Hoy me gustaría darles a conocer una de esas historias de la Historia que casi nadie conoce, uno de esos desagradables episodios que se esconde al gran público y sobre el que Hollywood nunca hará una película. Uno de esos acontecimientos que nadie incluye en los libros de texto de nuestros estudiantes, porque hoy les traigo un artículo publicado por la doctora Kirsten Lylloff que nos narra la muerte de diez mil civiles inocentes. Siete mil de ellos eran niños.
Nadie juzgará a los responsables de Cruz Roja, ni a las autoridades sanitarias de Dinamarca, ni a los gobernantes bajo cuya responsabilidad se administraron estos campos mal llamados “de refugiados” puesto que no ofrecieron refugio sino sufrimiento y muerte a sus ocupantes. Nadie perseguirá a sus nonagenarios centinelas. Nadie recordará el nombre, ni la historia, ni la muerte de estos miles de niños. No, para ellos no se encargará a un escritor la biografía novelada de su muerte como se ha hecho con Ana Frank y ninguna fundación llevará sus nombres. Eso es lo malo que tiene ser una víctima de “los buenos”.
La doctora Lylloff escribió un libro narrando estos hechos. Lamentablemente creo que no se encuentra traducido al español. Su título "Niños o enemigos"
Siete mil niños anónimos murieron en los campos para "refugiados" de Dinamarca entre 1945 y 1949. Su único crimen fue ser alemanes y ningún monumento recuerda su sufrimiento ni los llantos desesperados y desgarradores de sus madres cuando exhalaban el ultimo aliento aún en sus brazos. Ningún acto oficial les rendirá homenaje.
Vaya desde aquí mi humilde recuerdo para todos y cada uno de ellos y quede esta entrada en mi blog como un humilde homenaje.
Descansen en paz.
Un nuevo estudio sobre la muerte de mas de 10.000 refugiados alemanes en Dinamarca durante los últimos meses de la guerra e incluso después, ha sorprendido a los ciudadanos de este país escandinavo.
El descubrimiento que los refugiados muertos entre 1945 y 1949 incluían a más de 7.000 bebés y niños pequeños, a los que se negó la adecuada alimentación y asistencia médica, ha sido calificada por el periódico de Copenhague "Politiken" como "sorprendente e inhumano".
Igualmente malo, dice el periódico, es la "represión de los sentimientos" en el asunto de los refugiados. Hasta la fecha, para los daneses, era algo de común conocimiento y también un motivo de orgullo el que entre 200.000 y 250.000 personas, que huían del avance soviético, fueran recibidas en su país y tratadas correctamente.
La doctora Kirsten Lylloff ha estudiado más de cerca este mito. El estudio de la historia es su hobby, y siempre le había resultado curiosa la gran cantidad de tumbas de niños y bebés alemanes que había en el cementerio de su ciudad, Aalborg. Dedicó seis meses a reunir información y consiguió que se le permitiera el acceso a archivos muy relevantes.
Para esta historiadora amateur fue una auténtica sorpresa encontrarse con estadísticas e informes oficiales que jamás habían sido mencionados por la historiografía oficial de su país hasta esa fecha. Y eso a pesar del hecho de que el periodo de la ocupación alemana, desde Abril de 1940 hasta Mayo de 1945, es el periodo histórico de ese país estudiado con mas profundidad.
Al principio, los refugiados (el 85% de los cuales, eran mujeres y niños) fueron instalados en escuelas y casas de acogida, hasta que en 1945 se construyeron 142 campos para alojarlos. A los civiles daneses les estaba "estrictamente prohibido" cualquier contacto con los refugiados alemanes.
La investigación de la doctora Lylloff ha demostrado que sólo en 1945, 13.492 refugiados alemanes fallecieron en los campos daneses. Más de 7.000 eran niños por debajo de los 5 años de edad; la mayoría murieron por malnutrición, deshidratación y enfermedades perfectamente curables como infecciones estomacales e intestinales o la escarlatina. Hasta el año 1949 los servicios sanitarios daneses, así como la Cruz Roja, negaron cualquier asistencia medica a los refugiados.
"¿Cómo puede alguien considerar enemigos a niños y bebes?" Kirsten Lylloff hace mención a lo que fue un argumento común por toda Europa al final de la guerra, los alemanes eran el enemigo independientemente de su edad. Jörgen Poulsen, el actual director de la Cruz Roja danesa ha dicho sobre el estudio: "Me ha dolido leerlo. Espero que ahora seamos algo mejores". La Asociación Medica de Copenhague, la cual también negó su ayuda a los refugiados en aquellos negros días, ha dicho: "No se puede justificar, no importa lo buenas que sean las excusas".
Torben Pedersen, portavoz de la Asociación Médica Danesa, ha dicho que los historiadores tampoco deben sacar conclusiones precipitadas sobre lo ocurrido con los refugiados. Ha dicho que los cinco años de ocupación alemana y las noticias que llegaban sobre los campos de concentración, crearon el ambiente político ideal para que se dieran ese tipo de actitudes hacia los refugiados.
Sin embargo, y de acuerdo con los descubrimientos de la doctora Lylloff, hay también una consideración pragmática en la implacable actitud del gobierno danés hacia los refugiados alemanes: "La Asociación Médica declaró oficialmente que ayudar a los refugiados, empeoraría las relaciones con los aliados".De hecho, al final de la guerra, al gobierno danés le resultó bastante complicado convencer a los aliados de que ellos no habían colaborado con el Tercer Reich. En lugar de iniciar una resistencia armada, como sucedió en otros países ocupados, el gobierno de Copenhague se rindió sin lucha a los ejércitos alemanes y convirtió a su país en uno de los principales proveedores de alimentos para la Wehrmacht. A cambio, Dinamarca, fue tratada con "mucha suavidad" por los ocupantes y se libró de toda participación directa en la guerra.
Nadie juzgará a los responsables de Cruz Roja, ni a las autoridades sanitarias de Dinamarca, ni a los gobernantes bajo cuya responsabilidad se administraron estos campos mal llamados “de refugiados” puesto que no ofrecieron refugio sino sufrimiento y muerte a sus ocupantes. Nadie perseguirá a sus nonagenarios centinelas. Nadie recordará el nombre, ni la historia, ni la muerte de estos miles de niños. No, para ellos no se encargará a un escritor la biografía novelada de su muerte como se ha hecho con Ana Frank y ninguna fundación llevará sus nombres. Eso es lo malo que tiene ser una víctima de “los buenos”.
La doctora Lylloff escribió un libro narrando estos hechos. Lamentablemente creo que no se encuentra traducido al español. Su título "Niños o enemigos"
Siete mil niños anónimos murieron en los campos para "refugiados" de Dinamarca entre 1945 y 1949. Su único crimen fue ser alemanes y ningún monumento recuerda su sufrimiento ni los llantos desesperados y desgarradores de sus madres cuando exhalaban el ultimo aliento aún en sus brazos. Ningún acto oficial les rendirá homenaje.
Vaya desde aquí mi humilde recuerdo para todos y cada uno de ellos y quede esta entrada en mi blog como un humilde homenaje.
Descansen en paz.
Esto es la manipulacion de la historia pura y dura, cada vez me creo menos la historia oficial.
ResponderEliminarMenos mal que esta este blog y otros parecidos, porque sino solo sabriamos la historia que nos venden los judios, si literalmente los judios , que no paran de meternos sus desgracias por los morros y parece que solo sufren ellos.
Gracias winstom y asegir asi.