jueves, 2 de diciembre de 2010

Los cuentos de Calleja


En toda época, y me atrevería a decir que en todas las civilizaciones, ha existido un gran interés por trasmitir a los más jóvenes los principios y valores morales que la sociedad consideraba positivos, siendo ésta una forma evidente de intentar garantizar la supervivencia en el tiempo de dicha sociedad y de los principios que la sustentaban.

Por descontado que en el aprendizaje el ámbito académico juega un papel fundamental en ese intento de que los nuevos vástagos absorban los principios morales, filosóficos y políticos imperantes en la sociedad en la que han nacido, pero cuando se trata de niños, el trasmitir esas enseñanzas dentro de sus actividades lúdicas suele dar mejores resultados.

De esta forma podemos ver cómo todos los pueblos han tenido en su tradición oral desde tiempos remotos cuentos que eran repetidos generación tras generación. Con esos cuentos, los pequeños que escuchaban sentados junto al fuego y con los ojos abiertos como platos absorbían las enseñanzas y principios que estos cuentos trasmitían.

Lógicamente con el paso del tiempo lo que empezó siendo una tradición oral se trasformó en tradición literaria. Esto supuso un cambio en el soporte, pero la finalidad y el método seguían siendo idénticos: la literatura infantil y juvenil es la heredera directa de las narraciones frente al fuego de épocas pasadas con las que de la forma más entretenida posible se formaba a los jóvenes.

En España es justo reconocer la labor que en este terreno tubo el editor don Saturnino Calleja Fernández, que con su colección de cuentos económicos, al alcance de todos los bolsillos infantiles dio lugar a la expresión "¡Tienes más cuento que Calleja!". En estos cuentos los elementos folclóricos eran tratados con ciertos tonos instructivos y ejemplificadores, además de resaltar en ellos las notas de un curioso casticismo hispánico que los hacía prácticamente inconfundibles.

Los cuentos de Calleja fueron la lectura de todos los niños que vivieron en las primeras décadas del siglo XX. Eran cuentos con letra pequeña, con algunas ilustraciones en blanco y negro y con un contenido divertido; su lectura era amena, rápida. Gracias a Calleja, los niños españoles conocieron a Hans Christian Andersen, a los hermanos Grimm, Los viajes de Gulliver, Las mil y una noches y toda una serie de versiones de autores españoles.

Los tiempos que vivimos no son tan distintos como podría parecer. Ha habido algún cambio en el soporte utilizado; de la misma forma que pasamos de la tradición oral a la escrita, hace ya algunas décadas que se empezó a usar el cine, luego llego la televisión y por último (de momento) los videojuegos. Pero la finalidad sigue siendo exactamente la misma: inculcar hasta su completa absorción principios y valores a los jóvenes de la forma más entretenida e inadvertida posible.

Pero aunque la técnica no ha cambiado (sólo la tecnología) hay algo que sí lo ha hecho, y es que durante siglos los cuentos inculcaban valores considerados universales con la finalidad de hacerlos perdurar en el tiempo, pero los nuevos cuentos no están siendo usados para conseguir que perduren esos principios en los que durante décadas se ha sustentado la sociedad sino ¡para derribarlos!

En algunos casos el sentido adoctrinador de estas creaciones es tan burdo como en el famoso cómic "Alí Babá y los cuarenta maricones". Por si a alguien le quedan dudas de que al menos la izquierda es muy, muy consciente de la utilidad de los cuentos en el adoctrinamiento político, les dejo a continuación un extracto de un artículo titulado “Cómo los niños aprenden marxismo” escrito por Joseph Hodara que dice así:

“Dos investigadores norteamericanos – Julia Mickenberg y Philip Nel – acaban de publicar una investigación que detalla de qué manera en la temprana infancia adquirimos conceptos normativos en favor de la justicia social, una suerte de marxismo prematuro y seminal que ellos procuran examinar con múltiples casos.

