En ocasiones la actualidad nos enfrenta a situaciones que deberían hacernos reflexionar. Todos hemos podido ver las terribles inundaciones sufridas en Australia. Las imágenes trasmitidas por todas las cadenas de televisión eran realmente impresionantes, la superficie inundada superaba en extensión a Francia y Alemania juntas. Sin duda un desastre de proporciones bíblicas, con daños difícilmente cuantificables pero que ascenderán a cifras astronómicas.
No obstante no es la dimensión de lo ocurrido lo que me ha hecho reflexionar. Lo que realmente me ha hecho reflexionar, y creo que debería hacernos reflexionar a todos, es lo ocurrido cuando las aguas han empezado a retroceder.
No, no han comenzado los saqueos a los que nos tienen acostumbrados en otros puntos del globo como en Brasil, donde tras las últimas inundaciones casi simultáneas a las de Australia el pillaje, el saqueo y la violencia se apoderaron del desolado paisaje dejado por las inundaciones. O en Haití, donde la policía y las tropas internacionales tuvieron que aplicarse a fondo para controlar los saqueos y crímenes de todo tipo que se estaban produciendo, y a día de hoy siguen produciéndose.
En Australia la imagen ha sido bien distinta, un auténtico ejército de voluntarios que algunas fuentes cifran en 150.000 personas armadas con cubos, palas y cepillos, se han lanzado a limpiar calles, casas y comercios para reparar los efectos devastadores de las inundaciones. Llegaban de todos los puntos, en autobús, en coche, o como podían, para limpiar casas que no eran las suyas, calles que no son las calles en las que viven, comercios que no eran sus comercios...
La respuesta fácil y rápida es pensar que la diferencia estriba en la pobreza o riqueza de los lugares donde han ocurrido las catástrofes, pero cuando contemplamos las noticias posteriores al paso del huracán Katrina por la ciudad de Nueva Orleans, una gran urbe del país más rico del mundo, la teoría de que la diferencia de comportamiento estriba en la pobreza del país se desmorona.
En referencia a Nueva Orleans podíamos leer noticias como ésta:
"Los saqueos también se hicieron frecuentes, hasta tal punto que las autoridades decidieron militarizar la ciudad. El miércoles, las operaciones de rescate fueron suspendidas después de que se oyeran disparos desde el Superdomo, que al parecer iban dirigidos a los helicópteros. El Pentágono enviará 45.000 efectivos de la Guardia Nacional, cuya misión será el reparto de la ayuda y el mantenimiento del orden. Por ahora, 300 soldados, provenientes de Iraq, han ingresado en la ciudad armados con fusiles M-16 con la orden de "tirar a matar" a los posibles saqueadores."
Por otra parte no sólo hay ejemplos de que tras una catástrofe los saqueos y las oleadas de crímenes pueden surgir en países ricos, es que además hay innumerables noticias en nuestras hemerotecas acerca de catástrofes en países asiáticos donde podemos comprobar cómo normalmente, a pesar de su pobreza, no padecen estas olas de violencia que empeoran el drama vivido.
Parece pues que el nivel de riqueza puede influir en la reacción de la población, pero no es ni mucho menos el factor determinante.
Esto es lo que me ha animado a reflexionar, creo que es importante averiguar el por qué de reacciones diametralmente opuestas.
Cómo es posible que veamos a decenas de miles de australianos, la mayoría de ellos con una vida acomodada y que nunca han empuñado una pala, acudir en masa a retirar el barro y a reparar los destrozos, cuando la riqueza e infraestructuras de su país podría invitarles a pensar bueno yo ya pago muchos impuestos y para solventar estas emergencias ya vendrán los servicios de limpieza, protección civil y el ejercito a resolver la situación.
Y sin embargo en Haití esta imagen de decenas de miles de haitianos acudiendo en masa a retirar escombros etc. no se ha producido, cuando habría sido más lógico teniendo en cuenta que no creo que dejaran de hacerlo confiando en un despliegue de medios sin precedentes por parte de sus autoridades. Y no, no estoy hablando de cirujanos, arquitectos y personal cualificado, para eso está claro que necesitan de ayuda internacional. Hablo de miles de ciudadanos con palas, carretillas y cepillos retirando escombros y construyendo refugios algo más sólidos que un simple plástico.
