos para la gran mayoría, completamente empachados por las "verdades" oficiales.

    Este blog es una joya.

    Saludos.

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  2. Estimado inconformista. Muchas gracias por tu comentario y por tus palabras de elogio, que en ocasiones son las que motivan a seguir trabajando sacando tiempo de donde a veces no hay. Bienvenido al blog, espero leerte en más ocasiones.

    Un saludo.

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  3. Si alguna vez comentas alguna querencia nacionalista; esto es, criticas la invasión migratoria que padece España y la cobardía colaboracionista de quienes te rodean, sale el tema de ultraderecha, etc., y enseguida te sacan a los alemanes y a los nazis y su crueldad, época negra de la historia, etc.,Cuando les recuerdas lo de las bombas de Nagasaki e Hiroshima o los bombardeos de Dresde y las matanzas y deportaciones de alemanes de territorios en Prusia oriental donde llevaban siglos y siglos, Bingo!! te han descubierto, han conseguido tu confesión: Eres una nazi, un facha!!

    Tod@s estos descubridores de ideología ajena, tienen un común denominador: Tienen entre 30 y 40 años, tienen una licenciatura de letras, no han trabajado hasta bien entrados los 25 y ese supuesto trabajo es tener una actividad parásita, burocrática, sin producción real o valor añadido.Por supuesto o no están casad@s o tienen como mucho un hijo.Son unos mem@s a los que la vida se la dan regalada a base de medrar y cultivar la inteligencia emocional: no cuestionar nada, aliarse con el poder establecido y dejar hacer para recoger ellos los frutos, sobre todo en su nómina a final de mes.

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  4. Pues sí, tienes toda la razón. Afortunadamente hace tiempo que perdí el miedo a los adjetivos que pudieran ponerme. Hay dos argumentos que gustan especialmente a estos memos que tan bien has descrito.

    Uno: Alemania empezó la guerra. En cuanto uno intenta contar cualquiera de las injustificables atrocidades sufridas por el pueblo alemán siempre hay algún memo bien adiestrado para soltarlo. Este primer argumento es una gran estupidez y supone un planteamiento jurídico mucho más que cuestionable. ¿Quieren acaso decir con esto que a partir de la Segunda Guerra Mundial ni los civiles ni los prisioneros de guerra del país que haya comenzado las hostilidades pueden acogerse a ningún derecho internacional? Joder con los buenos. Espero por el bien del pueblo americano que ninguno de los países donde EEUU ha comenzado un conflicto tenga el mismo criterio.

    Dos: los aliados representaban el bien supremo. Y el Eje representaba el mal supremo. En base a esto cualquier cosa que hicieran los buenos estaba justificada, pues perseguían la derrota del mal y cualquier cosa que sufrieran los malos estaba merecida. ¡Que Dios nos libre de gente tan buena como ésta!

    Un saludo y bienvenido.

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  5. Pablo Manuel Alcaide Quintana.8 de marzo de 2010, 20:32

    Hace un mes o dos eché un vistazo a tu blog y me gustó lo que leí, pero no habia leido esto y me he quedado de piedra. Aunque si es cierto que hay alguna película sobre esto, en concreto y vi una hace cosa de un año, y en ello se habla tanto del barco bombardeado como de las atrocidades cometidas por los soviéticos en la ocupación de Prusia oriental.
    Un saludo.

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  6. Hola Pablo, un placer leerte por aquí de nuevo. Me alegra que el artículo te haya parecido interesante. Efectivamente hay una película que relata el hundimiento del Wilhelm Gustloff que por cierto no he tenido oportunidad de ver. Es una película alemana (creo, pero no estoy seguro, que es una producción para la televisión alemana) y por desgracia fuera de Alemania ha tenido muy poca difusión.

    Es una lástima que Holywood no haya encontrado de suficiente interés humano la historia de los deportados alemanes del este para lanzar un par de superproducciones al año, como hace con otros hechos históricos. Aunque no sé porqué, no me sorprende.

    Un saludo.

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  7. Excelente trabajo Winston. Me encanto tu srticulo, esta muy bien fundamentado y en el plasmas lo que lamentablemente en Europa tratan de ocultar. Yo aun sigo sin entender como hasta el dia de hoy la sociedad europea (que en muchos aspectos es mucho mas adelantada a la americana) aun trate de ocultar tanta informacion y trate de convencer a las nuevas generaciones de que Alemania y el eje eran el diablo y las potencias aliadas eran Dios. Muchas felicidades y ojala continues escribiendo articulos de este tipo. Saludos desde Mexico.

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  8. Hola Jorge. Ante todo muchas gracias por tus comentarios y bienvenido al blog. Creo que la sociedad europea oculta tanta información porque la actual Europa se sustenta, precisamente, en las mentiras construidas durante la posguerra. El día que la mayoría de los europeos tomen conciencia de todos los engaños a los que han sido sometidos, la actual estructura sociopolítica se desmoronará como un castillo de naipes.

    Un cordial saludo desde España.

