Geirr Tveitt, fue un compositor y pianista noruego nacido el 19 de octubre de 1908. Tveitt fue una de las figuras centrales en la vida cultural del movimiento nacionalista noruega durante la década de 1930.
Tveitt nació en Bergen, en la costa oeste de Noruega, donde trabajaban sus padres, pero cada verano la familia regresaba al la granja familiar en Kvam; de este modo Tveitt pudo disfrutar de la vida urbana compaginada con una existencia rural que le marcaría profundamente, pues durante los veranos de su infancia en Hardanger es donde entra en contacto con la rica música folklórica y las tradiciones de la zona, que serían la semilla de su creciente interés por la herencia cultural noruega más tradicional que caracterizaría su pensamiento y, desde luego, su obra como compositor.
Tveitt descubrió pronto que poseía talento musical y aprendió a tocar tanto el violín como el piano. Después de haber sido alentado por el compositor noruego Christian Sinding, decidió probar suerte en la composición musical. En 1928 abandona Noruega y se dirige a Alemania, al conservatorio de Leipzig, que había sido el principal centro de aprendizaje de la cultura musical europea durante mucho tiempo, siendo Bach, Haydn, Mendelssohn o Wagner algunos de los músicos ligados a esta institución. Este periodo fue sin duda un momento intenso para Tveitt. Estudió composición con Hermann Grabner y Wenninger Leopold, y piano con Otto Weinreich, haciendo progresos extraordinarios en ambos campos. Es posible que la lejanía de su tierra, a la que amaba profundamente, sirviera para avivar en el deseo de ahondar en las raíces tradicionales noruegas.
Un ejemplo de este nacionalismo noruego que día a día crecía en su interior, es su cambio de nombre pues Tveitt originalmente había sido bautizado Nils, pero a raíz de su creciente interés en la herencia noruega, pensó que su nombre no sonaba lo bastante noruego y lo cambió por Geir. Más tarde le agregó un “r” extra a su nombre y una “t” extra para Tveit, para indicar más claramente cómo deseaba que su nombre fuera pronunciado.
Compuso cientos de canciones e hizo multitud de arreglos de temas folklóricos, así como obras maestras mucho más ambiciosas, como el ballet “Draumar Baldurs” (Los sueños de Balder) Aunque la música de Tveitt no es atonal, la mayor parte de ella no se basa en las tonalidades mayores y menores, sino en las escalas modales familiares en las tradiciones de música popular de muchos países, entre ellos Noruega. Probablemente fue el primer compositor noruego en asimilar plenamente los principios que regían la música tradicional de su país, y adherirse a esos principios en sus propias obras.
En la década de los años 30 un gran éxito acompañó su carrera profesional, pero durante la segunda mitad de su vida, y a pesar de su pasado reconocimiento internacional, fue condenado al ostracismo, pues con el final de la guerra llegaron también los nuevos dogmas, las nuevas herejías, y por supuesto, los nuevos inquisidores. Cualquier cosa que se asemejara a nacionalismo fue desdeñado rápidamente por esos inquisidores de la posguerra, y por si su nacionalismo fuera poco, Tveitt había además formado parte del círculo Ragnarok, el cual influenciado por el filósofo Hans S. Jacobsen, rechazaba el judeocristianismo en favor del politeísmo pre-cristiano escandinavo, mientras que en el terreno político estaba a favor de una ideología pan-alemana que exalta el patrimonio de los pueblos germánicos. Las tesis principales del filósofo Hans S. Jacobsen se inspiraban en las teorías del teólogo alemán Wilhelm Jakob Hauer.
Por último se hicieron públicas algunas declaraciones que Tveitt realizó en su correspondencia privada, consideradas antisemitas y en las que se mostraba muy crítico con la intromisión de los judíos en el terreno cultural.