Se apoyan, por ejemplo, en los cuentos infantiles que los niños leen, o que padres dedicados les leen antes de que ellos naufragan en el sueño. La mayoría de ellos culminan en contenidos o paradojas, que inducen a respetar al Otro y a su propiedad, compartir juegos y placeres, hacer de la limpieza un culto, odiar a los “hombres malos “ que explotan, y abstenerse en general de vicios que adjudicamos a la cultura capitalista.”

Por desgracia normalmente los mensajes son más sutiles, lo suficientemente sutiles como para que los padres (al menos los padres neoliberales más preocupados por la marca de las zapatillas de sus retoños) no sean conscientes de que se está adoctrinando a sus hijos, si no se dan cuenta no es tanto por la estupidez de los padres como por su dejadez: cada día es más frecuente ver cómo la televisión y los dvds hacen de niñeras en nuestros hogares. Se les sienta frente al televisor, se les pone un video y así no dan guerra.

Les ponemos películas como “Avatar” o lo que es lo mismo Pocahontas en clave de ciencia ficción, que es una metáfora sobre la opresión sufrida por las poblaciones indígenas a manos del malévolo colonialismo occidental y de las conductas imperialistas de las principales potencias y por supuesto, de la actitud depredadora de las grandes corporaciones ¡Menos mal que alguien se ha tomado la molestia de explicar la verdad a nuestros hijos!

¡Qué pocas veces nos tomamos la molestia de ver estas películas! Y mucho menos de analizar qué valores están trasmitiéndoles. El cansancio la y escasez de tiempo son los principales responsables, pero indudablemente también existe un cierto desinterés y dejación de funciones.

Seguramente nunca antes ha existido una generación de padres tan preocupada por la buena alimentación de sus hijos como los actuales padres occidentales, de la misma forma que seguramente nunca antes ha existido una generación de padres menos preocupada por lo que leen o ven sus hijos, en definitiva, por lo que se les inculca.

En Occidente nos preocupa mucho más los que va a parar al estómago de los niños que lo que va a parar a sus cerebros... de esta forma podríamos estar criando la generación de estúpidos más sanos de la Historia sin ser conscientes de ello.

¡¡Si Calleja levantara la cabeza!!

7 comentarios:

  1. Mediante el feminismo corrompen a las mujeres porque saben que así les será más sencillo acabar con la familia. Pero esta gente no deja en el olvido a la infancia, a la que trata de adoctrinar (consiguiéndolo generalmente) y uno de los medios es este que comentas aquí.

    Hay varias cosas en la cita de "Cómo los niños aprenden marxismo" que demuestra el engaño en el que los marxistas están a la hora de considerarse a sí mismos y la hipertrofia de legitimidad que acusan y/o el rostro que tienen.

    hacer de la limpieza un culto

    Precisamente el marxista no se caracteriza por hacer de la limpieza un culto, sino más bien por todo lo contrario.

    abstenerse en general de vicios que adjudicamos a la cultura capitalista

    Hay que tener bastante caradura o inconsciencia para decir esto cuando sabemos que frente a la opinión común, marxismo y capitalismo no son opuestos sino complementarios en el proceso de tipo hegeliano de tesis (capitalismo), antítesis (marxismo) y síntesis (globalización internacionalista y gobierno mundial), con el que están destrozando al mundo etnocentrado para sustituirlo por otro cosmopolita.

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  2. Winston, te adelanto algunas películas con mucha propaganda que hay que evitar a toda costa, además de las que comentas, y de las que publicaré comentarios:

    Shrek
    Los fruitis
    Antz

    Son muy venenosas.

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  3. Excelente blog e intereante artículo. Tengo dos hijas pequeñas y es difícil evitar un sentimiento de impotencia cuando me doy cuenta de que la propaganda dirigida a los niños es capilar y omnipresente: toda la producción Disney reciente (digamos los últimos trinta años) apesta, así como en general las películas infantiles que se fabrican hoy como las citadas más arriba. Sin necesidad de llegar a Educación para la Ciudadanía, los libros de texto y muy especialmente las canciones que aprenden en el colegio están llenos de mensajes más o menos explícitos. ¿Para qué seguir?.

