miércoles, 3 de febrero de 2010

La Rochelle, el "dandy" del fascismo.


El Dr. Lawrence Britt, que gusta de autodefinirse como politólogo, escribió un artículo acerca del fascismo para la revista “Free Inquiry” en el que daba catorce puntos que, a su juicio, son las características que identifican al fascismo. En la numero once aparece “Desprecio por los intelectuales y las artes”.

Seguramente el señor Lawrence Britt desconoce que una buena parte de los intelectuales y de los artistas más destacados de la Europa de primera mitad del siglo XX (de algunos ya he hablado en este blog) se identificaron con el fascismo, aunque tampoco descartaría la posibilidad de que sabiéndolo prefiriera ignorarlo, porque esto le facilita enormemente dar del fascismo una imagen que, si bien no es real, se ajusta mucho mejor a sus intenciones y a lo políticamente correcto.

Para las democracias occidentales siempre ha sido problemático explicar tanta genialidad “equivocada”, y como descalificarlos desde un punto de vista artístico o intelectual era una misión imposible se optó por condenarles al ostracismo, ocultándolos para el gran público. Esta tarea ha sido llevada a cabo con tal eficacia, que alguien como el señor Lawrence Britt (es solo un ejemplo, hay muchos más) podría perfectamente negar la existencia de este elevadísimo número de intelectuales y artistas de primer orden en el transcurso de una conferencia en cualquier universidad del mundo, sin que una afirmación tan descabellada provocara la carcajada que se merece entre su auditorio.

Por eso hoy me gustaría hablarte de otro de esos grandes artistas que no gozan del reconocimiento y la popularidad que sin duda su obra merece. Hoy me gustaría hablarte brevemente de Pierre Drieu la Rochelle.

Pierre Drieu la Rochelle fue uno de los mejores escritores franceses del siglo XX. Nació el 3 de enero de 1893 en el seno de una familia pequeño burguesa del distrito 17 de Paris. De aquellos primeros años escribió “Yo era débil, profundamente débil. Hijo de pequeños burgueses atemorizados, pusilánimes. En mi infancia soñaba con una vida sosegada, confinada. He tenido siempre miedo de todo”.

Siempre mostró un profundo desprecio por la burguesía: “Hay una inmensa burguesía que lo absorbe todo y que engulle a los aristócratas, los campesinos, los obreros: la burguesía, instrumento de la democracia, ese inmenso pantano pútrido fuera del cual ya no se encuentra nada”, le disgustan su discurso hipócrita, las absurdas luchas entre partidos que no llevan a ningún sitio, la corrupción generalizada y la ineficacia de la democracia y del socialismo parlamentario.

Cuando estalla la guerra de 1914 sirve en la Infantería y es herido en tres ocasiones; su experiencia en el frente lo marcará para siempre y determinará su obra posterior, tal como les ocurriría a muchos intelectuales de su época como Celine o Jünger.

En 1922 publica “Medida de Francia”, un libro profético en donde anuncia la desaparición de su país como gran potencia y, al mismo tiempo, denuncia el aterrador declive de la natalidad en Francia. Entrevé que el futuro pertenece a las naciones más pobladas (Estados Unidos, Rusia, India, China) mientras que Francia solo puede aspirar a desempeñar un papel de relevancia internacional si se integra a una gran federación europea, a la cual La Rochelle considera posible sólo si se impone la igualdad entre los pueblos, sin exclusiones ni hegemonías. Sobre Europa profetiza y denuncia: “Europa se federará, o se devorará o será devorada (...) Ya no hay más que categorías económicas, sin distinciones espirituales, sin diferencias en las costumbres (...) Ya no hay más que «modernos», gentes en los negocios, gentes con beneficio o con salario, que solo piensan en eso y que no discuten más que de eso. Todos carecen de pasiones, son presa de los vicios correspondientes (…). Se pasean satisfechos por el universo de baratija en que se ha convertido el mundo moderno, donde muy pronto no penetrará ningún brillo espiritual”.

En 1933 visitó Argentina, donde dio conferencias en el aristocrático Jockey Club, conoció a Jorge Luis Borges (otro escritor contradictorio y torturado) y se convirtió en uno de los primeros críticos en reconocer su talento. En agosto de ese año publicó un elogioso comentario sobre la erudición del escritor argentino, que entonces tenía 33 años, en la revista “Megáfono”, en el que declara “Borges vale el viaje”.

Pero el encuentro con Borges no fue el que más le marcaría de su viaje a Argentina, pues allí conoció a una de sus amantes, Victoria Ocampo, directora durante cuarenta años de la revista cultural “Sur” y embajadora virtual e intelectual de la Argentina. Por su residencia, Villa Ocampo, pasaron los intelectuales y artistas más importantes que visitaron Argentina, desde Rabindranath Tagore a Igor Stravinsky.

De regreso a París se produce su ruptura con el reformismo. El detonante fueron las manifestaciones del 6 de febrero del 34, en las que las ligas patrióticas y el Partido Comunista salieron a la calle en protesta contra los escándalos gubernamentales, especialmente por el famoso escándalo Stavisky. Tras los distubios escribió: “Comunistas, patriotas, no es lo mismo... Y, sin embargo, estaban muy cerca los unos de los otros. En determinado momento, a eso de las diez del martes, en la calle Royale, la multitud que se precipitaba hacia la plaza de la Concordia para sufrir la gran descarga de las once cantaba lo mismo la Marsellesa que la Internacional. Me habría gustado que aquel momento durara siempre (…) Ahora me juntaré con cualquiera que eche este régimen al suelo, con cualquiera, con cualquier condición”.