¿A ustedes no les sorprende que un año y medio después siguen bajo los plásticos? No digo que se hagan un adosado ni nada parecido pero ¿en año y medio no han sido realmente capaces de hacer algo más sólido para resguardar a su familia? Yo no soy ningún manitas pero creo honestamente que en año y medio sería capaz de hacer algo más que poner un simple plástico para guarecer a mi familia y esperar sentado debajo a que la ayuda internacional me dé las llaves de un piso.
Estoy seguro de que en pocas semanas los australianos habrán borrado las señales más evidentes de la catástrofe. Tampoco tengo ninguna duda de que los haitianos tardarán años en conseguirlo y cuando lo consigan será a base de cooperantes internacionales. Lamento lo ocurrido a los haitianos y entiendo su necesidad de ayuda internacional pero... ver un poco de laboriosidad y esfuerzo por su parte sería de agradecer.
Pero al parecer los varones haitianos han preferido dedicarse a otras actividades.
En fin, centrémonos en los australianos, porque es lo verdaderamente interesante de esta historia, todo un ejemplo a seguir. Creo que los australianos han demostrado ser un pueblo, un autentico pueblo, y es que un pueblo no es algo abstracto, ni el patriotismo es una mera palabra grandilocuente y vacía de contenido.
Los australianos son un gran pueblo, un pueblo unido, y lo acontecido es fruto de esa unidad, de esa conciencia colectiva según la cual lo que les pasa a mis compatriotas no me resulta indiferente porque son mi gente. Vean este vídeo en el que ante la interpretación de una melodía tradicional australiana, Waltzing Matilda, el público tiene una conmovedora y emotiva reacción. Sin duda el alma de los australianos late al unísono y se enorgullecen de ello.
Me resulta imposible imaginare una situación similar entre los españoles. Siento que nos han robado algo, algo importante, valioso, irremplazable. Los nacionalismos locales, el quebranto de los valores antaño compartidos, la torre de Babel en que nos ha convertido la inmigración y los memos que se dicen ciudadanos del mundo, como si los patriotas viviéramos en Marte, han fraccionado la sociedad hasta el punto de convertimos en mera población, en un grupo de personas inconexas que habitan en un mismo territorio e indiferentes al destino de los que nos rodean.
Cuando llegan tiempos difíciles un pueblo, tu pueblo, es la mejor protección, un grupo humano capaz de auto protegerse y de reaccionar al unísono como un solo hombre, con un solo corazón por el bien de la comunidad. Pero cuando el pueblo deja de ser pueblo y se convierte en población se transforma en una jauría humana de la que hay que protegerse.
Por desgracia en España el individualismo de los neoliberales, el internacionalismo marxista, los nacionalismos periféricos y la multiculturalidad están extinguiéndonos como pueblo.
Si algo como lo ocurrido en Australia acaeciera en España ¿cómo reaccionaríamos nosotros? ¿Cómo pueblo o como población?
Como dijo Jaime Luciano Balmes: "¡Ay de los pueblos gobernados por un poder que ha de pensar en la conservación propia!".
No obstante no es la dimensión de lo ocurrido lo que me ha hecho reflexionar. Lo que realmente me ha hecho reflexionar, y creo que debería hacernos reflexionar a todos, es lo ocurrido cuando las aguas han empezado a retroceder.
No, no han comenzado los saqueos a los que nos tienen acostumbrados en otros puntos del globo como en Brasil, donde tras las últimas inundaciones casi simultáneas a las de Australia el pillaje, el saqueo y la violencia se apoderaron del desolado paisaje dejado por las inundaciones. O en Haití, donde la policía y las tropas internacionales tuvieron que aplicarse a fondo para controlar los saqueos y crímenes de todo tipo que se estaban produciendo, y a día de hoy siguen produciéndose.
En Australia la imagen ha sido bien distinta, un auténtico ejército de voluntarios que algunas fuentes cifran en 150.000 personas armadas con cubos, palas y cepillos, se han lanzado a limpiar calles, casas y comercios para reparar los efectos devastadores de las inundaciones. Llegaban de todos los puntos, en autobús, en coche, o como podían, para limpiar casas que no eran las suyas, calles que no son las calles en las que viven, comercios que no eran sus comercios...