    Personalmente considero insoluble el problema de ejercitar el oficio de padre, transmitir unos valores y una concepción del mundo más sanos, cuando por todas partes los niños reciben una tal avalancha de basura, y vivimos en un entorno tan hostil.

    Lo máximo que cabe hacer a mi juicio es limitar en lo posible la cantidad de basura que llega a nuestros hijos e intentar transmitirles algo para que sean capaces por lo menos de elegir, para que sepan que existen otras maneras de ver el mundo y evitar que la propaganda les cierre totalmente sus horizontes. Entonces dependerá de ellos, pero el resultado será siempre incierto. Pensar lo contrario es una ilusión.

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  4. Hola qbit. Ciertamente es muy interesante diseccionar las películas que están siendo creadas para nuestros hijos. Con no demasiado esfuerzo, cuando las observamos con ojo crítico en seguida descubrimos su intención de adoctrinar de forma tan burda y poco disimulada que la primera pregunta que a uno le surge es ¿cómo no me había dado cuenta antes?.

    Por último diré que una de las principales factorías de material de adoctrinamiento ideológico sin duda es Disney, si su creador Walt Disney levantara la cabeza no daría crédito, pues él intentó defender en sus producciones valores como la familia, el patriotismo, el amor a la naturaleza, etc. usando para ello cuentos tradicionales europeos en muchas ocasiones y fue la única persona de Hollywood que recibió a Leni Riefensthal cuando fue a visitar la meca del cine.

    Tras la muerte de Walt Disney, a través de una maniobra financiera de grandes dimensiones, la compañía pasó a ser controlada por Michael Eisner, conocido sionista, lo que explicaría la actual política de este gigante del ocio familiar.

    Esto lo descubrí no hace mucho leyendo el muy recomendable libro "El diccionario de los malditos" del señor Joaquín Bochaca.

    Un saludo.

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    1. Winston,

      Lamento decirle que Joaquín Bochaca, en su libro "EL DICCIONARIO DE LOS MALDITOS", se equivocó enormemente al referirse a Walter "Walt" Elias Disney. Aquí le dejo las pruebas y, le pido que las lea y mire sin prejuzgar:

      http://forocatolico.wordpress.com/2012/02/27/el-legado-cabalista-de-walter-elias-disney-parte-i/

      VERITAS VINCIT

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  5. Hola Oso Solitario, bienvenido al blog, me alegro que te parezca interesante.

    Como podrás ver, en la respuesta que doy a qbit estoy absolutamente de acuerdo en particuloar con lo que dices de Disney, y en general con toda tu exposición.

    Entiendo tus dificultades para educar a tus dos hijas pues estoy en una situación parecida. Lo único que se puede hacer cuando el abastecimiento público de agua está contaminado es consumir agua embotellada.

    Intentaré explicarme. En mi casa intento reducir el número de horas que se ve la televisión y participo activamente en la elección de los programas que se ven, y cada vez más recurro a películas en dvd escogidas por mi.

    Sin duda esto es insuficiente si tenemos en cuenta la presión mediática a la que se somete a nuestros hijos. Como muy bien dices, lo más que se puede hacer es intentar limitar la cantidad de basura que llega a nuestros hijos y esperar con los dedos cruzados ese futuro incierto.

    Un saludo.

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  6. La infancia es una época muy importante de la vida. Sospecho que determina el rumbo ideológico posterior según la influencia que se reciba en esa época. Así que es importante inculcar a los hijos valores sanos y patrióticos lo más pronto posible.

    El artículo que traduje y tengo en mi blog, "National Vanguard - Who Rules America? (en español)", explica el proceso de conquista judaico de Disney y demás medios de comunicación.

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