Después de los disturbios del 6 de febrero, colaboró con la revista “La Lutte des Jeunes” y se reinventa a sí mismo como fascista. Escribió su libro titulado “Socialismo fascista", que en opinión de Paul Nizan es "el libro más brutal y clarividente sobre el nacimiento ideológico del fascismo". En él escribió “Hace falta un tercer partido que siendo social sepa también ser nacional, y que siendo nacional sepa también ser social y ese tercer partido no debe predicar la concordia, debe imponerla. No debe yuxtaponer elementos tomados de la derecha y de la izquierda, sino imponerlas a éstas que se fusionen en su seno”.

En 1935 asiste, como parte de una delegación de intelectuales franceses invitado al Congreso del Partido Nacional-Socialista. Drieu escribirá a su amiga Beloukia desde Nüremberg: "Lo que he visto sobrepasa todo que esperaba. Es maravilloso y terrible. Me parece cada vez más cierto que de una manera o de otra el futuro no permanecerá tranquilo. En todo caso, es imposible que Francia continúe viviendo inmóvil junto a una Europa igual... El desfile de las tropas de élite todo en negro fue grandioso. No había visto cosa igual en cuanto a emoción artística desde los ballets rusos. Todo este pueblo está ebrio de música y de danza". Luego, en carta a otro amigo en idéntica época, podemos leer: "Hay una especie de voluptuosidad viril que flota por todas partes y que no es sexual sino muy embriagadora".

En Junio de 1936, Jacques Doriot, alcalde de Saint Denis y antiguo diputado comunista, funda el Partido Popular Francés. La Rochelle se convierte en miembro del Comité Central y escribirá más de cien artículos en su periódico “L'Émancipation Nationale”. No obstante, con el tiempo, su militancia se debilita. Su personalidad no es la de un hombre de partido. Cuestiona demasiado, interroga demasiado, duda demasiado. En 1939 abandona el PPF y logra la primera edición, muy recortada por la censura, de su obra más importante: “Gilles”. Pero, aun así, el libro es un éxito. Volverá a ser editado, esta vez sin mutilaciones, en 1942.

Hacia el otoño de 1941, sus esperanzas respecto de los alemanes se están enfriando. Los ve cada vez más nacionalistas y cada vez menos socialistas. De hecho, Berlín está ocupada en un juego mucho más peligroso que el de hacer reformas políticas: desde el 22 de Junio el Tercer Reich está comprometido en una guerra con Rusia. En ese momento, en 1941, los alemanes todavía creen que pueden ganarla.

La Rochelle regresa a las filas del Partido Popular Francés. En 1942 se reencuentra en París con Malraux y acepta ser el padrino del segundo hijo de éste. En 1943 publica “Crónica Política” y “El Hombre a Caballo”. El 8 de Mayo aparece su primer artículo en “La Révoluction Nationale” que dirige Lucien Combelle. Los restantes 34 artículos le traerán serios problemas con los alemanes.

En Mayo de 1944 termina “Los Perros de Paja” que es su balance de la colaboración con los alemanes. El 12 de Agosto, después de escribir su “Carta a un Amigo Gaullista” intenta suicidarse. Gabriela, su ama de llaves, le salva la vida en el último momento, aunque él insiste tratando de cortarse las venas estando todavía en su cama en el hospital. Recuperado a medias, termina “Relato Secreto”, que editará póstumamente su hermano Jean en 1951. Allí expresa: "No soy un patriota común, un nacionalista cerrado. No soy más que un francés, un europeo."

“Siempre he hablado libremente a los alemanes con dureza. Les expliqué que no habían comprendido en absoluto la revolución socialista europea que habría podido justificar y transfigurar sus agresiones y sus conquistas”.

La verdad es que los alemanes se acordaron tarde de Europa. En el caso específico de Francia, la Legión de Voluntarios Franceses que combatió junto a las tropas alemanas se formó el 8 de Julio de 1941, cuando los alemanes ya estaban en guerra contra Rusia. Tardaron tres años más en formar la Brigada SS Carlomagno y en febrero de 1945 ésta se convirtió en División. Es cierto que hacia el final de la guerra aproximadamente el 60% de las SS estaba constituido por europeos no alemanes. Pero la idea de hacer de la Segunda Guerra Mundial una guerra por Europa llegó demasiado tarde.

Después de sus intentos de suicidio La Rochelle permanece escondido durante un tiempo en París, para mudarse primero a Orgeval, luego a Chartrettes, en pleno campo francés, donde halla cierto reposo y comienza a escribir su última novela, “Memorias de Dirk Raspe”, inspirada en la vida de Vincent Van Gogh. En marzo de 1945 regresará a la ciudad, al mismo apartamento de la calle Saint Ferdinand en el que había intentado quitarse la vida por primera vez.

Mientras tanto, ha seguido atentamente la creación de una famosa lista de "escritores indeseables" para quienes los vencedores exigían la prisión o la pena de muerte: Paul Morand, Louis-Ferdinand Céline, Charles Maurras… Céline ha huido de Francia, Georges Suarez es condenado a la pena capital, al igual que Robert Brasillach tras un polémico y mediatizado juicio. Otros están presos. Personas como André Malraux y Drieu La Rochelle supieron ser amigos hasta el final, a pesar de las diferencias y a pesar de los desencuentros. Otros sólo pensaron en venganzas y revanchas.

El 15 de marzo de 1945, al enterarse por los diarios que se había emitido una orden de captura en su contra, Drieu La Rochelle se traga el contenido de tres tubos de somníferos y deja abierta la llave de gas de la cocina. Sobre la mesa encuentran una nota dirigida a su ama de llaves: “Gabriela, esta vez déjeme dormir”.

Pierre Drieu la Rochelle. París 3 de enero de 1893 - París 15 marzo de 1945. Descanse en paz

“No se es víctima cuando se es héroe”

Pierre Drieu la Rochelle

No hay comentarios:

Publicar un comentario