jueves, 5 de noviembre de 2009

El hundimiento del Wilhelm Gustloff

Si hiciéramos una encuesta preguntando cuál fue el mayor desastre naval de la historia, seguramente la respuesta mayoritaria sería el Titanic con sus 1.500 muertes. Pero lo cierto es que esta respuesta está lejos de ser la correcta.

¿Y tú? ¿Conoces el mayor desastre naval de la historia? Porque hoy me gustaría hablarte del Wilhelm Gustloff.

Fue construido por el Tercer Reich como un crucero de vacaciones, por la organización “Kraft durch Freude” (Fuerza por la Alegría), organización que se encargaba de proporcionar vacaciones de lujo a los trabajadores alemanes. Los mismos trabajadores que pocos años antes se abalanzaban en las calles de Berlín ante un caballo muerto en accidente de tráfico para conseguir un pedazo de carne, ahora disfrutaban de unas vacaciones que en el resto de Europa sólo la alta burguesía podía permitirse.

“Deseo que a cada trabajador se le conceda un periodo de vacaciones suficiente y que todo sea dispuesto de tal manera que su tiempo libre sea realmente de ocio. Deseo esto porque quiero un pueblo con determinación y nervios de acero, pues la única manera de hacer grande la política es teniendo un pueblo que mantiene los nervios.”

Adolf Hitler.


La Kraft durch Freude se convirtió rápidamente en el principal tour operador de viajes de Europa. En 1.939 cerca de 25.000.000 alemanes ya habían participado en alguno de sus viajes: ofrecía además programas asequibles de ocio como conciertos, visitas de un día, exposiciones etc.

Con el comienzo de la guerra el Wilhelm Gustloff fue trasformado en buque hospital y pintado enteramente de blanco con una franja verde que lo recorría de proa a popa, y cruces rojas en el casco y la cubierta.


Pero el 30 de enero de 1945 cuando a las 12:30 parte de puerto por última vez es mucho más que un barco hospital: es realmente la última esperanza para miles de civiles alemanes, fundamentalmente mujeres y niños que huyen presos del miedo y la desesperación del avance de las hordas del este.

Esa noche cuando Gustloff cruza las frías aguas del Mar Báltico los refugiados se apiñan en la cubierta y en el interior del barco. A pesar de navegar con las luces encendidas, sin escolta y con todas las señales oportunas para identificarle como un barco hospital, es torpedeado por el submarino S-13 al mando del comandante Alexander Marinesko.

El Gustloff transporta unas 10.000 personas, la mayor parte mujeres y niños. Esa misma noche tres mujeres daban a luz a bordo. Tras el ataque homicida 1.239 personas pudieron ser rescatadas, y cerca de 9.000 perdieron la vida, seis veces más que en el hundimiento del Titanic.

La primera versión aliada fue que aviones alemanes eran los que lo habían hundido, posteriormente intentaron destruir sin éxito los restos sumergidos del Gustloff para borrar las pruebas. Cuando las evidencias de la autoría se demostraron incontestables, la nueva versión oficial alegó que en la oscuridad de la noche el comandante del S-13 fue incapaz de reconocer el tipo de buque.

Pero esta versión también resulta difícil de creer, máxime si tenemos en cuenta que el mismo submarino, el S-13 bajo el mando del comandante Marinesku, diez días mas tarde, el 10 de febrero de 1945 hunde el barco “SS General von Steuben”, otro barco de pasajeros de lujo reconvertido en barco hospital: en él viajaban mas de 5.000 heridos y refugiados. La mayor parte de ellos, unas 4.500 personas, fallecieron en el hundimiento.

Cabría pensar que el comandante Alexander Marinesko era un psicópata que actuaba por su cuenta, pero esto es difícilmente defendible porque no se trató de dos hechos aislados: otros barcos, también civiles, fueron torpedeados y hundidos cargados de refugiados, como el “MS Goya”, buque hospital hundido el 16 de abril de 1945 por el submarino L-3 al mando del capitán Vladimir Konowalow, dejando más de 6.000 muertos.

Lo cierto es que la caza indiscriminada de civiles alemanes se había abierto también en el mar. De Alemania oriental y Polonia fueron evacuadas más de dos millones de civiles, la mayor evacuación naval de la historia, y para ello se utilizaron todo tipo de embarcaciones, desde grandes navíos como el Gustloff a pequeños veleros. Los aliados se cebaron en estos barcos. No he encontrado cifras fiables del número de embarcaciones hundidas pero sin duda hablamos de varias decenas. El destino de los alemanes que no pudieron ser evacuados fue trágico...

Cerca de 30.000 alemanes, la mayor parte de ellos civiles, perdieron la vida en estos hundimientos indiscriminados. Nadie fue juzgado por ello.

Descansen en paz.


3 comentarios:

  1. "La hazaña del Bremen"
    Os dejo este Link sobre el periplo de este lujoso Transatlantico que tuvo muy mala suerte debido a los tiempos.
    Salu2.

    http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/vdomestica/bremen.html

    Si de paso daís una vuelta por este sitio, hay un apartado muy interesante acerca del hundimiento por parte Aliada de barcos de prisioneros en el Pacífico, autenticas matanzas sabidas y consentidas.

    ResponderEliminar
  2. Hará unos años asistí a una conferencia que daba Günter Grass en el instituto Goethe de mi ciudad. La velada se preveía interesante como cualquiera por el estilo en la que aprovechas para ver y escuchar a una personalidad del mundo cultural en directo.
    No obstante, regresé a casa con el estómago revuelto y de mal humor.
    Entre otras cosas nos presentaba su próxima novela, que estaba a punto de publicarse. Según nos contó, relataba el viaje desesperado de un barco abarrotado de pasajeros -en su mayoría niños- que huían de Alemania por el Báltico y del desenlace que describes en tu artículo con detalle.

    El señor Grass se recreó morbosamente con sus explicaciones truculentas acerca de la muerte del pasaje. Hay que decir que de antemano nos describió meticulosamente la inocencia y desesperación de esas mujeres y niños, de esa buena gente que huía de un país en llamas.
    En un alarde de sadismo fuera de lugar y de un tremendo mal gusto obsequió a los presentes con la lectura de unos fragmentos -elegidos por él- en los que describía cómo los niños, al lanzarse al agua con los aros salvavidas, zozobraban y de resultas del peso de sus cabecillas, quedaban con la cabeza bajo el agua, ahogándose. Su morbosa descripción se teñía de tintes pornográficos al describir un paisaje plagado de salvavidas salpicado de una multitud de piernecitas hacia arriba, sin ningún superviviente... etc, etc.

    La velada fue larga y con diversas particularidades (y barbaridades) que, creo, son para explicar. A medida que escribo esto y viendo que tengo cuerda para rato, se me está ocurriendo que será mejor dejarlo aquí y que lo desarrolle como una entrada en mi blog, donde podré explayarme mejor.
    Me pongo manos a la obra, me acabo de documentar un poco y.. ya lo verás publicado. A ver cómo me sale. De verdad que a ese Grass le cogí manía y eso que fui con una actitud totalmente neutral y positiva. Voy a por él.

    ResponderEliminar
  3. Me hubiera gustado asistir a esa conferencia. Animo con el artículo, estoy deseando leerlo. Un saludo

    ResponderEliminar