En Noruega, tal y como ocurrió en casi toda Europa, la izquierda en la política y los modernistas en el arte, vieron en la desnazificación una oportunidad de oro para acabar con los opositores ideológicos. Tveitt fue atacado por ambos grupos; el resultado fue devastador para su reputación, y contribuyó significativamente a convertirle en una persona non-grata en el panorama musical de la posguerra.
Afortunadamente, en los últimos años una nueva generación de académicos y músicos han empezado a acercarse a Tveitt y a su música. Gracias a esto la mayor parte de la música que queda de Geirr Tveitt está de nuevo disponible para el gran público. Resulta lamentable que hasta la década de 1990 el gobierno noruego no comenzara a prestar algún tipo de apoyo para el estudio y la conservación de la obra de Tveitt.
En aquellos días de la desnazificación y caza de brujas en los que Tveitt fue perseguido no tardaron en aparecer las dificultades económicas. Tveitt buscó refugio en la granja familiar en Kvam, pero aun le quedaba por sufrir otro duro golpe: en 1970, cuando la mayoría de sus obras se perdieron en el incendio de su granja, el otrora exitoso compositor se vio condenado al ostracismo, con serios problemas económicos y con tres cuartas partes de su obra perdida para siempre entre las llamas. La desesperanza entonces le llevó a desarrollar un problema con la bebida que le acompañaría hasta el final de su vida y ayudaría a que le resultaba cada vez más difícil de componer.
Geirr Tveitt falleció el 1 de febrero de 1981. Buena parte de su obra se perdió para siempre, pero no su memoria, que pervive en todos aquellos que seguimos admirándole.
Geirr Tveitt, Descanse en Paz.
Muy interesante, Winston. No conocía a este compositor. Quién sabe cuántos más artistas, autores, pensadores hay por descubrir y "olvidados" a propósito por motivos ideológicos, que al final se reducen a un único motivo: el empeño por falsificar nuestra auténtica cultura para pasar de contrabando la impostura de que "la cultura es de izquierdas".
ResponderEliminarGracias Max, me alegra que te haya parecido interesante. Lo cierto es que el número de artistas condenados al olvido es impresionante y no dejo de descubrir víctimas de estos inquisidores de la posguerra.
ResponderEliminarLa elevada cultura europea, grata a todos los sentidos, también al oído. Me parece estupendo esta reivindicación que haces, Winston, rescatando a genios de nuestra patria europea. En un país como el nuestro donde las personas prefieren regueton o danza del vientre, esto se agradece muchísimo.
ResponderEliminarHasta pronto.
Gracias Winston, excelente.
ResponderEliminarSalu2.
Excelente Winston e impresionante serie la de "condenados al ostracismo".
ResponderEliminarMuchas gracias y salu2.
Con tristeza he leído el texto sobre Geirr Tveitt. Hay un mundo oculto debajo o encima de este mundo miserable. Descorrer el velo y mostrarlo es hermanarse con los dioses y cumplir un maravilloso destino; seguramente más difícil que la vida del común de los mortales, pero cada acción encaminada a ese objetivo, queda registrada en la eternidad. Un abrazo querido amigo.
ResponderEliminarHe leído con un dejo de tristeza el artículo sobre Geirr Tveitt. Hay un mundo superior a este mundo miserable en que vivimos. Descorrer el velo y mostrarlo es cumplir un glorioso destino. Para hacerlo se necesita una fina percepción y sensibilidad. Sin duda ellos, los perseguidos, eran los mejores. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Juan Pablo, como siempre es una alegría leerte. Poco a poco seguiremos descorriendo ese velo entre todos. Puede que escasee el tiempo pero no el valor ni las ganas. Como dijo Shakespeare, tengo causa, voluntad, fuerza y medios para hacerlo.
ResponderEliminarHaber encontrado amistades como la tuya en este camino ya es premio suficiente y anima a seguirlo hasta el final, termine donde termine.
Un fuerte abrazo.
He estado escuchando la obra de este hombre. Y es magnífica. Muchas gracias Winston por darme a conocer a tal genio.
ResponderEliminarHasta pronto.