La respuesta fácil y rápida es pensar que la diferencia estriba en la pobreza o riqueza de los lugares donde han ocurrido las catástrofes, pero cuando contemplamos las noticias posteriores al paso del huracán Katrina por la ciudad de Nueva Orleans, una gran urbe del país más rico del mundo, la teoría de que la diferencia de comportamiento estriba en la pobreza del país se desmorona.
En referencia a Nueva Orleans podíamos leer noticias como ésta:
"Los saqueos también se hicieron frecuentes, hasta tal punto que las autoridades decidieron militarizar la ciudad. El miércoles, las operaciones de rescate fueron suspendidas después de que se oyeran disparos desde el Superdomo, que al parecer iban dirigidos a los helicópteros. El Pentágono enviará 45.000 efectivos de la Guardia Nacional, cuya misión será el reparto de la ayuda y el mantenimiento del orden. Por ahora, 300 soldados, provenientes de Iraq, han ingresado en la ciudad armados con fusiles M-16 con la orden de "tirar a matar" a los posibles saqueadores."
Por otra parte no sólo hay ejemplos de que tras una catástrofe los saqueos y las oleadas de crímenes pueden surgir en países ricos, es que además hay innumerables noticias en nuestras hemerotecas acerca de catástrofes en países asiáticos donde podemos comprobar cómo normalmente, a pesar de su pobreza, no padecen estas olas de violencia que empeoran el drama vivido.
Parece pues que el nivel de riqueza puede influir en la reacción de la población, pero no es ni mucho menos el factor determinante.
Esto es lo que me ha animado a reflexionar, creo que es importante averiguar el por qué de reacciones diametralmente opuestas.
Cómo es posible que veamos a decenas de miles de australianos, la mayoría de ellos con una vida acomodada y que nunca han empuñado una pala, acudir en masa a retirar el barro y a reparar los destrozos, cuando la riqueza e infraestructuras de su país podría invitarles a pensar bueno yo ya pago muchos impuestos y para solventar estas emergencias ya vendrán los servicios de limpieza, protección civil y el ejercito a resolver la situación.
Y sin embargo en Haití esta imagen de decenas de miles de haitianos acudiendo en masa a retirar escombros etc. no se ha producido, cuando habría sido más lógico teniendo en cuenta que no creo que dejaran de hacerlo confiando en un despliegue de medios sin precedentes por parte de sus autoridades. Y no, no estoy hablando de cirujanos, arquitectos y personal cualificado, para eso está claro que necesitan de ayuda internacional. Hablo de miles de ciudadanos con palas, carretillas y cepillos retirando escombros y construyendo refugios algo más sólidos que un simple plástico.
¿A ustedes no les sorprende que un año y medio después siguen bajo los plásticos? No digo que se hagan un adosado ni nada parecido pero ¿en año y medio no han sido realmente capaces de hacer algo más sólido para resguardar a su familia? Yo no soy ningún manitas pero creo honestamente que en año y medio sería capaz de hacer algo más que poner un simple plástico para guarecer a mi familia y esperar sentado debajo a que la ayuda internacional me dé las llaves de un piso.
Estoy seguro de que en pocas semanas los australianos habrán borrado las señales más evidentes de la catástrofe. Tampoco tengo ninguna duda de que los haitianos tardarán años en conseguirlo y cuando lo consigan será a base de cooperantes internacionales. Lamento lo ocurrido a los haitianos y entiendo su necesidad de ayuda internacional pero... ver un poco de laboriosidad y esfuerzo por su parte sería de agradecer.
Pero al parecer los varones haitianos han preferido dedicarse a otras actividades.
En fin, centrémonos en los australianos, porque es lo verdaderamente interesante de esta historia, todo un ejemplo a seguir. Creo que los australianos han demostrado ser un pueblo, un autentico pueblo, y es que un pueblo no es algo abstracto, ni el patriotismo es una mera palabra grandilocuente y vacía de contenido.
Los australianos son un gran pueblo, un pueblo unido, y lo acontecido es fruto de esa unidad, de esa conciencia colectiva según la cual lo que les pasa a mis compatriotas no me resulta indiferente porque son mi gente. Vean este vídeo en el que ante la interpretación de una melodía tradicional australiana, Waltzing Matilda, el público tiene una conmovedora y emotiva reacción. Sin duda el alma de los australianos late al unísono y se enorgullecen de ello.
