La burguesía española se parece trágicamente a los pasajeros de primera clase del Titanic, el barco se hunde y los trabajadores que viajamos en tercera clase ya nos estamos ahogando en un océano de corrupción e ineficacia mientras que las riadas de inmigrantes no cesan de entrar por las grietas del barco que llamamos España. Pero mientras la orquesta siga sonando para amenizares la velada el drama no parece ir con ellos.
No se dan cuenta ni les importan los padecimientos de los trabajadores. Atrincherados en sus barrios exclusivos que van camino de convertirse en auténticos guetos para españoles de clase media, se sienten a salvo en su apartheid económico.
Sus hijos no conviven con la inmigración que nos imponen, no compiten con inmigrantes por un puesto de trabajo en un mercado laboral arrasado y con sueldos a la baja. Su tiempo de ocio en clubes privados de precios prohibitivos transcurre lejos de ellos. Hasta tal punto llega su burbuja que en los restaurantes más exclusivos de ciudades como Madrid los dueños de los mismos se esfuerzan en contratar camareros españoles aunque en la cocina, donde su presencia no perturbe la cena de nuestros burgueses, todos los empleados sean inmigrantes.
Pero nos dan lecciones ¡¡ya lo creo!! Si protestas por la inmigración se escandalizan y te llaman racista... ¡ja! Ellos que no escuchan los lamentos de sus compatriotas que viven en su misma ciudad ¡hay que ver lo sensibles que son al sufrimiento en otros continentes! Ellos te hablan de las virtudes de la integración pero que pretenden que sólo sean tus hijos los que se integren en el colegio con inmigrantes, y es que integrar en las escuelas es maravilloso siempre que no sea la escuela de sus hijos.
Pero ellos no son racistas como tú, la mejor prueba es que tienen inmigrantes trabajando en casa de servicio doméstico y esto... ¡¡lo dicen en serio!!.
En el fondo el discurso de la integración y la multiculturalidad no es más que la última forma de desprecio de clase. Nuestras quejas y protestas desde las bodegas del barco sólo les parecen intolerancia y racismo porque la cosa no esta tan mal, al fin y al cabo la orquesta sigue tocando, la fiesta aún no ha terminado y de momento sus pequeños problemas cercanos e inmediatos les preocupan mucho más ¡¡a su whisky le falta hielo!!.
Buenas noches burgueses, nos vemos en el fondo del océano cuando la orquesta deje de sonar.
No se dan cuenta ni les importan los padecimientos de los trabajadores. Atrincherados en sus barrios exclusivos que van camino de convertirse en auténticos guetos para españoles de clase media, se sienten a salvo en su apartheid económico.
Sus hijos no conviven con la inmigración que nos imponen, no compiten con inmigrantes por un puesto de trabajo en un mercado laboral arrasado y con sueldos a la baja. Su tiempo de ocio en clubes privados de precios prohibitivos transcurre lejos de ellos. Hasta tal punto llega su burbuja que en los restaurantes más exclusivos de ciudades como Madrid los dueños de los mismos se esfuerzan en contratar camareros españoles aunque en la cocina, donde su presencia no perturbe la cena de nuestros burgueses, todos los empleados sean inmigrantes.
Pero nos dan lecciones ¡¡ya lo creo!! Si protestas por la inmigración se escandalizan y te llaman racista... ¡ja! Ellos que no escuchan los lamentos de sus compatriotas que viven en su misma ciudad ¡hay que ver lo sensibles que son al sufrimiento en otros continentes! Ellos te hablan de las virtudes de la integración pero que pretenden que sólo sean tus hijos los que se integren en el colegio con inmigrantes, y es que integrar en las escuelas es maravilloso siempre que no sea la escuela de sus hijos.
Pero ellos no son racistas como tú, la mejor prueba es que tienen inmigrantes trabajando en casa de servicio doméstico y esto... ¡¡lo dicen en serio!!.
En el fondo el discurso de la integración y la multiculturalidad no es más que la última forma de desprecio de clase. Nuestras quejas y protestas desde las bodegas del barco sólo les parecen intolerancia y racismo porque la cosa no esta tan mal, al fin y al cabo la orquesta sigue tocando, la fiesta aún no ha terminado y de momento sus pequeños problemas cercanos e inmediatos les preocupan mucho más ¡¡a su whisky le falta hielo!!.
Buenas noches burgueses, nos vemos en el fondo del océano cuando la orquesta deje de sonar.
Enhorabuena por esta entrada, me encanta la visión que le das y la perfecta comparación con la escena de Titanic (soy el jóven de 16años que a menudo visita este blog) jeje.
ResponderEliminarCon respecto a lo que hablas sobre los inmigrantes, el otro día vi una noticia que me llamó la atención, decía que España no cumple ninguno de los requisitos de la UE para la educación, debido a la entrada masiva de inmigrantes, que traen ausencias escolares e incomprensión escrita (entre otras muchas cosas), y creo que ese es otro problema más de los que se nos acumulan, que aparte de aceptar a todos los inmigrantes, estos, son los menos cualificados y educados, por lo que no aportan nada más que delincuencia, drogas, bandas...etcétera.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/suizos/votan/favor/prohibir/minaretes/mezquitas/elpepiint/20091130elpepiint_7/Tes
ResponderEliminarPues parece que algunos están buscando la manera de tapar las grietas.
Hola de nuevo jóven amigo. Tienes toda la razón, la educación es uno de los principales problemas en España porque sin duda el sistema educativo es lo que pone las bases para el futuro de un país. El impacto de la inmigración en el sistema educativo no es nada despreciable. Saludos, me alegra verte de nuevo.
ResponderEliminarNo sólo en Suiza, en toda Europa empieza a haber movimientos contra la inmigración. Desde que el hombre es hombre la convivencia de dos pueblos distintos, con distintas culturas y religiones, en un mismo territorio ha desembocado en un conflicto. Hay personas que sueñan con que esto es posible, pero toda nuestra experiencia nos indica que no. Cada vez que la izquierda europea avanza un paso hacia la multiculturalidad es un paso que avanzamos hacia un abismo. Esto sólo son la primeras expresiones de un conflicto que, mucho me temo, está por llegar, aunque me gustaría equivocarme. Un saludo Fuego negro.
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