Continuando con la serie de artículos con la que me proponía traer a este blog aquellos libros que fuera leyendo y me parecieran recomendables, hoy les presento una obra de Giles Macdonogh titulada "Después del Reich".
Buscar la total ecuanimidad en un historiador seguramente es una quimera, pues inevitablemente todos nos encontramos marcados en mayor o menor medida por nuestra educación, nuestras experiencias personales y sin duda, por nuestras opiniones políticas y sociales.
Pero en ocasiones podemos encontrar la honradez. Este es el caso de Giles Macdonogh que ha tenido el valor de escribir sobre un periodo de tiempo poco conocido por el gran público, la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, un periodo que casi todos los libros y casi todos los documentales olvidan. Imagino que resultará mucho más cómodo finalizar este capítulo de la Historia con la caída de Berlín y poco más.
Pero hubo más, mucho más. El final de la guerra dio paso a algunas de las mayores atrocidades que ha conocido Occidente, fue una posguerra cruel y vengativa en la que los vencedores, como auténticos señores de la guerra, se repartieron el mundo y causaron el sufrimiento y la muerte de millones de personas con la más absoluta impunidad.
Giles Macdonogh no es un autor revisionista, ni mucho menos, no cuestiona cifras ni acontecimientos de la historiografía oficial, pero es un autor que haciendo un alarde de honradez describe con profusión de detalles y testimonios uno de los capítulos más vergonzosos de la historia.
Una obra bien documentada, con multitud de referencias bibliográficas que sin duda se convertirá en una obra de referencia para aquellos que quieran conocer los crímenes y abusos cometidos durante la posguerra.
Buscar la total ecuanimidad en un historiador seguramente es una quimera, pues inevitablemente todos nos encontramos marcados en mayor o menor medida por nuestra educación, nuestras experiencias personales y sin duda, por nuestras opiniones políticas y sociales.
Pero en ocasiones podemos encontrar la honradez. Este es el caso de Giles Macdonogh que ha tenido el valor de escribir sobre un periodo de tiempo poco conocido por el gran público, la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, un periodo que casi todos los libros y casi todos los documentales olvidan. Imagino que resultará mucho más cómodo finalizar este capítulo de la Historia con la caída de Berlín y poco más.
Pero hubo más, mucho más. El final de la guerra dio paso a algunas de las mayores atrocidades que ha conocido Occidente, fue una posguerra cruel y vengativa en la que los vencedores, como auténticos señores de la guerra, se repartieron el mundo y causaron el sufrimiento y la muerte de millones de personas con la más absoluta impunidad.
Giles Macdonogh no es un autor revisionista, ni mucho menos, no cuestiona cifras ni acontecimientos de la historiografía oficial, pero es un autor que haciendo un alarde de honradez describe con profusión de detalles y testimonios uno de los capítulos más vergonzosos de la historia.
Una obra bien documentada, con multitud de referencias bibliográficas que sin duda se convertirá en una obra de referencia para aquellos que quieran conocer los crímenes y abusos cometidos durante la posguerra.
Una persona de 86 años que todavía vive me dijo hace poco que se está demostrando que tanto el comunismo como el capitalismo en su vertiente liberal eran y son sistemas contrarios a la naturaleza del hombre, naturaleza animal, por supuesto; que necesita un hábitat (Territorio) y sentirse protegido y comprometido con su familia (Nación), sin menoscabo de la colaboración o respeto y ser respetado con otros grupos humanos.
ResponderEliminarCuriosamente, el comunismo que combatió el III Reich se demostró que era un caos y fracaso, y el capitalismo liberal ya vemos lo que nos trae: paro, desempleo, degradación, mundialismo, globalización etc.,
Independientemente de los abusos y crueldades en todas las guerras y todos los bandos, protagonizados siempre por personas individuales; la verdad o conclusión es que los supuestos malos no eran tan malos y los supuestos buenos, tampoco son tan buenos.
Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado.
ResponderEliminarGeorge Orwell.