Me resulta imposible imaginare una situación similar entre los españoles. Siento que nos han robado algo, algo importante, valioso, irremplazable. Los nacionalismos locales, el quebranto de los valores antaño compartidos, la torre de Babel en que nos ha convertido la inmigración y los memos que se dicen ciudadanos del mundo, como si los patriotas viviéramos en Marte, han fraccionado la sociedad hasta el punto de convertimos en mera población, en un grupo de personas inconexas que habitan en un mismo territorio e indiferentes al destino de los que nos rodean.
Cuando llegan tiempos difíciles un pueblo, tu pueblo, es la mejor protección, un grupo humano capaz de auto protegerse y de reaccionar al unísono como un solo hombre, con un solo corazón por el bien de la comunidad. Pero cuando el pueblo deja de ser pueblo y se convierte en población se transforma en una jauría humana de la que hay que protegerse.
Por desgracia en España el individualismo de los neoliberales, el internacionalismo marxista, los nacionalismos periféricos y la multiculturalidad están extinguiéndonos como pueblo.
Si algo como lo ocurrido en Australia acaeciera en España ¿cómo reaccionaríamos nosotros? ¿Cómo pueblo o como población?
Como dijo Jaime Luciano Balmes: "¡Ay de los pueblos gobernados por un poder que ha de pensar en la conservación propia!".
Hola Winston, tienes mucha razon en lo que expones.Yo creo que la base cultural (y genetica)de ciertos pueblos han condicionado su pasado, presente y futuro, y a la historia me remito(no niego que otras causas no hayan podido perjudicarles tambien).
ResponderEliminarEn cuanto a lo de España y los españoles...
Yo lo tengo asumido, si conoces nuestra historia(y estoy seguro que la conoces) te daras cuenta que España es uno de los pocos paises antiguos que poseen una poblacion tan cainita.
España solo ha tenido rumbo y prosperidad cuando se ha gobernado con mano firme.
¿Causas?
Gran parte de la sociedad lleva quinta esenciado el personaje del picaro, del paleto y del envidioso, ademas la guerra civil(con los rencores surgidos y aun presentes gracias a esos picaros sociatas) solo han hecho que fomentar aun mas la heterogeneidad de la sociedad española.
Soy patriota, quiero a España, a sus paisajes y a sus gentes, pero no creo en su sociedad, la historia se repite continuamente.
¿Sera por nuestra cultura o por herencia de crisol de pueblos?
No lo se...
A pesar de mis afirmaciones sobre la sociedad española, mis ideales seguiran firmes.
Hola A.J. Sin duda no te falta razón en todo lo que dices, pero este mismo pueblo también ha sido capaz de cosas como el dos de mayo, ese día sí fuimos un pueblo, hasta los presos, la hez de la sociedad, ese día estuvieron a la altura de las circunstancias cuando se les permitió salir de la cárcel para luchar en las calles bajo palabra de que regresarían terminado el combate.. ¡y regresaron!
ResponderEliminarSin duda somos el pueblo del zapaterismo, del engaño, de la corrupción y de muchas otras cosas.
Pero creo, o prefiero creer, que en algún rincón de nuestro corazón o de nuestra alma, seguramente adormecido por toda la basura que nos echan encima, aún subsiste el pueblo español del dos de mayo, de los tercios, de las Navas de Tolosa...
Me alegro de que tus ideas sigan firmes porque la única esperanza que tenemos es que hombres como tú reaviven esa llama que confío aún siga encendida en algún oscuro rincón del corazón de los españoles.
Un saludo
Tiene razon Winston. Los españoles han hecho a lo largo de la historia gestas increibles, tanto individual como colectivamente. Más que cualquier otra nación.
ResponderEliminarBien es cierto que también hemos tenido bastantes defectos como dice A.J.
Pero las gestas y virtudes han pesado mucho más que los defectos. Y eso molesta y mucho a los amos del cotarro. Por eso se han dedicado desde hace 2 siglos a destruir los valores y la unidad del pueblo español. Desgraciadamente lo han conseguido. Ganamos una batalla en 1939 pero perdimos la guerra 6 años despues. Mandan desde entonces en el mundo y han acabado con la civilización occidental
Estamos viviendo los ultimos años de España y de Europa. Nos esperan tiempos muy duros. Pero en fin... hay que tener esperanza, poner arriba los ojos, y que desde lo alto se nos de fuerza para afrontar el oscuro futuro que se avecina.