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  9. A raiz de la adhesión de Polonia y la República Checa a la Unión Europea me llamó la atención la inclusión de cláusulas relativas a la imposibilidad de reclamación alguna por parte de Alemania por los hechos acaecidos tras la segunda guerra mundial, ya en pleno siglo XXI. Me puse a buscar por internet y por casualidad encontré esta página. La he leído en varias ocasiones y, me ratifica, en lo que un profesor de historia que tuve me enseñó: la historia la escriben los vencedores.
    No justifico en absoluto la barbarie de los campos de concentración, ni los abusos cometidos durante la guerra por los alemanes, pero fueron hechos acaecidos durante la guerra, como los bombardeos de Dresden o Hamburgo o la barbarie sufrida por la población civil de Berlín a manos de los soviéticos. Pero lo que es a todas luces injustificable es que una vez terminada la guerra y mientras se celebran los juicios de Nüremberg se estuviesen cometiendo las mismas atrocidades a manos de los vencedores y ya sin una guerra que puedar servir de justificación. Los vencedores-jueces, callaron y miraron para otro lado.
    Aquél profesor me enseñó que realmente no hubo dos guerras mundiales, sino una, ya que la primera no terminó con ningún tratado de paz sino con un armisticio que impuso a Alemania unas condiciones tales, que ya el ilustre economista Maynard Keines vaticinó que en veinte años habría otra guerra, como exactamente así fue.
    Como digo al inicio de mi comentario: que todo esto está aún encubiertamente presente lo vemos en los citados tratados de adhesión de Polonia y la República Checa, que han supeditado la misma a la inclusión de determinadas cláusulas para que Alemania pueda, aún hoy día, pedir compensaciones de ningún tipo, ni civil ni penalmente, por los abusos, asesinatos y expropiaciones sufridas por su población deportada, perdón "reasentada".
    Con qué legitimidad se juzgó a los alemanes si se les estaba sometiendo a los mismos crímenes por los que se les juzgaba.
    Por no hablar de la mano de obra esclava, aún hoy, las empresas alemanas siguen pagando indemnizaciones, pero ¿no fueron igualmente obra de mano esclava, los millones de prisioneros de guerra alemanes llevados a los diferentes paises vencedores a trabajar durante años sin salario alguno y muchas veces en condiciones totalmente concenables, por no hablar de los prisioneros en poder de los soviéticos, que aún hoy día siguen sin dar cifras de los millones de alemanes muertos tras la guerra, ni de todos los bienes expropiados desde finales de 1944 hasta la caída del muro de Berlín. No hay más que dar un vistazo a la historia de la desaparecida RDA.
    Y es que como bien decís, de lo que no se habla es porque ¿no ha pasado?.
    Es triste y vergonzoso, pero es así.

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  10. Hola Anónimo. Los datos que aportas son correctos, gracias por tu cometario. Me ha parecido especialmente interesante la mención que haces de la renuncia por parte de Alemania de cualquier tipo de indemnización para sus ciudadanos. En primer lugar diré que tengo serias dudas de la legitimidad de un Gobierno a la hora de renunciar a indemnizaciones individuales de sus súbditos mientras que, por otra parte, a día de hoy, se siguen inventando nuevas indemnizaciones a pagar por Alemania. Esta misma semana los ferrocarriles alemanes pagaban varios millones de indemnización a organizaciones judías por haber facilitado el transporte de los presos de los campos.

    Un saludo

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  11. Es interesante observar como los estados de Europa se pliegan a los designios de EUA con obediente genuflexión y renuncian a su historia para que las re-escriban desde Israel. Gracias a Dios están Rusia y China cuya sola presencia no les permite los desmanes que estaban dispuestos a cometer. Como dice Ignacio Borrego "Cada quién lee la historia que le conviene y tiene la historia que se merece".
    Saludos desde Panamá.

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  12. Buenos dias. ¿sigue en activo este blog? Me parece extraordinariamiente interesante, pero hasta hoy desconocido para mi.

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    1. Buenos dias Anónimo. Sí, el blog por supuesto que sigue en activo, aunque en ocasiones transcurren demasiados días entre una entrada y la siguiente. Me temo que el tiempo que dispongo para dedicarle no es todo el que me gustaría.

      Un saludo.

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  13. Buenos días, acabo de encontrar tu blog y me pareció super interesante, sobre todo que estás tocando la historia no contada por los vencedores.
    Comparto la visión de que el desconocimiento de la gente sobre estos hechos es sorprendente, pero también creo que es deber nuestro investigar y no seguir como borregos lo que el sistema nos diga.
    Felicitaciones.

    Un cordial saludo desde Costa Rica.

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  14. Saludos, acabo de ver este blog y me ha impresionado gratamente, por fin leo algo que no es politicamente correcto, efectivamente opino como tu, la informacion nos la dan sesgada y totalmente adulterada a lo que interesa al poder, y no solo el poder en el gobierno.
    Existe una pelicula, alemana por supuesto, "anonima, una mujer en Berlin" relata la vida de las mujeres tras la victoria rusa en la capital, esta basada en un libro de una periodista alemana que no quiso revelar su nombre, y relata lo ocurrido en dicha epoca.
    saludos desde Córdoba, España

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  15. Felicidades por el Blog,Teneis que leer el libro de ADIOS EUROPA de GERD HONSIK lo podeis comprar en la libreria Europa de Barcelona, es un GENOCIDIO actual vale mucho la pena.
    Saludos a todos

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  16. Es un comentario muy bueno.

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  17. Leo en los comentarios una mezcla muy perniciosa entre hechos ocurridos y opiniones basadas en ideología o creencias personales.
    Todo esto está muy bien documentado en el libro: "CONTINENTE SALVAJE, Europa después de la Segunda Guerra Mundial", de Keith Lowe. Historiador que se basa en documentos de archivos y documentos y libros descubiertos por otros historiadores. En efecto hubo expulsión de alemanes, al igual que de otros muchos grupos minoritarios de otros países europeos, otra cosa es que hay comentarios indignos sobre supuesta gente que solo tiene un hijo, que han estudiado letras o que se lo han dado todo hecho. Que gran comentario estúpido para denotar falta de estudios adecuados de quien los pronuncia.

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